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Categoría: Terror

LA BESTIA

No sé como ni cuando comenzó, no recuerdo bien desde que punto de mi vida empecé a sentirme así. Trato de seguir con mi vida de manera normal, ir al trabajo, volver a casa a comer, y luego más trabajo. La rutina común del ciudadano promedio de mi edad.

Todo está bien, al menos es lo que se puede ver desde afuera. Pero es todo un circo de apariencias. Mi mayor miedo y preocupación es la bestia, la cual me asecha noche y día, al despertar, a lo largo de mi rutina y al irme a dormir. El mal nunca descansa, me sigue a cada paso, cada latido, cada respiro, incluso en mis sueños, transformándolos en pesadillas. Me despierto debido a esto cubierto en sudor y sangre, en cualquier desconocido lugar, en medio de la noche y la oscuridad, debiendo solo y perdido a mi hogar regresar, sin que nadie de nada de lo ocurrido vaya a sospechar.

 

Perturbado y lleno de dudas me vuelvo a acostar, para intentar, cerrar mis ojos y milagrosamente estar en la mañana siguiente, para poder disfrutar de algo de compañía, y así mis traumas opacar, al menos por un rato. Ya que la criatura no me va a liberar, no tiene sentido imaginarme algo que es imposible de realizar. De esta situación no podré escapar.

 

A cada momento percibo su presencia, nunca me deja en paz, llenando mi mundo de sombras y depresión. Como moverme de la forma que lo hacen los demás, si no soy como ellos, ni si quiera soy lo que ellos ven. Soy solo una farsa, una mentira, simulo que todo está correcto en el exterior, pero mis traumas me aprisionan y atormentan. No me dejan ser quién debería ser. Quién me imagino poder ser, o haber poder sido en otra realidad, diferente a la que vivo.

 

No puedo entender, por más que trate de razonar y repensar, como algo que desconozco puede causarme tanto daño. Es una continua tortura que me hace replantearme si hay algún motivo por el que deba continuar. Y renunciar a la idea de mi vida acabar.

 

Lo he asumido y aceptado en varias diferentes ocasiones, pero cuando el acto de suicidio estoy por concretar, una fuerza más allá de mi comprensión, lo puede evitar, es el animal infernal. En esta tortura me logra mantener, y así obligarme a continuar. Incluso en contra de mi voluntad, aquella que nunca me perteneció, desde que la maldad es mi dueña.

Los episodios de persecuciones son cada vez más frecuentes, pavor me da, solo tener que estar. Pero a la vez, todos los demás se alejan de mí, y quedo en soledad, en una desolada ciudad, llena de nada y carente de todo, menos de olvido, el que percibo de los otros hacia mi.

 

Nadie me puede ayudar, ésta es mi pelea, sin nadie a mi lado, a la causa de todos mis males debo enfrentar. La fé la he perdido hace tiempo. Pero creo en la bondad, y en mi corazón seguro estoy de que esta se encuentra , y que todo obstáculo me permitirá superar. Hay dudas en mi alma sobre lo posterior a esto, más sin intentar, no lo sabré, ni ahora, ni en el mañana.

 

Lo busco y persigo, con deseos de matar. El cazador cazado, si todo bien sale, será. Desde que tengo memoria estuvo tras de mí. Rastreando mis huellas, olfateando mi miedo. Ahora se desvaneció. ¿Cómo puede ser esto? ¿En dónde estará?…me preguntaba repetidas veces a mi mismo. El monstruo desde siempre me persigue, me atrapa, desgarra mi ilusión y carcome lo bueno de la persona que soy, o fui alguna vez. Pero a su vez, no puedo verlo, es un gran hecho, no respetado por mi cuestionamiento. Esto debió ser lo más relevante desde mucho tiempo atrás.¿A qué le temo sin conocer? ¿A la causa de mi desequilibrio emocional? ¿A la representación física de la misma?

 

Rendido ante mi falta de aptitud para la tarea que me había propuesto, me fuí a la cama, con la idea de el sueño poder conciliar. Pero no tan solo fue frustrado mi plan, sino que también, repentinamente en un aún más gótico sitio me encontraba, en medio de un cementerio estaba, los cuerpos sin vida se hallaban por donde mirara. Era aterrador y paralizante verlos, mis manos completamente cubiertas de sangre ví, de los inocentes que poseído por la bestia habría masacrado, aquellos a mi alrededor, cientos de muertos irreconocibles por su estado. Todos ellos cruelmente violentados, sin piedad asesinados. La verdad se encontraba frente a mi. A manera de destellos las más traumáticas imágenes invadían mi cabeza. Era yo mismo atacando a quienes ahora en restos sin vida, se habían convertido.

 

Mi verdadera naturaleza había salido a la luz, no hay vuelta atrás, el monstruo de quien siempre huí, no estaba a mis espaldas, ni a mis lados. Ese ser habita dentro de mi, no era nadie más que yo. En esto me convertí, en el demonio debajo de mi piel. La desenfrenada furia de la bestia, contenida nunca más estará. Ya no es  tan solo una parte de mí, la parte humana dejó de existir. Su insaciable apetito de muerte se ha despertado, la hora de cazar ha llegado. FIN.

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