Andorra tierra montañosa que atrae demasiado turismo, es también una cuna cultural donde nacen cientos de historias emocionantes.

Se cuenta que hace mucho tiempo, en Prats había siete compañeros, los amigos del grupo decidieron gastar una broma a uno de ellos. Era éste un tanto cobarde, le temía a todo, sabiendo esto sus compañeros le pidieron que fuera a comprar vino, dejándole también una advertencia, pues se aseguraba que por ese rumbo el Diablo se aparecía a los caminantes. Siguiendo con la broma le dieron una escopeta para que pudiera defenderse si es que el Señor de las Tinieblas se le cruzaba por enfrente.

Los autores de la broma habían modificado la escopeta, para que al apretar el gatillo no se produjera el disparo; y con la escopeta bien apretada entre sus manos temblorosas el joven fue hasta la taberna. Un poco tranquilo porque no se encontró con nada en el camino, al llegar dejó la escopeta apoyada en un rincón y pidió vino al cantinero. Mientras cumplía el encargo se distrajo un poco y alguien tomó la escopeta, al darse cuenta de su defecto la reparó y volvió a dejarla en su sitio.

Al tener el vino el muchacho agarró la escopeta y retomó su camino, ya había andado un buen tramo, cuando aparece frente a él una silueta blanca que se agitaba bruscamente. Era uno de los amigos que se había echado una sabana encima para tratar de asustarlo. El joven, dejó caer el vino, cargó la escopeta y sin dudar apretó el gatillo, disparando sobre el bulto blanco que identificó como el Diablo, después huyó para contarle todo a sus amigos.

Por supuesto los bromistas rieron del hecho, pero al insistirles en que la escopeta se había disparado fueron todos hasta el lugar. Cuando llegaron sobre el vino derramado pudieron ver marcas de pesuñas, pero de su amigo ni rastro, faltaba también un brazo a la cruz que había en borde del camino.

La gente rumoró entonces que el bromista había sido llevado por el Diablo en castigo por haber suplantado su identidad, quien también tomó el brazo de la cruz, anunciando así que cada vez que se llevara a uno de ellos arrancaría un brazo de la Cruz.