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La unidad de las hormiguitas

Y un día la hormiguita Juana se cansó, tiro por el aire la pala y dijo en voz alta

    —No trabajo más, me canse, años y años con la misma rutina, al final somos esclavos, parece que estamos en la época de los egipcios, esclavos y trabajando de sol a sol.

Y un capataz al ver semejante berrinche, que atentaba contra la comunidad trabajadora, le dice…

    —Ey hormiguita, los egipcios tenían esclavos que usaban a su favor, nosotros trabajamos para nosotros mismos, no somos esclavos de nadie.

    — ¿También hablas? Pensé que solo sabias contar, todo el tiempo te la pasas diciendo un… dos... un… dos…— dijo Juana apoyada en una roca

    —Deja de hacer chiquilinadas y ponte a trabajar, no eres buen ejemplo para tus compañeros— ordeno el capataz

    —Ya dije que no voy a trabajar más, si quieres díselo a la reina, ya que mi decisión está tomada— afirmo la hormiguita frunciendo las cejas.

El capataz se sentía desorientado, ya que era la primera vez que le hacían este tipo de escena, y no quería decírselo a la reina, tenía que resolver el mismo la situación, para eso fue nombrado el capataz del grupo.

    —Mira Juana, si no trabajas serás expulsada o hasta quizás matada por la propia reina, hagamos algo, a partir de ahora puedes tomarte más tiempo para descansar, y Luego vuelves al trabajo
Al oír esas palabras todo el grupo de hormigas tiraron las palas por el aire también. Y semejante ruido llegó a oídos de la reina. Que abandonó sus aposentos para ir al lugar de los hechos

    — ¿Qué está pasando?— preguntó, mientras miraba al capataz de muy mala manera

    —Nada su majestad, es que... Las obreras quieren que se les conceda un poco más de descanso, eso es todo— dijo con la voz entrecortada el capataz.

La reina, que era famosa por su mal carácter, llamó a los guardias, detuvo al capataz y ordenó que diera un paso al frente la hormiga sindicalista para ser ejecutada como ejemplo.

Grande fue su sorpresa al ver que las miles de hormigas dieron un paso al frente

    —Su majestad, no puede ejecutar a todo su pueblo— dijo el capataz dejando escapar una leve sonrisa

Y entonces la reina resignada dijo…

    —Bien, otórguele el descanso que reclaman entonces

Y todas las hormigas alzaron en andas a Juana y gritaban de contentas.

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