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La leyenda de Drangser

Había llegado aquel día, Recnosfille había tenido ya su primera y única hija, pues las mujeres Dragnos del mundo de Drangser solo podían tener en su vida un único hijo o hija, en este caso era niña y se llamó Maitfil.
Drangser, era un mundo en el que los habitantes tenían costumbres muy raras y una forma de vida diferente a la nuestra, solían comer carne más que otra cosa, apenas bebían agua, les encantaban pelearse entre ellos para saber quien era el más fuerte sobre todo los jóvenes y eran tremendamente listos, aunque una cosa faltaba en su inteligencia: el amor. Ellos no eran capaces de sentir verdadero amor por una persona, ese era el gran misterio que querían descubrir.
Los Dragnos eran una especie de humano pero que tenía la capacidad de desarrollar poderes, podían dominar cinco tipos de magia: los la eléctrica, la del viento, la del agua, la de tierra, el fuego y la más poderosa el fuego blanco de Maurtri. También podían convertirse en dragones legendarios, pero solo cuando estaban en peligro o cuando iban a pelear, los dragones blancos eran los que pertenecían a la realeza, pues en ese mundo gobernaban reyes. Los reyes se eligieron hace muchos años en combates de hombres nada más, Rurles, salió el ganador y este eligió a un mujer para ser su esposa y a partir de ahí sus descendientes eran los que iban sucediendo a sus padres cuando morían, hasta aquel año de 1735, todos los descendientes habían sido varones pero ese año la cosa cambió y una pequeña niña nació, hija de el rey Anrles y Recnosfille. Según las leyes solo un varón podía gobernar el mundo de los Dragnos, todos al saber que el elegido había salido niña enloquecieron, pero no todo estaba perdido porque si la niña demostraba que podía ser tan fuerte como un hombre podría reinar cuando su padre muriera, pero hasta eso tendrían que pasar bastantes años…
Pasaron siete años y Maitfil había crecido muy rápido, ya era capaz de transformarse en dragón, cuando estaba convertida era una dragona blanca con ojos de fuego, se le notaba en la mirada que no conocía el significado del amor porque su mirada era triste y solitaria, pues los únicos niños que había allí eran todos varones, pero eso iba a cambiar en cuanto le enviasen una prueba para poder reinar su mundo. La prueba la elegirían el mismo día en que la pequeña princesa cumpliese diez años, lo más seguro es que le diesen a elegir entre dos cosas: con ayuda de la poderosa magia de su padre cambiarle a varón, o la segunda opción que era la más peligrosa, conquistar un nuevo mundo sin nadie que la ayudase.
Y así fue, cuando llegó el día en que Maitfil cumplió los diez años le dieron a escoger entre las dos “pruebas” que se mencionaron antes. Era una decisión muy importante y la pobre chiquilla no sabía cual decidir, pero luego de varias horas esperando se levantó y dijo que prefería hacer la segunda opción aunque fuese más peligrosa. En cuanto terminó de declarar su elección, la madre se le echo en los brazos llorando pues esa era una prueba en la que se podía hasta morir.
Al día siguiente le dieron unas especies de reglas que debían respetar todos los habitantes:

1- Se le enviaría al planeta escogido por el consejo real.
2- En el planeta elegido estaría varios años para adaptarse y conocer su cultura.
3- No podría transformarse en dragona delante de nadie.
4- Cuando ella estuviese a punto de conquistar tendría que llamar a su planeta para que viniesen a comprobar la hazaña.
5- Si al cabo de los años dados no se conquistase el planeta, los reyes vendrían para llevarse a su hija, sacrificarla y terminar de conquistar el planeta matando a todos sus habitantes.


6- Si por alguna circunstancia los habitantes del planeta matasen a la niña, se olvidaría todo lo ocurrido y se quedarían sin heredero al trono.

Esas eran todas las normas que el consejo ofreció, Maitfil, no tuvo más remedio que aceptarlas, luego de haber consultado con los reyes decidieron enviarla al planeta Tierra. Partiría hacía el planeta elegido al día siguiente, totalmente sin compañía y sin ningún objeto o ser vivo de Drangser, excepto un comunicador que serviría para contactar con su planeta.
El día llegó y se despidió de su familia y pocos amigos que había echo allí. Se preparó para despegar convertida en dragón, en la punta del monte más alto desplegó sus tremendas alas blancas y saltó alto hasta traspasar el manto que cubría su mundo y se dirigió hacía aquel planeta extraño.



Esto es solo un fragmento, el resto tengo que acabarlo
Datos del Cuento
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1 comentarios. Página 1 de 1
Lester
invitado-Lester 30-01-2004 00:00:00

Si las mujeres pueden tener solo un hijo o hija, la especie se extingue....y si siempre fue así nunca pudo existir

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