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Emiliano

~~No espera a que suene el despertador por tercera vez. Emiliano tiene la costumbre de dejar que el despertador suene tres veces antes de levantarse de la cama, esta vez no lo ha permitido, hay un intervalo de 10 minutos entre sonido infernal y otro, no logró conciliar de nuevo el sueño desde hace 8 minutos atrás, cuando el segundo sónido que mas odia lo despertó y lo privo del único estado físico en el que le gusta mantenerse; durmiendo nadie lo molesta, los sueños por el contrario, le traen mucha satisfacción, no puede entender como puede vivir dos mundos complétamente diferentes, soñando quiere y es querido, dibuja en los aires y pinta canciones en los tejados, arropa su alma con alegres sonrisas de gente que no conoce y el sabe que siguiendo con su mismo itinerario de vida nunca conocerá, es donde no recuerda la aburrida y lúgubre vida que lleva, Emiliano se ha enemistado de la realidad a la que el llama su purgatorio personal.

 No puede darse el lujo de volverse a dormir, es posible que si lo hace, la tercera llamada para su martirio diario no cumpla su cometido de despertarlo, por lo que llegaría atrasado a su horario laboral y sea reprendido nuevamente por el detestable jefe de personal de la oficina de contabilidad donde trabaja, quien pareciera que no tiene nada mas agradable en su tedioso trabajo por hacer, que recriminarle los pequeños y escasos errores que este comete, aun cuando estos no llevan su sello personal, el es lo suficientemente desagradable para hacerlos y firmarlos por el, todo para no interrumpir el hábito de algunos años de poder satisfacerse de ver la cara asustada del joven inadaptado al mundo contemporáneo a la hora de la censura.

 Un superior que ve en Emiliano Almengor la oportunidad diaria de desquitar tantos años injustos en los que el fue el explotado y ridiculizado, el es quien se las paga aunque no haya sido el quien se la deba, no le importa en lo mas mínimo el desalineado y melancólico veinteañero, es el mas débil de todos, nunca dice nada, tampoco causa ningún tipo de escándalo ante sus compañeros, que raramente recuerdan su nombre porque nunca tiene comunicación con ellos, solamente laboral, no pasa de mas de algún gesto de cortesía de parte de ellos, el cual Emiliano nunca contesta, el tiene comunicación solo con Manolo Pinzón, viudo según su propia versión.

 Emiliano no se molesta por las agresivas llamadas de atención, por el contrario, el finge sentirse responsable, siempre le da la razón al mayor perezoso trabajador de la oficina, que cumple el papel de jefe, no tiene demasiado ánimo para reclamarle, su languidez crónica se lo impide, cada vez que recibe una llamada de atención.

 Cuatro años haciendo lo mismo todos los días, 6 días a la semana, levantándose, renegando por hacerlo, recriminándose siempre sin piedad y quejidos sonoros (casi gruñidos), por el estilo de vida adoptado por si mismo, es un calvario diario, es el camino al Golgota con la cruz a cuestas, donde sus auto reproches son el equivalente a los latigazos y la corona de espinas que debe soportar en su camino de varios segundos a arrastras al baño para poder hacer su estresante limpieza personal, donde encuentra un lavamanos sin espejo para no causar una impresión peor en su ya fatídica mañana, no se puede permitir el verse a si mismo y su hastiada mirada cansada, en un rostro que no ha reído en incalculable tiempo, un rostro sin pasado y según él sin futuro, para él la vida no tiene sentido, al menos no por ahora, por momentos desea que todo fuera distinto, pero nunca hace nada al respecto.

 Se sienta en el inodoro redondo, blanco sin tapadera, pierde su tiempo soñando algo que no tiene valor de decir a nadie porque no conoce a nadie, su familia se encuentra muy lejos, talvez pidiendo limosna afuera de alguna iglesia o cantina para poder sobrevivir, por lo que nadie se ha dado cuenta que el a pesar de su desgraciada vida tiene algunos sueños, lo que seria bueno si tuviera la suficiente confianza en si mismo o un poco de deseo de salir adelante para poder llevarlos a cabo, por lo menos algunos de ellos, al menos el mismo deseo que tuvo cuando estudiaba su carrera de Perito Contador.

 Luego toma un baño con agua caliente y dejara el baño con el piso un poco mojado como 2 días antes y otros 2 antes de estos últimos, tampoco tan mojado, porque sino, el sabe que le tocaria limpiarlo, el toma un baño cada dos días, no quiere enfermarse de un resfriado, no puede permitirse esto, no por la falta de dinero, porque el no gasta en nada innecesario, por lo que tiene sus ahorros, no se permite enfermar porque no tiene quien le compre y traiga la medicina en caso de caer en cama.

 De vuelta a su cuarto después del baño, se sienta sobre su pequeña cama sin arreglar, lleva puesta la toalla y el mismo fastidio por tener que ir a trabajar al mismo lugar, mira su alrededor a media luz, con la Cortina de la ventana cerrada, solo un foco encendido de los dos de la lampara de la mesa de noche, el otro esta quemado desde hace meses, ningún cuadro sobre las paredes, no fotos ni títulos, muros como mudos testigos de una vida muda, nada pueden decir, nunca sucede nada, afuera puede ser verano pero este dormitorio siempre sera invierno. Se siente como su televisor de 20 pulgadas no muy grande ni muy chico pero siempre apagado, el televisor no es mas que un accesorio decorativo en el cuarto de 3 por 4 metros, con techo de madera, cubierto por lamina.

 Se coloca su misma ropa de trabajo con su corbata azul que hace juego con su pantalón del mismo color, camisa y calcetines blancos, un par de zapatos negros semi-empolvados, solo los sacude con un trapo limpio, luego los pasara lustrando si le queda tiempo antes de empezar a trabajar a las 9 en punto y leer las noticias, principalmente la sección deportiva y los clasificados, como si en ellos fuera a encontrar la lampara maravillosa que le proveerá del genio que concede los deseos, siempre busca algo en los clasificados, mas el nunca sabe que es.

 La comida del almuerzo la tiene lista desde una noche anterior, porque la gente que le renta el cuarto no le gusta que haga demasiado ruido por las mañanas y despierte a nia Dolores la anciana madre del dueño del lugar. Se inclina a mojar su café y mira que una miga de pan a caído en el mismo, lo ve como tratando de encontrarle algun significado, el cual no existe, como no existe otro desayuno para el mas que un café con leche, un pan con frijoles de lata y una champurrada, solía tomar cereal, pero ya tiene casi un año de no hacerlo, se aburrió, aunque este rutinario desayuno ha empezado a desagradarle y algunas veces se va sin desayunar, le esta perdiendo el gusto día a día a la comida repetida.

 Durante los desayunos normalmente no piensa en mucho, a veces se pierde en las imagenes de sus pensamientos vacíos o los sonidos ausentes del comedor, se encierra en si mismo, o en el tema de alguna canción mental para soportar el momento, luego tomara una fruta para merendar en la oficina, de vez en cuando lleva una manzana o pera, pero solo una, nunca piensa en compartir con los demás, la cual se comerá antes que llegue de almuerzo su jefe, porque este al notarlo, se la comería sin preguntar y ocultar, en un par de ocasiones lo ha hecho en frente de el, y el cobarde contador no a tenido nada que decir, solo ver como la devora sin decir una sola palabra, de un par de mordidas, la mete casi por completo en su enorme boca, nunca deja de verlo a los ojos mientras lo hace, en forma desafiante, luego de terminar de hacerlo, escupe al piso y lo pone a trabajar, sabe que nunca dirá algo, por lo que tiene que comer antes que el hambriento jefe le robe la fruta o la merienda entera, si se le apetece.

 Desde que salio de la escuela de contabilidad, los domingos son interminables, nada que hacer, ni una llamada telefónica por marcar, menos una por recibir, el hambre se esfuma consumida por el hambre de compañía y de amor, no sabe consumir los 1,440 minutos del día mas largo de la semana, donde no para de sufrir, de llorar, de dormir, de dar vueltas en el mismo lugar donde se encuentra tendido, con una libertad subordinada a la dependencia de sus temores y depresiones, es un muerto en vida, si hubiera una ley que impidiera consumir oxigeno por gusto, el seria el mas beneficiado y complacido, si se permite andar caminando y respirando, es porque no ha tenido el valor de quitarse la vida por sus propios medios, lo a pensado en dos ocasiones, pero sus sueños lo mantienen vivo, pero nuevamente, nunca hace nada al respecto, Por eso los lunes son fatídicos para el, arrastrando cargas negativas de un fin de semana anterior.

 Pareciera que ha sufrido mas que el tiempo que tiene de estar vivo, como si sus 23 años no le han alcanzado para ser la victima de una sociedad que no entiende su mentalidad y deseos profundos, tan profundos que él mismo no ha logrado alcanzar ni experimentar, enterrados desde siempre por una familia que aparte de martirizarlo y ridiculizarlo en su infancia, le hicieron entender diariamente la desdicha de vivir en un país donde solo los poderosos con influencias sociales salen adelante y no un descendiente de la clase mas pobre del campo.

 Un padrino que fue provisto por ayuda internacional en su pequeña aldea, fue quien lo patrocino y de cierta manera motivo a estudiar la carrera de perito contador, al cumplir 17 años nunca supo mas de el. Nunca lo conoció personalmente, solo por fotografías, las cuales venían del norte del continente americano, parecía un hombre de muchos años, de muy buena condición económica y moral, rostro latino por lo que el español a pesar de tener bastantes errores ortográficos y mala caligrafía lograba al final de todo ser muy bueno, al menos entendible, lo que le sirvió de aliento en los momentos difíciles que tuvo que pasar en la soledad de un internado en la ciudad capital, el cual tuvo que dejar un año despues de empezar su carrera de contabilidad, pero no renuncio, consiguió un empleo en un restaurante donde le daban donde dormir y alimentación así como tiempo para ir a estudiar por las noches a la nocturna, para luego regresar y limpiar el lugar antes de retirarse a dormir a su pequeña cama en la que guardo celosamente una de las cartas de su patrocinador, la cual entre otras cosas decía "...nunca dejes de creer en ti, no importa como te encuentres, vive al máximo, se valiente y espera lo inesperado..." a pesar que era algo que el no entendía en su totalidad, le fortalecía en los momentos mas difíciles, pero al mismo tiempo se preguntaba por qué después de tanta ayuda lo había desamparado, habia sido la segunda vez hasta ese momento, que una persona lo abandonaba, primero había sido su padre, por ultimo su madre, hace unos años atras, cuando su mundo y sus alegrias se derrumbaron por completo.

 Logro salir de una familia donde la mayoría vivía de lo que podian, la caridad diaria era la mas constante porque si no, aun estaría lamentándose de su desdicha en algún lugar desterrado lejos de el ruido de una ciudad. A pesar de todo sabe que es mejor estar solo como esta, que como vivió en su infancia, la cual le trae algunos recuerdos de algunas amistades a las que nunca volvió a ver, como es el caso de su amigo José “mocos”, patojo vivaracho, con los mocos secos en la nariz, los cuales arrancaba con los dedos y se los metia a la boca cuando se la antojaba sin importarle si lo estaban viendo o no, muy cómico y un tanto mal educado sin ni siquiera notarlo, quien termino siendo atropellado por un camionetero sin escrúpulos que manejaba su ruta con una pacha de licor a un lado, o bien Manuel Turcios, con el que siempre huia y se protegia cuando su mama lo golpeaba, de el nunca supo nada desde el día que el y toda su familia salieron de la pequeña aldea a otra muy distante.

 Una infancia sin haber conocido las caricias maternas y menos la de un padre al que nunca conoció, el cual después de su nacimiento (segun la version de la madre) huyo de sus responsabilidades debido a los escasos recursos económicos que contaba y un alcoholismo severo, abandonando una mujer con el, cuatro hijas y muchos sueños de salir adelante por parte de los desamparados de la fuerza y compañía paternal.

 Refugia Almengor empezó la difícil tarea de sacarlos adelante en las precarias condiciones en las que se encontraba en ese momento, dándoles el mínimo de educación, siendo un notable esfuerzo por parte de la madre, pero Emiliano no logra alcanzar a entender porque nunca recibió un alago o un gesto de cariño de parte de la mujer que muy en el fondo ama, posiblemente a la única que lo hace, porque sus 2 hermanas mayores apenas conoció y se fueron con los primeros hombres que conocieron buscando salir del hoyo de sufrimientos donde se encontraban metidos y sus otras dos hermanas no le preocupan mucho, aunque en algunos momentos piensa en ellas junto a su madre, estando orgullosos de el, le gustaría salir adelante para darle una mejor vida a su familia, al menos a sus hermanas menores y su mamá.
 Una madre a la que no ha visto desde hace cuatro años, que fue la ultima vez que visito el lugar de su nacimiento, y si no lo ha hecho es porque su ultima llegada al lugar, le causo mucho desconsuelo.
 Mientras termina de ponerse su uniforme, Emiliano piensa nuevamente en nada y en todo; en todo lo que el quisiera ser pero nunca lo intenta, y nuevamente se convierten sus pensamientos en nada, sueña despierto, lo que al final solo le recuerda lo mal que se encuentra actualmente, no ve sus deseos como metas por alcanzar sino como glorias inalcanzables, imposibles de lograr, por lo que nunca ha decidido intentar, aunque por momentos se sienta con una repentina iluminación en su rostro y en su corazón, que son muy ocasionales, podrían ser mas continuos pero el se auto limita a soñar, siente fobia por la felicidad, aunque a veces la anhela como todo ser humano.
 Luego de colocarse su impermeable amarillo, su bolsón con la comida y sus historietas a la espalda, toma su paraguas de la esquina derecha de la puerta de madera café de su cuarto, que se encuentra en el segundo nivel de la casa de habitaciones en el popular barrio de “La Reformita” en la ruta para salir al sur de la capital, se dirige a la puerta del primer nivel, no sin antes verificar, de dar una ultima mirada aun con la perilla de la puerta en mano, que a dejado las cosas en su lugar, tanto la toalla azul colgada en la pared, como las sabanas extendidas en la cama, la pequeña mesa que tiene en el cuarto junto a la cama, esta como siempre en orden, con su pequeño ventilador apagado y con unos cuantos libros bien apilados que no caben en la pequeña estantería de madera junto al mueble pequeño del televisor enfrente a la cama, checa por ultima vez luces y la ventana, ahora mas tranquilo con todo, después de confirmar que todo queda como debe ser, se dispone a cerrar y ponerle llave a su misterio personal y dar inicio a una batalla mas entre el tráfico y ajetreo de la ciudad antes de llegar a su infierno remunerado.

 Emiliano empieza nuevamente el día con mucho sueño, por momentos desearía tener ese mismo sueño en las noches al acostarse a dormir, pero es imposible para el dormir mas de 4 horas por noche, hay noches en que solo lo hace por minutos y se despierta constantemente, intermiténtemente, lo que no le ayuda en su depresión severa, no clínicamente diagnosticada

Datos del Cuento
  • Categoría: Sin Clasificar
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