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Figura de porcelana

Había una vez una figura hermosa, de porcelana, esa figura siempre vivía feliz pues se imaginaba ser un objeto valioso para todos los que la contemplaban. tenía una peculiaridad que atraía a verla a mucha gente, a veces sus pequeños ojos emitían unas cristalinas lágrimas.

El propietario tenía esa figura como el tesoro más preciado de todo su escaparate y había llegado a tener tal conexión con ella que a veces imaginaba que la figura hasta le hablaba... Un vez, se acercó una pareja a la vitrina para contemplarla y admirados le preguntaron el precio al vendedor, éste al dárselo se fijó en la figura y le pareció vislumbrar un gesto de desaprobación en su cara, una de esas pequeñas lágrimas, asombrado por ver tal circunstancia finalmente puso una excusa para que aquella pareja se marchara. Otra vez un niño se acercó a verla y el propietario creyó percibir en la figura una mueca de cariño, una sonrisa blanca de porcelana que ella amorosamente le dedicaba, el propietario le regaló al niño un caramelo y el niño se puso muy contento y así marchó hacia su casa. Cuando volvio a fijarse en su gigura le pareció observar como que le daba las gracias.

Así pasó mucho tiempo y dueño y figura habían adquirido un invisible lazo de estima que otros juzgarían locura, pues hablarle a una figura de porcelana es de locos, de personas faltas de cordura y que una figura llore pues una extraordinaria fantasía que pocos pueden creer como realidad. Sin embargo al propietario nada de eso no le importaba, él hablaba con su figura y los días en que había mucho Sol y éste le daba de lleno a su barnizada cara, él la trasladaba a otro rincón para evitar su exposición a un calor que podía dañar el exquisito color de su pátina. A veces le contaba sus preocupaciones y la figura tímidamente... lloraba.

Un buen día entró en la tienda una mujer de avanzada edad, parecía débil y que sus manos temblaban, se acercó a la vitrina y detenidamente paseó su vista por los objetos. ¿Cuánto cuesta esta figura? preguntó de forma casual y con su pensamiento mezclado de reposada quietud en su mirada. Es una pieza cara, argumentó el señor, tenga en cuenta que es de fina porcelana. Ya, ya veo que la tiene como algo especial le dijo la señora calmadamente entonces el vendedor al ver el gesto tranquilo de aquella señora le indicó un precio, añadiendo, es un rpecio elevado, compréndalo, es una bella figura, pocas hay como ella. La mujer dudó unos instantes y finalmente con la voz como cansada añadió: a mi me parece que es una figura bonita y aunque el precio me parece excesivo .... humm, creo que me quedo con ella, casualmente voy a recibir una herencia y cómo ahora mismo me sobra el dinero le pagaré en unos días la cantidad acordada.
El viejo quedó sorprendido y con cierto recelo inmediatamente miró a su querida figura imaginando que vería su cara de desaprobación o tristeza y así podría ponerle a la señora cualquier excusa para que no se la llevara pero, sin embargo, la figura de porcelana exhibía una extensa sonrisa de placidez, como si estuviera complacida y relajada, incluso le pareció ver que se arreglaba los cabellos tocándoselos con suavidad, parece que se quiere poner guapa para la señora... se decía el propietario, será que ya se ha cansado de estar conmigo, añadió con una cierta tristeza, así que el buen hombre apesadumbrado con ese pensamiento y sin entender porqué esa figura le sonreía, fiándose del gesto de su bella figura, realizó la venta y le dio su palabra a aquella mujer. Cuando el viejo extrajo la figura para envolverla lo hacía con mucha tristeza, como si se alejara de su lado algo muy preciado pero... puesto que parecía la voluntad de aquella figura, y herido como estaba en su orgullo de que aquella figura no le diea muestras de querer quedarse con él, no le quedó más remedio que aguantar su pena y seguir envolviéndola con el corazón destrozado pero tratando de aparentar que nada le importaba. Sin embargo al fijarse mejor mientras la envolvía entre sus manos al punto vio que el rostro de la porcelana comenzaba a soltar delicadas lágrimas que resbalaban silenciosas, como si de alguna manera aquel alma pétrea atrapada, tratara de pedir ayuda, de pedir auxilio, como si le trataran de explicar algo. El vendedor no lograba entender porqué sucedía eso, después de la amplia sonrisa que le había dedicado pero herido como estaba por el desprecio que imaginaba haber sufrido y no permitiendo que su vanidad le dejara aclarar qué pasaba, le entregó a la mujer la figura sin querer ver más. A punto estuvo de volverse atrás y decir que no la vendía por nada... pero, le pudo su soberbia y como ya había dado su palabra a aquella señora y la señora seguramente ya había hecho sus planes para ella, nada podía hacer, no podía volverse atrás en el negocio y fue así como tuvo que entregar a la figura siguiendo el acuerdo monetario establecido.

De repente aquella señora tomando el objeto al ir a meterlo en su bolso, algo pasó que resbalándose de sus manos aquella figura de porcelana cayó al suelo y se hizo mil añicos. El hombre no podía creer lo que veía, su figura!, aquella finura! en el suelo, rota en mil pedazos, miró entonces a la señora y ésta con cara de sorpresa como acongojada por no entender qué había sucedido se disculpó con el señor: no sé que ha pasado!, no lo comprendo! decía, no sé qué ha pasado yo la estaba guardando en el bolso y... es que estas manos mías son muy torpes, soy una calamidad, todo lo rompom, solo es culpa mía concluyó, era tan fina su porcelana que se ha resbalado de mis torpes manos, es una lástima, con lo bonita que era... y comenzó a desbordarse en pena y lágrimas. El buen hombre al principio se quedó pensativo tratando de entender lo que había sucedido pero viendo que la mujer parecía conmocionada y muy afectada antes de hacerla sentir culpable por un simple accidente, le devolvió el dinero y deshizo la venta. La mujer tomando el dinero en sus manos salió de la tienda sin mediar palabra y sin más explicaciones.

El hombre se quedó mirando su figura que yacía en el suelo rota, sin forma, estallada en mil pedazos de blanca porcelana y con gran tristeza recogió cada uno de los trozos, mientras se decía, es que era de porcelana muy fina, tarde o temprano algo así tenía que pasar, era un peligro simplemente tocarla.

Pasaron varios meses y el hombre seguía recordando aún aquella figura de porcelana y para tratar de olvidarla se justificaba siempre de la misma manera: era demsiado frágil, eso podía pasar, además, yo ví que me sonreía y parecía que estaba complacida en que la entregara a aquella mujer... sí, yo no tengo la culpa, ha sido más bien algo fortuito entre esa señora y la figura, yo solo me limité a aceptar lo que me daban.

Y estando todos los días en ese monólogo de repente sucedió algo asombroso. Todas las figuras que estaban colocadas en baldas y estantes próximos, las de barro, las de plástico, las de tosca y fina porcelana, todas! al oir cómo se justificaba de esa forma dijeron a un mismo tiempo: la echamos de menos!!, era tna bonita!!! nos hacía tanta compañía, que tonto has sido...

Entonces el hombre apesadumbrado y sin entender porqué le juzgaban de esa manera trató de justificarse diciendo: pero... ella,... ella, sonreía, yo lo ví, ella sonreía, yo pensaba, yo pensaba que estaba complacida con marcharse con aquella señora, que no le importaba, que ya se había cansado de estar a mi lado...


Se hizo un gran silencio, todas las figuras callaron. El hombre quedó triste pensando en todo lo que había sucedido y durante un extenso tiempo se encerró en su tienda y en su negocio y no quiso volver a pensar en aquella figura de porcelana.

Mientras... al otro lado de la calle, donde aquel hombre no podía verla, aquella señora, a la que descuidadamente se le había caido aquella figura de porcelana, sonreía en sus adentros pensando: por fin, ya era hora, todo ha salido bien, ya he conseguido deshacerme de esa figura, llevaba tanto tiempo molestándome, más de una vez he querido robarla de la tienda pero el propietario la vigilaba tanto que me era imposible, al final haciéndome la débil ha sido la mejor estrategia. Y hablándose así, abría contenta y sonriente de nuevo las puertas de su vieja tienda de vidrios, esa tienda que había tenido que cerrar porque ya apenas nadie entraba, ya que atraidos por aquella especial figura que lloraba lágrimas, pasaban de largo de su puerta para entrar a contemplar... aquella hermosa figura de porcelana.

Ha pasado mucho tiempo pero esa señora sigue intranquila creyendo que cualquier día puede aparecer una nueva figura de esa partida de figuras especiales que lloran lágrimas que le reste de nuevo protagonismo a su tienda y por ello, creyendo que nadie la ve, vigila inquieta que no surja en esa vitrina de cristal una figura que lerecuerde lo que un día fue capaz de hacer para recuperar lo que había perdido.
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Moraleja:

En esta vida hay muchas mujeres con ganas de romper porcelanas y hay muchos hombres que imaginan que es casual el hecho de que se les resbalen de las manos.

queda una pregunta en el aire:
¿porque sonreía la figura cuando iba a ser vendida? ¿porqué propietario creía que deseaba marcharse de su lado?
Sonreía porque se sentía bien, era feliz estando cómo estaba... no estaba atendiendo a la venta que iban a realizar con ella, nunca creyó que él fuera capaz de ponerle un precio y venderla cómo si nada de ella importara, él pendiente de que ella le diera esa mágica pauta que le advirtiera de sus deseos y ella... hacía mucho tiempo que ya no tenía ese miedo, pues... en él confiaba.
Datos del Cuento
  • Categoría: Educativos
  • Media: 5.19
  • Votos: 175
  • Envios: 1
  • Lecturas: 1989
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Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
XJlTkaVnv
invitado-XJlTkaVnv 15-07-2012 00:00:00

Hola me fascina leer toda clase de libors, de cuentos, lo que estoy aprendiendo en un libro que me compraron ahora es el nombre de los dinosaurios, que comian es divertido leer, de grande quiero seguir derecho ya que mi mami dice que ahi hay que leer muchoadios

Lágrima Azul
invitado-Lágrima Azul 27-10-2005 00:00:00

He cometido un error en la coherencia del cuento: la señora entregó el dinero de esa herencia recibida en el momento del quedarse con la figura y no "dentro de unos días" como he dado equivocadamente a entender con las palabras. Ha sido un error de redacción puesto que la frase correcta sería: "... casualmente he recibido una herencia y como me sobra el dinero le pagaré ahora mismo la cantidad acordada". Solo quería aclararlo, siento el error cometido, me merece respeto quien venga a leerme como para cuidar esos detalles. Mis cuentos no llevan más intención que el que sean bien entendidos tanto en su mensaje como en la coherencia de sus palabras. Un saludo a todos

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