Erase que se era, en aquellos tiempos en los que nadie habia sido tan feliz como las renitas de Ranilandia.

Vivían libres en sus lagunas azules, cuando...en mala hora, se les antojó pedir al dios Júpiter que les enviase un rey.

Sonrió benévolamente el padre de los dioses al oir tal pretensión, y les lanzó una viga para satisfacer su petición.

Oyendo las ranas el estruendo  del madero al caer sobre las aguas, huyeron asus tadas. Pero una de ellas, curisa por conocer alagran rey, sacó la cabeza poco a poco y al vr a la viga llamó a las demás, que se acercaron de inmediato.

Subieron todas al madro, lo ensuciaron y gritando a voz en cuello pidiron otro rey, ya que aquel les resultaba inútil.

Júpiterescuchó su protestas y les envió una cigüeña, la cual comenzó a devorarlas una tras otra.

Quejándose amargamente a Júpiter las angustiadas ranas supervivientes, suplicándole las librase de aquel tirano

Sufrid las consecuencias de vuestra inoportuna súplica, les contrestó Júpiter, y ya que con tanto afán pedisteis rey, el recián enviado reinará entre vosotras.

Por todo lo aqui contado, vemos que dios a cada pueblo ofrece el gobierno que merece... aunque ahora...pero eso es ya otra historia.