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El tarro de los porques

En un pequeño reino, no hace muchos años atrás (menos de 3 para ser exactos), la más bella mujer del reino, había sido mamá.

Había tenido una hija hermosa, pequeña y revoltosa. La pequeña fue creciendo;  y la mamá,  la iba queriendo cada día más. La pequeña a la que habían puesto de nombre Valentina, crecia feliz junto a su mamá y a su papá. Pero, a medida que crecía y comenzaba a conocer el mundo se hacía preguntas, y toooodo el día iba detrás de su madre preguntando: ¿por qué esto?, ¿por qué aquello otro? ¿ por qué.....? ¿peeroo, y por qué..?, y así sin parar.

Había momentos en los que la bella madre no sabía que responderle ya que la verdad de muchas cosas no podrían ser comprensibles a la corta edad de su pequeña hija.  Otras veces,  la respuesta que le daba no eran suficientes para Valentina. Por ejemplo, un día cualquiera, en que la mamá estaba cortando la verdura para preparar el almuerzo,  la pequeña Valentina, le pregunto: - Mamí ¿por quéeeee cortas eso?

-Mamá: Para hacer la comida

-Valentina: ¿y por quéeeee?

-Mamá: Porque tengo que cocinar, para poder comer, y así crecer y tener fuerzas.

-Valentina: ¿Y por quéeee tenemos que tener fuerzas?


......y así, podia seguir Valentina, preguntando, preguntando y preguntado.

Un día, la bella mamá, antes de que Valentina comenzará con sus ¿por quéeee?, le dijo: - Hagamos un trato: cada vez que me preguntes algo, iremos poniendo una moneda en este tarro.

La bella mamá,  había decorado un tarro con vivos colores y le había puesto una etiqueta que decia: "Los Porques de Valentina".

La niña, al ver el tarro y escuchar lo que la mamá le decía, no puedo contenerse y preguntar: -¿Por quéeee tenemos que poner monedas en ese tarro?

Y la mamá le contestó: - Porque un día, cuando seas mayor y conozcas las respuestas a todas tus preguntas, verás el tarro lleno de monedas y  ese día sabrás, que fuí yo, la que respondí a la mayoría de  tus preguntas. Y, aunque, ese día éste lejos, no quiero que olvides lo mucho que te amo y amaré,  y cada moneda representará una pregunta tuya y una respuesta mía, un por qué tuyo y un porque mío.

Valentina, no lograba comprender, que decía su madre exactamente, así que, ni lenta ni perezosa, comenzó con sus ¿ por quéeee...?

Y ese día,  el tarro de Los Porque comenzó a llenarse de monedas.

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