Un día,  la rana Mari Juana estaba muy triste porque tenía un sueño y lo había perdido. Su mente se había quedado en blanco y por mucho que lo intentaba no había manera de recordarlo.Su tristeza fue en aumento hasta que comenzó a llorar y  a llorar, fue entonces cuando mariposa la vio  y le preguntó qué le pasaba.

-Pues que he perdido mi sueño- le dijo Mari Juana.

-Yo te ayudaré a encontrarlo- le respondió mariposa

 Y Mari Juana siguió a mariposa hasta un jardín de rosas preciosas.

Una vez allí, mariposa dijo a la rana: -¡Este tiene que ser tu sueño, porque no hay en el mundo un lugar más bello!

Pero Mari Juana saltó hacia las flores, con tan mala suerte que se clavó una espina de una de las hermosas rosas.

Dio un grito de dolor y le dijo a mariposa que desde luego si de algo estaba segura es que ese no era su sueño.

Y nuevamente Mari Juana comenzó a llorar y a llorar y el señor lagarto, que pasaba por allí de casualidad, la vio y le preguntó qué le pasaba.

-Es que no encuentra su sueño- intervino mariposa- y la he traído a este hermoso jardín de rosas, pero inexplicablemente esto no es lo que soñaba.

-¡Por supuesto que no!- dijo el señor lagarto- Yo se dónde está tu sueño….sígueme..

Mari Juana y mariposa fueron detrás del señor lagarto hasta que llegaron a un descampado. Había muchas piedras, y un sol abrasador.  Y sobre una de esas rocas, alguien se había dejado olvidados unos cuatro o cinco tomates…

-Aquí está tu sueño- gritó entusiasmado el señor lagarto mientras se relamía de gusto.-¡Prueba un poco de tomate!

Mari Juana, por no contradecirlo, lo probó, e inmediatamente gritó…

-¡Agg! ¡Este sabor es demasiado ácido para mí y me pica la garganta!. Definitivamente este no es mi sueño.

Y en ese momento vieron a caracol que merodeaba por allí, y como Mari Juana había comenzado otra vez a llorar, caracol preguntó qué le pasaba.

- Pues que ha perdido su sueño- respondió mariposa- y yo la he llevado a un hermoso jardín de rosas y el señor lagarto a este descampado con tomates, pero ninguno de los dos hemos acertado con su sueño.

-Comprendo- dijo caracol- pero no te preocupes, yo te llevaré a que consigas tu sueño.

Y Mari Juana, mariposa y el señor lagarto siguieron a caracol hasta un huerto de lechugas.

Y caracol, muy convencido dijo:

-¡He aquí tu sueño, Mari Juana!, no te preocupes, no tienes que darme las gracias…

-Bueno, caracol, lo que agradezco de todo corazón es tu buena voluntad por querer ayudarme a conseguir mi sueño, pero desde luego que no es este huerto de lechugas.

-Pero ¿cómo lo sabes? ¡ni si siquiera las has probado!-replicó caracol.

-Pues porque acabo de recordar cual era mi sueño- dijo Mari Juana con una amplia sonrisa en sus labios-

-¿Ah, sí? ¿Y cuál era ?- gritaron los tres al unísono.

Pues mi sueño era tener buenos amigos, y viéndoles a mi lado y observando todo lo que habéis hecho para ayudarme, casi sin darme cuenta, mi sueño se ha cumplido.