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Categoría: Infantiles

La Guerra de los Ratones

recomendada para niños y niñas a partir de los 5 años.

La guerra de los ratones
Autor: José Luis García

(En un extremo del escenario vemos un grupo de árboles, callados, como verdaderos árboles).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
La historia de hoy nos cuenta la historia de porqué se llevan tan mal los gatos y los ratones.
PERRO.-
(En off).
-¡Guau!
PRESENTADOR.-
Y los perros con los gatos…
(Entra el Perro).
PERRO.-
Vaya, esto me interesa. -¿Puedo quedarme a escuchar?
PRESENTADOR.-
Es algo irregular, pero…
PERRO.-
Prometo que no me haré pis.
PRESENTADOR.-
Eso es un detalle.
PERRO.-
Cuenta, cuenta; que estoy impaciente.
PRESENTADOR.-
Esto, vale…
PERRO.-
-¡Guau!
PRESENTADOR.-
-¡Guau!… Digo, no… Quiero decir… Habían una vez tres ratones. Los tres compartían una porción de tierra tan grande como la palma de mi mano.
(Muestra su mano).
Durante el inverno, cayó sobre la tierra un puñado de nieve. Los ratones comenzaron a quitar la nieve y se encontraron un pedacito de tocino del tamaño de un guisante.
(Al Perro).
Escondámonos entre los árboles…
PERRO.-
Guau, esto me gusta.
PRESENTADOR.-
-¡Guau!
PERRO.-
Veo que me entiendes.
(Se esconden ambos entre los árboles).

(Entran los tres ratones. Uno de ellos es claramente más pequeño que los otros dos. El Mayor lleva el pedazo de tocino entre sus manos).
RATÓN GRANDE.-
Deberíamos guardar este trozo de tocino para cuando tengamos hambre.
RATÓN MEDIANO.-
Efectivamente, hay que ahorrar; nunca se sabe cuándo será difícil conseguir comida. Te propongo, juicioso hermano, que se lo demos a nuestro hermano pequeño para que lo guarde y aprenda el valor del ahorro.
GRANDE.-
Sabias palabras, hermano.
(Entra el Gato).
GATO.-
Hola coleguillas… Hoy estoy más cansado que nunca. Esta noche ha sido muy larga y me he cansado como jamás lo he estado.
GRANDE.-
Si uno está cansado, hay que descansar.
MEDIANO.-
Sabias palabras, hermano.
GATO.-
Por favor, no hagáis ruido, no me despertéis.
MEDIANO.-
Seremos tan silenciosos como ratones.
GRANDE.-
Sabias palabras, hermano.
GATO.-
-¿Eh?… Da igual, sólo quiero dormir.
(El Gato se hace un ovillo sobre si mismo y queda dormido al instante).
GRANDE.-
-¿De qué hablábamos?
MEDIANO.-
De darle el trozo de tocino a nuestro hermano pequeño para que lo guarde hasta que tengamos hambre.
(El Ratón Grande se acerca al pequeño y le tiende el trozo de tocino).
GRANDE.-
Aquí tienes, pequeño.
PEQUEÑO.-
(Que coge el trozo).
Gracias.
(Se lo come en un momento. Visto y no visto, había tocino, y ahora no lo hay).
-¡Riquísimo!
GRANDE.-
-¿Qué has hecho, pedazo de ratón?
MEDIANO.-
Lo he cogido, es pedazo de ratón, porque es tan pequeño que no parece un ratón entero… -¡Un momento! -¡El muy pedazo de ratón se ha comido el trozo de tocino!
PEQUEÑO.-
Es que tenía hambre. Y dijiste que lo guardara hasta que tuviera hambre. Y yo ya tenía hambre.
GRANDE.-
-¿Y te parece bonito?
PEQUEÑO.-
Bonito, no sé; pero estaba bueno que te cagas.
GRANDE.-
-¡Esto es una infamia!
MEDIANO.-
-¡Se ha comido el tocino y encima bromea!
GRANDE.-
-¡Merece un castigo! Necesitamos un juez, que dicte sentencia.
MEDIANO.-
Eso es, una sentencia dictada por un juez.
GRANDE
El señor Gato nos servirá.
(Grande y Mediano agarran cada uno por un brazo al Pequeño y lo llevan hasta el lugar en el que duerme el Gato).
MEDIANO.-
-¡Señor Gato!
GATO.-
(Sin moverse, dormido).
Eso, un gato; un gato soy…
GRANDE.-
Necesitamos su juicio. Somos tres hermanos.
GATO.-
(Sin moverse. Seguirá así hasta que se diga lo contrario).
-¡Oh, si!, un enorme pueblo.
MEDIANO.-
Compartimos un trozo de tierra tan grande como la palma de una mano.
GATO.-
Sois toda una nación; dejadme dormir…
GRANDE.-
Encontramos un pedazo de tocino del tamaño de un guisante.
GATO.-
Extraordinario festín…
MEDIANO.-
Se lo dimos a nuestro hermano pequeño para que lo guardara.
GATO.-
-¡Qué comilón!
MEDIANO.-
(Que trepa sobre el Gato dormido).
-¡Necesitamos un castigo!
GATO.-
Sólo quiero dormir…
MEDIANO.-
(Que salta sobre el Gato).
-¡Despierta Gato!, -¡necesitamos justicia!
(Mediano sigue con sus saltos sobre el durmiente hasta que éste se levanta de un salto).
GATO.-
Sois unos bichos horribles.
MEDIANO.-
(Que cae al suelo cuando se levanta el Gato. Sin embargo, Mediano se incorpora de un salto).
Necesitamos un castigo.
GATO.-
Claro que vais a tener vuestro castigo. Os voy a comer, igual que vuestro hermano pequeño se comió el tocino.
GRANDE.-
-¡Es injusto!
GATO.-
-¿No queréis justicia?, os condeno a los tres por pesados. Venid aquí, tocinos con patas.
LOS TRES RATONES.-
(Que corren sin concierto de un lado a otro).
-¡Socorro!, -¡la justicia nos trata como a tocinos!
GATO.-
Tocinos pesados, tocinos horribles, tocinos asquerosos…
(El Gato persigue a los tres ratones. Salen todos de escena).
(El Presentador y el Perro abandonan su escondrijo entre los árboles).
PERRO.-
-¡Ha comenzado la guerra!
PRESENTADOR.-
Aunque yo preferiría que firmasen la paz.
(Entran los tres ratones, que huyen del Gato; pasan junto al Presentador y al Perro y salen de escena).
PERRO.-
-¡Cómo corren estos ratones!
(Entra el Gato y en su persecución tropieza contra el Perro y lo tira al suelo).
GATO.-
-¡Quita de en medio, adoquín!
PERRO.-
Yo no tengo nada que ver con vuestra guerra.
GATO.-
Claro que no, tienes cara de no ver nada. Pero, -¿qué hago?, -¿hablo con una piedra con pelos?
PERRO.-
Sin pelos te voy a dejar, por insolente y apestoso.
GATO.-
Tu, -¿y cuántos tocinos como tu?
PERRO.-
-¡Guau!
GATO.-
Vaya, ese ruido no me gusta nada.
PERRO.-
-¡Guau!
GATO.-
Eso lo serás tu, -¡miau!
PERRO.-
-¿Me has llamado qué?, -¿miau?; ven aquí que voy a acabar contigo.
GATO.-
Creo que no voy a esperar a eso.
(Y entre “guaus” y “miaus” entran y salen de escena con sus persecuciones; sin olvidar a los tres ratones. Todo es un correr y un gritar sin fin).

PRESENTADOR.-
Y así, por un pequeño trozo de tocino inocente, comenzó la guerra entre ratones y gatos, entre perros y gatos. Una guerra que dura siglos y que se hereda de generación a generación.
(Gritos y carreras).
Todas las guerras son tan miserables como esta. Se lucha por un trozo de tierra, por un pedazo de comida, por creernos más importantes que nuestros vecinos.
(Gritos y carreras).
-¡Basta de luchas, insensatos!, -¿no veis que termina la obra?
(Gritos y carreras en las que atropellan al Presentador y lo tiran al suelo).
PRESENTADOR.-
(Que se levanta del suelo).
La guerra, como el rascar, es fácil de empezar; pero nunca sabe uno cuando acabará.
(Entran con sus carreras y vuelven a atropellar al Presentador).
PRESENTADOR.-
Y así termina esta historia, en la que no fueron felices, ni comieron perdices…
(Entran y atropellan al Presentador).
PRESENTADOR.-
(Que se levanta).
Bueno, me voy, otro día os contaré una historia de perdices felices que no tocan las narices.
(Sale).
(Persecuciones y carreras).

FIN

Datos del Cuento
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