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Categoría: Ciencia Ficción

La trampa

- "Buck Rogers 4, preparado para el lanzamiento", anunció una suave voz de mujer a través de megafonia.

La AET (Agencia Espacial Terrestre) bullía de actividad, era la cuarta misión con destino a la mítica Alfa Centauro. En la plataforma de lanzamiento una esfera plateada reposaba entre dos brazos mecánicos que le suministraban combustible y los últimos datos. El cielo despejado mostraba un suave color azul moteado por un gran sol rojo en el horizonte, un sol que anunciaba a la humanidad que sus horas de vida en aquel planeta estaban contadas.

Se trataba de la misión final, la que demostraría si era factible el transporte de personas con el sistema CERO. Básicamente se trataba de plegar el espacio- tiempo, haciendo que dos puntos del espacio se superpusieran y un objeto atravesara la singularidad hacia un destino remoto, cosa que hizo el Buck Rogers 3 con total éxito.

- "T menos 30 segundos, sistemas de lanzamiento activados, todos los equipos en verde.", informó el astronauta Nad Hashim.

El vehículo esférico albergaba otra pequeña esfera en su interior; aquella que albergaba a su desnudo ocupante sumergido en Aquagel, imprescindible para compensar los bruscos cambios de aceleración. El ocupante sólo estaba unido con exterior por su implante celebral, un pequeño gran ordenador miles de veces más potente que su propia mente, otra de las maravillas de la tecnología de la humanidad.

- "T menos 12 segundos... 11... 10...".

Los brazos soltaron a su brillante presa, la cual permaneció ingrávida y estática sobre la plataforma de lanzamiento. En su interior la maquinaria ejercía su labor preparándose para pasar de 0 a 100 Km/hora en sólo un segundo.

- "5... 4... 3... 2... 1... 0".

Un sonido similar a una explosión sacudió la base de Sahara, mientras una pequeña esfera brillante se alzó al cielo sin dejar huella tras de sí. La impulsión antigravítica explusaba a su poseedor más allá de la órbita terrestre en sólo unos segundos, a una aceleración que sin la protección del Aquagel haría que su ocupante se convirtiera en un amasijo de carne. En sólo unos minutos el vehículo se situó a millones de Kilómetros de su partida.

- "Me acerco a la distancia de seguridad, fuera del plano de la elíptica. 30 segundos para la singularidad.", comentó Nad mientras su nave realizó un suave arco en dirección a Alfa Centauro.

30 segundos y la nave desapareció en un brillante resplandor.

La esfera apareció en otro lugar, surgiendo de la nada, permaneciendo estática respecto al resto del universo. En su interior un ser humano descubrió en su mente, conectada electrónicamente a sensores que le hacían ver con mayor claridad que sus propio ojos, un universo totalmente distinto al que había observado un segundo antes.

Alrededor suyo el universo se había transformado en un azul celeste, claro por arriba y negruzco por abajo.

¿Arriba? ¿Abajo?

Algo no andaba bien, en el espacio esas sensaciones no existían, sólo en la superficie de un planeta...

Automáticamente puso en marcha todos los sensores de proximidad de su nave y descubrió la razón: estaba rodeado de un líquido parecido al agua, pero con componentes muy corrosivos, lo que no le hiba a sentar nada bien a su nave.

Conectó los impulsores de antigravedad e intentó ascender, pero la nave permaneció en su lugar. Progresivamente elevó la potencia aplicada hasta que finalmente comenzó a ascender lentamente, como si lo que le rodeara no quisiera que s emoviera. Los minutos pasaron con lentitud, mientras los daños ocasionados en el casco de la esfera ascendían por momentos como consecuencia de la rápida corrosión.

No hubo emergido cuando el ordenador de abordo le indicó que el casco de la nave estaba dañado en un 43%, nada conocido por el hombre podía deshacer así la aleación del casco de su nave. Pero no fué la primera sorpresa: en el cielo dos soles gemelos daban luz al enorme y vasto océano que formaba la superfície de la que acababa de emerger.

Rápidamente comenzó a ascender hasta tener el planeta a una distancia suficiente como para observarlo en su plenitud... fué entonces cuando descubrió que no estaba en Alfa centauro ni que aquello era un planeta, era un enorme prisma azul de superficie líquida.

Centró todos los sensores de la nave en examinar lo que tenía ante él y tras unos segundos obtuvo los datos:

Número de caras: 4
Superfice por cara: 3333333 Km cuadrados
Número de capas: 3
Composición: - Atmósfera: Oxígeno puro - Superficie: Agua pura - Núcleo: desconocido

No cabía duda, no podía tener origen natural, era totalmente imposible una configuración tan perfecta. Incluso la atmósfera que rodeaba al objeto estaba mal, al menos debería haber una ligera capa de vapor de agua... entonces el ordenador le comunicó nuevos datos:

Detectados nuevos objetos en órbita alrededor del binomio solar

Número total de objetos: 333 Todos los objetos son iguales al primero

En su mente se formó un plano tridimensional del sistema, el cual estudió detenidamente. Todos los objetos en conjunto formaban una pirámide, una gigantesca figura de proporciones astronómicas.

El ordenador fué mostrándole otros datos y uno de ellos le atrajo la atención. Las líneas de gravedad que se formaban dentro de la configuración formaban una perfecta malla, sólo alterada por el generado por su nave, pero eso no alteraba el resto de la estructura.

Estaba al descubierto dentro de una enorme tela de araña...

Condujo a la nave fuera de aquel sistema, deseaba salir de allí antes de hacer un análisis en profundidad de lo que había sucedido. Lentamente, con respecto al tamaño de aquello, fué viajando camino del exterior mientras observaba y analizaba las gigantescas estructuras que se movían alrededor de los dos soles.

Cinco horas más tarde su nave se negó a avanzar, era como si los objetos le atrajeran para que no se moviera de allí. La atracción fué en aumento hasta que poco a poco la nave fué cediendo y empezó a viajar rumbo a uno de los prismas, como un pescador que recoge su captura.

Todo intento de cambiar la situación fué vana, estaba atrapado y sería engullido en una de las superficies de los prismas, pero decidió que aquél no sería su final. Conectó el sistema de navegación e intentaría regresar sin tomar una distancia de seguridad. Si la puerta dimensional provocaba una perturbación en aquél lugar debido a la proximidad no le importaba, mejor.

Los generadores aumentaron su potencia acumulada mientras una cuenta atrás resonaba en el interior del viajero, y tras una luz cetelleante regresó a las cercanias del sistema solar. Un profundo alivio le inundó la mente, más sólo duraría un par de segundos.

Tras él la puerta seguía abierta.

Un buen sistema para ir a la caza de nuevos sistemas de planetas...
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