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El plan

Lo que vuelco en éstas líneas está basado en el irrefutable principio de que los hijos jamás hacen caso de lo que los padres les decimos o de los consejos que, desinteresadamente o no, les brindamos en el diario trajinar de nuestras vidas. Ustedes, abnegados y sufridos padres, sabrán de sobra que no hay cosa más cierta que lo que acabo de afirmar con absoluta seriedad y despojado de todo sarcasmo. Esto que voy a contarles sucedió hace ya algunos años, y en aquél entonces la situación era la siguiente.
Nuestra hija, ya adolescente, insistía en ponerse los mismos jeans más que gastados (¿andrajos?), todos los días, sea la cuál fuere la actividad que le tocara desarrollar o el lugar a donde debiera concurrir (visita social, salida con el amigovio de turno, etc). De nada servían las recomendaciones sobre aseo personal, rechazo social, etc, etc, ella hacía caso omiso a cualquiera de éstos embates de parte nuestra, adoptando generalmente, su cara más despreocupada y soltándonos frases tales cómo; "La apariencia no cambia mi interior" o "Es mi personalidad" o "La sociedad me tiene que aceptar cómo soy" o ... en fin, sería larguísima la lista a desarrollar. Ni hablar de los comentarios que estoicamente debíamos soportar de parte de familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos y demás habitantes de la flora y fauna social en la que, desgraciadamente nos tenemos que desenvolver. Pongo cómo ejemplo el jeans, pero sabrán coincidir conmigo que encontraremos infinidad de situaciones cómo ésta; el corte de cabello inspirado por otros transhumantes(1) cómo ellos, los aritos en la lengua, nariz y otros lugares, igualmente inspirados que el anterior, la tinturas multicolores, los tatuajes tan de moda ... me van siguiendo?. El que esté libre de éste mal mundano que arroje la primera piedra !!!
Un buen día, la noche me encontró cavilando sobre éstas cuestiones cuando de pronto se encendió una luz, no la que todos conocemos, hablo de una pequeña lucecita en mi cerebro, torturado de tanto intento de soluciones que no llegaban, de tantos pensamientos-acertijos que se cruzaban entre si a una velocidad que ya superaba por completo mi último nivel de alerta roja. Creo que los dioses, apiadándose de éste pobre mortal-padre-de-adolescente, decidieron tomar parte y mostrarme cuál rayo fugaz, el principio de la solución. Fue una lucecita, una breve chispita que se convirtió poco a poco en el plan perfecto. Debo confesar que me asombró no haber pensado en ello antes, pero claro, así somos los humanos; eternos e incansables buscadores de la complejidad en todas sus formas más variadas. Tan simple y tan perfecto era el plan que me provocaba una risita nerviosa y placentera a la vez. Pero la simplicidad tiene sus pequeñas complejidades también; el principal ingrediente del plan era una absoluta complejidad y yo debía apelar a mis muy pobres recursos para lograr que todo funcionara a la perfección, y digo muy pobres porque el personaje que me ayudaría se encontraba a años luz de mis gustos personales y mi humilde entender de lo qué significaba vivir en sociedad.
Esa noche me costó muchísimo conciliarme con el sueño, mi mente se encontraba totalmente abocada a dilucidar cómo, de qué manera podría lograr unir el cabo suelto para que mi plan funcionase. Mi mujer se despertó varias veces y cada vez que lo hacía encendía la luz del velador, e invariablemente se encontraba con mi rostro cavilante (2) y dos ojos inmensamente abiertos perdidos en la lejanía de algún punto de la habitación, balbuceaba algunas palabras y se volvía a dormir. Yo no estaba allí. Cuando por fin el sueño me venció, la solución ya tenía la forma de un rostro, un nombre, algo tangible, y entonces fui feliz.
Al día siguiente por la mañana, antes de que me hija saliera para el colegio, con mi mejor cara de idiota le pregunté por Juan Pablo, el amigovio de turno, ella me miró con cara de asombro e incredulidad, su expresión casi me provocaba risa, pero logré superar el momento y continuando con mi postura, le pregunté si quería invitarlo a cenar esa noche misma, de más está describir tal situación, pero lo haré ya que ustedes no tienen porqué saber que ninguno de los transhumantes que mi querida hija adolescente ha elegido para compartir los momentos propios de su edad, jamás me cayeron bien, ni un poquito así ...
Tendrían que haber visto las caras de mi hija y de mi mujer !!! Fue cómo si de pronto el mundo dejara de girar y todas las cosas se hubiesen detenido en un segundo de eternidad. Por supuesto mi rostro continuó impávido, desentendido de la situación que estaba provocando con las palabras que ya había soltado como granadas, sólo esperaba la explosión de las mismas. Y las explosiones llegaron. Mi hija, mirándome fijamente tratando de sondear lo insondable, me preguntó si me sentía bien, mi mujer, que estaba petrificada en el lugar desde hacía ya varios segundos, sólo atinó a caminar unos pasos hasta lograr tomar una de las sillas de la cocina y se sentó, también mirándome muy fijamente. Yo estaba empezando a divertirme con semejante situación y confieso que me sentí cómo hacía rato no lograba sentirme; dueño de la situación.
-La verdad, continué, que me siento mejor que nunca. Por qué me lo preguntas? Tengo mala cara? Anoche me costó bastante dormirme y tal vez se note un poco ...
-Papá, me interrumpió, sabes muy bien a lo que me refería !!! A Juanpi no lo podes ver ni en figuritas y de pronto me pedís que lo invite a cenar ...
-Y qué tiene de malo ?!!- contesté. Las personas cambiamos, analizamos, probamos, buscamos constantemente mejorar las relaciones, sobre todo con nuestros hijos ...
Mientras hablaba miraba a ambas de forma alternada, tratando de convencerlas de lo que estaba diciendo. Mi mujer seguía sin pronunciar palabra, solo me miraba muy fijamente, pero mi hija picó ...
-No sé- dijo -lo veo después de clase y le pregunto ...
Dejando la frase sin terminar (y el desayuno) se levantó de la mesa, se puso el blazer del colegio, agarró la mochila y dándonos un beso a ambos salió con sus orgullosos dieciséis años a cuestas.
Casi simultáneamente, mi mujer, con esa rara intuición que las caracteriza, me preguntó;
-Qué cuernos te pasa a vos ?!!! Anoche estabas con esa cara de loco a las dos de la mañana y ahora salís con esto ...?!!!
Confieso que por un momento estuve tentado a contarle todo, pero una vocecita (muy sabia) que vendría a ser algo así cómo el antídoto a esa rara intuición femenina, me sugirió que no lo hiciera.
-Porqué tendría que estar pasándome algo?!!! Y en todo caso si me pasara no es nada malo, siempre me están criticando por mi intolerancia con la pendejada y una vez que trato de ser tolerante todos creen que estoy mal ... pónganse de acuerdo, viejo !!!
-Vos estás raro ... ojalá que sea lo que decís ...- dijo, finalizando la frase con un suspiro.
-Qué se te ocurre que podríamos cenar ?- pregunté.
-No sé, ya veré ... apurate o llegas tarde al trabajo.- concluyó.
Era una clara e inequívoca señal de que la conversación había finalizado.
Durante todo el día mis pensamientos estuvieron centrados en una sola cosa, más bien digamos en una sola persona; Juan Pablo. Debía cuidar hasta el último detalle de la conversación que pensaba mantener con ésa "bestia" peluda.
Las horas fueron pasando más lentas que nunca.
Por fin estaba camino a casa, ya con un plan perfectamente elaborado descansando en mi cabeza. Un leve cosquilleo recorría de tanto en tanto mi estómago y debo confesar que hacía rato que no sentía esa extraña sensación, mezcla de nervios y no sé bien qué.
Al llegar, mi mujer ya casi había terminado de poner la mesa, la besé cómo todos los días diciendole que me daría un baño rápido y que pronto estaría listo. Sin esperar una respuesta me dirigí a nuestro dormitorio.
En el camino me crucé con nuestra hija, vestía, como siempre, esos malditos jeans gastados y desgarrados por todos lados, incluso en esos lados donde no debería estarlo, una remera con la inscripción alusiva a uno de esos grupejos que suelen escuchar los adolescentes de hoy en día, y por supuesto se había colocado todos sus aritos y argollitas. Confieso que algunas veces, verla me despertaba cierto temor, parecía un aborigen preparado para la guerra.
-Hola pá, - me dijo dándome un beso -estás seguro?
-Nunca lo estuve tanto, hija- le contesté y seguí camino al dormitorio.
Quince minutos más tarde sonaba el timbre de la puerta, aún estaba terminando de vestirme y me molestó que la “bestia” llegara antes. No importa, pensé, valdrá la pena cualquier sacrificio que deba hacer, calma, calma...
La cena transcurrió, como se podrán imaginar, en una tensa y relativa normalidad. Digo relativa porque yo no podía dejar de observar, a veces con disimulo y otras no, al espécimen que tenía frente a mi en el otro extremo de la mesa. Mi hija estaba sentada a su derecha y a su izquierda se había ubicado mi mujer. Estaba claro el intento por parte de él de parecer normal y agradable, sobre todo con mi mujer, a la que dirigía la mayoría de los monosílabos que lograba expresar. Nuestro diálogo fue muy breve; un rápido y seco saludo cuando mi hija nos presentó y alguna que otra frase perdida entre bocados. Creo que tenía bien en claro a quién debía agradar primero, y creo también, que lo subestimé un poco, después de todo la "bestia" pensaba.
De la vestimenta y apariencia para qué les voy a hablar, era un calco de mi hija con la diferencia de sexo, altura, y tres o cuatro años más.
Era evidente que la ropa estaba recién lavada y que él se había bañado para la ocasión. Incluso hasta se podía percibir un raro pero agradable aroma en el perfume que, aparentemente se había volcado encima.
Estábamos terminando cuando una voz insistente me trajo nuevamente a la realidad;
-Usted que opina, señor ...?- era la “bestia” que me hablaba a mi.
-Perdón, dije, no estaba prestando atención ...
-Juanpi te preguntaba que opinas de las oportunidades que tienen los jóvenes dentro de la sociedad actual.- me aclaraba mi mujer mientras clavaba sus ojos en los míos.
-Ah, si ... Yo creo que ... creo que las oportunidades están y estuvieron siempre, claro que las sociedades van cambiando y ...
-Yo creo que realmente son muy pobres, con todo respeto. Es como que a los jóvenes nos han abandonado, nos han soltado la mano prematuramente diciéndonos; "arréglense cómo puedan que nosotros tenemos demasiados problemas con el mundo para andar mostrándoles el camino a seguir ..." -me interrumpió la “bestia”, ya un poco más locuaz por los efectos del vino que prácticamente él sólo había bebido.
Si, claro, pensé, el típico hijo de papá y mamá que pretende ser cuidado y protegido hasta los cincuenta.
-Bueno ... -dije intentando construir una buena frase para destruir semejante alegato, pero la voz de mi mujer me interrumpió.
-Juanpi está cursando el primer año de Ciencias Sociales- dijo, no sé si tratando de impresionarme o a título informativo.
-Y nos comentaba- prosiguió -lo mucho que le costó a su familia poder costearle los estudios, ellos son cuatro hermanos y el padre tuvo que mantener dos y eventualmente tres trabajos para cubrir los gastos de todos. No es un ejemplo de padre ?!!!
Mi mujer, siempre mi mujer ...
-Si, claro ... asentí - sin dudas es un verdadero ejemplo a seguir pero habría que ver cuántas cosas se perdió de vivir, cuántas privaciones debió soportar su esposa, digo ... sin ánimo de criticar, es que también es un ser humano, no ...?
-Mi madre murió cuando todos éramos muy chiquitos- empezó diciendo la "bestia", y no sé si por efecto del alcohol que había tomado o qué, me pareció ver cómo sus ojos se ponían vidriosos. -y el viejo tuvo que ponerse las pilas y darle para adelante, les aseguro que en casa mi viejo es Dios, es lo más !!!
De pronto, mi hija que se había mantenido al margen de la conversación, y creo que también con los ojos algo vidriosos, le tomó una mano y acariciándola rápidamente intentó palabras de consuelo ...
-Bueno, man, está reclaro lo de tu viejo, sabemos que es un recapo, no te pongas mal ahora ...!!!
Ante semejante giro de los acontecimientos la miré a mi mujer, sus ojos se habían fundido en los míos de tal manera que me pareció sentir cómo una especie de rayo me los fulminaba. A buen entendedor ...
Estaba claro que por el momento debía hacer un paréntesis antes de continuar con el plan trazado, y la sugerencia de mi hija de pasar a los postres fue una buena idea. Decidido, casi me lancé sobre la botella de vino y me serví lo poco que quedaba, no quería que el estado de la "bestia" empeorara.
No soy muy amante de postres así que lo mío fue un buen café cargado, de repente me escuché preguntando algo que jamás había preguntado en mi propia casa; -les molesta si fumo?- Otra vez sentí cómo los ojos de mi mujer y ahora también los de mi hija, se clavaban en mi, pero esta vez las miradas eran de asombro. Por fin el que habló fue la “bestia”;
-A mi no me molesta, aunque no fumo no me molesta que lo hagan otros, es más, hasta entiendo a los que fuman ...
Lo miré a los ojos y con la mejor de mis sonrisas forzadas se lo agradecí, mientras pensaba en los "porros" que seguramente se debía fumar.
A esta altura ya no sabía si era sincero o sólo trataba de agradarnos, realmente me tenía bastante desconcertado, pero no debía perder de vista el motivo que me llevó a invitarlo a nuestra casa.
Cuando acababa de darle el último sorbo a mi café y ya casi terminaba el cigarrillo, sentí unos suaves pero firmes golpecitos en mi pierna, presintiendo lo que vendría miré hacia donde estaba sentada mi mujer, quién con leves, casi imperceptibles movimientos de cabeza, me señalaba la cocina. Esperé a que ella se levantara primero con la excusa de retirar algunas cosas de la mesa, y la seguí.
Una vez que estuvimos fuera de la vista de ellos se me acercó y casi susurrando en mi oído dijo;
-La madre falleció de cáncer siendo muy joven y es un milagro que no lo afecten las personas que fuman ...
-Cómo podía saberlo ...?!!!- respondí casi balbuceando.
-Yo no digo que debías saberlo, solo te pido que tengas un poco de tacto y que midas tus palabras, te lo pido porque te conozco muy bien.
-Pero ...- intenté defenderme en vano, mi mujer, haciendo caso omiso a cualquier explicación que intentara darle, prosiguió;
-Mirá ... no sé que cosas andan rondando por tu cabeza pero te advierto que de ninguna manera vas a arruinarle la noche a la nena, entendes? Juanpi no es lo que vos crees ...
-Cómo !!!- la interrumpí -desde cuando sabes tanto, vos?!!!
-Las mujeres sabemos muchas cosas que ustedes ni siquiera imaginan, así que ni se te ocurra joderles la noche, ya te dije mil veces que las actitudes que asumís en tu trabajo las dejas ahí, en tu trabajo.
Aparte ...- continuó -hace rato que nosotros no ... y ésta podría ser una noche especial ... no te parece?
-Qué tiene que ver una cosa con la otra ?!!!- pregunté poniendo mi mejor cara de idiota, mientras ella se dirigía al mueble alacena y abriendo una de sus puertas sacaba una botella de licor.
-Qué vas a hacer con eso?- pregunté alarmado -no pretenderás ponerlos en pedo ... ?!!!
-A vos te haría falta, de vez en cuando ...- concluyó, y graciosamente se dirigió al comedor con la botella en una mano y una bandeja con cuatro copas en la otra.
Pase lo que pase, el plan continua, me dije, no sé si para darme valor o qué, y me encaminé detrás de mi mujer.
En el comedor, mi hija y su amigovio estaban cómodamente sentados en el largo sofá que estaba en la parte que correspondía al living, era patético verlos sentados uno al lado del otro; parecían gemelos por lo idéntico de desastroso de sus vestimentas.
Mi hija propuso oír algo de música y a mi casi me da un infarto, acaso quería matarme ?!!! Se imaginan la clase de música que escuchan los adolescentes, no? La cuestión es que ya estaba sonando en el equipo de audio el infierno completo. Valor, me dije, solo un poco más... Estaba acomodando mis oídos al ruido cuando de pronto la "bestia" volvió a hablar dirigiéndose a mi adolescente hija;
-No sería mejor escuchar otra cosa ésta noche?. Tus viejos van a pensar que no tenemos más que ruido en la cabeza. Propongo que elija tu papá algo que quizás nos agrade a todos, yo le tengo fe y no me pregunten porqué, pero algo me dice que no me equivoco ...
Bueno, parece que éste también hace uso de su intuición. Lo único que me faltaba... A todo esto, no sé si por los nervios o por qué razón, ya me había tomado dos copitas de ése licor tan rico que tenía guardado para esas ocasiones tan especiales. Amagué sacar un cigarrillo del atado e instintivamente miré, primero a mi mujer y luego a la "bestia".
Creí ver una leve sonrisa dibujada en la cara de mi mujer, pero cuando volví la vista hacia ella, ya no estaba.
-Fume tranquilo que a mi no me jode, de onda le digo, señor ...
Otra vez puse mi forzada y tal vez ya algo boba sonrisa de agradecimiento y encendí el cigarrillo.
Estaba exhalando la primer bocanada de humo cuando escucho la voz de mi mujer diciendo;
-Porqué no buscás esos CDs que tenés tan bien guardados y se los mostrás a Juanpi, a lo mejor coinciden en alguno ...?
Si, claro, lo que me faltaba, pensé, la única coincidencia que puede haber es la compañía discográfica, y si la hay.
-Si, pá !!! Esos con los que me torturabas cuando era chiquitita, te acordás?- acotó burlonamente mi hija querida.- Ponéle onda, pá, sino escuchamos lo que yo quiero, eh !!!
-No sé ...- empecé a decir sin mucho convencimiento -no creo que les guste. No creo que puedan entender las diferencias entre lo que ustedes escuchan y lo que yo escuchaba ...
-Dale ché !!! Ponéle onda, cómo dice la nena -intervino mi mujer- yo te los traigo ...
Sin darme tiempo a nada, se levantó y cuando quise reaccionar ya era tarde, estaba volviendo con una pila de mis CDs en sus manos, los que pasaron a las manos de la "bestia" en menos de lo que yo tardé en hilvanar una frase. Ya era tarde. Realmente me sentí cómo un alumno al que el maestro le está tomando lección. O sea, me sentí lo más cercano a un estúpido.
De pronto, inesperadamente la "bestia" levantó la cabeza y exclamó blandiendo uno de los CDs en su mano derecha;
-Éste ... éste es regrosso !!! Escuchemoslo, please !!! Claro, si usted está de acuerdo, no? -dijo finalmente mirándome directamente a los ojos y estirando su mano con el CD hacia mi.
Extrañado lo tomé y no podía creer lo que veía; había elegido "El lado oscuro de la luna" de Pink Floyd. Cómo podía ser ...?!!! En un último intento de desenmascararlo ante mi mujer y mi hija, le pregunté;
-Qué tema te gustaría escuchar ...?
Sin dudar un instante me respondió;
-"El gran baile en el cielo", es el preferido de mi viejo.
Descolocado no atiné más que a terminar de un trago lo que quedaba de mi tercer copa de licor y ya, totalmente entregado, le pasé el CD a mi hija para que lo colocara en el equipo.
La música pronto nos fue envolviendo, confieso que hacía mucho tiempo que no le daba un lugar en mi vida a Pink Floyd, uno de los grupos que acompañaron mis años de adolescente.
Y así fueron transcurriendo las horas, entre aquellos viejos temas que marcaron mi vida, el licor, mi mujer, mi hija y ... ¿la "bestia"?. Debería seguir llamándolo así?. Después de horas hablando de Deep Purple, Pink Floyd, Genésis, Led Zeppelin ...? No me parecía justo, ya no ...
Pero, y el plan, qué pasaba con el plan?!!! En vano intenté recordarlo, se los juro !!! Ya no podía llevarlo a cabo, si hasta escuchamos varios grupos de ésos que escuchan los adolescentes hoy en día, ya saben ... y ya no me caían tan mal. Cuando se hicieron casi la una de la madrugada, mi mujer se levantó y amablemente dijo;
-Chicos, esto está maravilloso pero ya es tarde ...
-Bueno, tan, tan tarde no es !!!- me sorprendí diciendo.
Todos nos reímos a la vez.
-Estuvo todo muy bueno, en especial la parte de la música ... les agradezco que me hayan recibido de onda, son una familia recopada, regrossa, re...- discurseaba Juan Pablo cuando mi hija lo interrumpió.
-Bueno, man, te entendimos, te pegó el licor eh ?!!! Aflojá ...
Todos nos reímos otra vez.
Después de la despedida, mi hija, dándome un largo abrazo y con la carita iluminada de alegría, me dijo;
-Gracias, pá, te requiero !!! Estuviste regrosso, man !!! Te prometo que mañana tiro a la basura mis jeans gastados y rotos, ésos que te sacan tanto, ok?
Y luego de darle el mismo abrazo a mi mujer, se fue a su habitación.
Nos quedamos solos en el medio del comedor, mirándonos, yo sin entender muy bien, todavía, lo que había pasado aquella noche.
Después de largo tiempo, esa noche volvimos a hacer el amor, casi con la misma intensidad de la primera vez.
Por la mañana, nos juntamos los tres en la cocina, cómo lo hacíamos todos los días antes de salir a enfrentar la vida, pero éste día era diferente para mi, sentía un alivio tan grande que casi, casi no lo podía creer. Era cómo si ya no sintiera la abrumadora carga de tener que andar cambiando o arreglando cosas. Realmente me sentía aliviado. Claro, ustedes se estarán preguntando por el plan. Qué plan?!!!
Años más tarde supe que el único plan puesto en práctica ésa inolvidable noche fue el mejor, el que nunca falla, el plan de una mujer, mi mujer.

FIN


1 No la busquen en el diccionario, porque no la van a encontrar. Significa: Ser mitad trans, mitad humante.

2 Tampoco la busquen en el diccionario, aunque creo que es más entendible que la anterior. Es prima lejana de cavilar, que sí está en el diccionario.
Datos del Cuento
  • Categoría: Urbanos
  • Media: 5.38
  • Votos: 45
  • Envios: 0
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