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La liebre

~~En el tiempo en ql niño Jesús vivía entre los hombres la Tierra empezaba a morirse; los fuertes robles ya no podían aguantar las tormentas y los delicados juncos se tambaleaban hasta romperse. Las flores apenas abrían sus capullos para mirar al sol. Hombres y mujeres vagaban por la tierra con el corazón muy triste y la mirada sin esperanza. tweet

Sólo el niño Jesús sabía que la Tierra no iba a morir, porque él había venido para traer la vida y la esperanza. Entonces llamó a los animales y les dijo:
 -Uno de vosotros será mi mensajero y viajará por todo el mundo diciendo a cuantos se encuentre: la Tierra volverá a la vida, pues ha venido el niño Jesús.

Entonces todos los animales se apresuraron"Ilustración para cuentos cortos de una liebre con un huevo amarillo" a decirle:
 -¡Mándame a mí, mándame a mí!
 El niño Jesús vio que la elección iba a ser muy difícil y dijo:
 -Aquél que pueda dar la vuelta a la Tierra y volver más rápido que ninguno, será mi mensajero elegido.
El ciervo salvaje pensó:
 -Yo tengo los pies más ligeros que nadie, ganaré la carrera.
 Y se fue dando saltos a través de las colinas, pero al llegar a las tierras altas y rocosas no pudo resistir la tentación de jugar entre las rocas. Y estaba tan contento jugando que se olvidó de ql tiempo pasaba.

El salmón se dijo:
 -Puedo nadar por el agua y flotar en la corri, iré mucho más rápido que las pesadas bestias.
 Pero cuando vio los rayos de sol brillando en el agua, pensó qran moscas de oro. Todo el día estuvo tratando de cazar a los brillantes insectos y así estuvo hasta el anochecer.

El halcón dijo exultante:
 -Soy el más rápido de toda la Tierra.
 Y salió disparado como una flecha hacia el cielo azul. Pero de rep sus ojos vieron un pequeño ratón campestre entre los maizales. Derecho como el plomo descendió y olvidó su viaje en la alegría de la persecución.

Sólo la liebre se mantuvo firme en su camino, sin ir a izquierda ni a derecha, mirando siempre hacia adelante. Rápida emprendió su carrera, y justo cuando el sol empezaba a ponerse acabó su vuelta a la Tierra. Así fue como la liebre flegida mensajera del niño Jesús.

Pero cuando el señor le dijo que llevara la buena nueva a todos los hombres, la liebre se sobresaltó:
–¿Cómo podré hacer que me crean?

Y entonces el niño Jesús le pidió al cuervo que le regalara uno de sus huevos:
 -Enséñales este huevo -dijo nuestro Señor-, y diles; así como la yema dorada brilla en el huevo, así el niño que vino del cielo trajo la luz del sol a la Tierra, y la Tierra no morirá, sino que vivirá de nuevo.

Y entonces la liebre emprendió su camino con alegría.

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