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Categoría: Infantiles

El pastor y sus ovejas

Un pastor tenía dos ovejas y estaba contento porque las dos habían parido y
tenían unos hermosos y juguetones corderitos.

Durante la noche el pastor encerraba sus dos ovejas en un corral que tenía muy
cerca de la casa. Así se aseguraba que lobos y zorros no las mataran.

En las horas del día las soltaba para que fueran a pastar por los cerros. Y
aquel día las soltó, como siempre y dejó a los corderitos en el corral. Es muy
riesgoso soltarlos tan pequeños.

Las dos ovejas cruzaron el río caminando sobre su firme lecho de piedras. Las
aguas del río serrano eran poco profundas y ellas lo cruzaban a diario. Pero al
poco tiempo se desató un temporal muy fuerte y la lluvia fue repentina y
torrencial. Las aguas descendieron de los cerros, se volcaron torrentosas en
los pequeños arroyos y llegar turbias al cauce del río y el río se desbordó.

El pastor salió hasta la orilla, porque sabía que se acercaba la hora en que sus
ovejas regresarían, para amamantar a sus críos y pasar la noche en el corral y
vio que sería imposible cualquier intento por cruzar aquel torrente de aguas,
sin exponerse a ser arrollado y golpeado contra las piedras.

Una oveja se puso a pastar paciente en la orilla, esperando que las aguas
bajaran, la otra se impacientó y comenzó a lamentarse: "Esta agua no descenderá
y mis hijitos se morirán de hambre, aquí nos sorprenderá el lobo y nos
moriremos". La compañera trató de calmarla: "No te impacientes, recuerda que ya
vimos muchas crecientes en el río y siempre vimos las aguas descender, no nos
pasará nada grave y mañana amamantaremos a nuestros hijos".

De nada valieron sus reflexiones, la oveja se arrojó al agua. El pastor la
miraba impotente desde la orilla opuesta. La pobre oveja avanzó un par de
metros, pero las aguas la vencieron y la arrastraron río abajo, el pastor y la
compañera vieron cómo el cuerpo de la desdichada era llevado por la corriente,
que lo golpeaba contra todas las rocas salientes.

Al anochecer las aguas ya habían descendido bastante, pastor y oveja se miraban
desde las dos orillas, el pastor que conocía bien los pasos menos riesgosos,
entró al agua y lenta y cuidadosamente, llegó hasta la otra orilla, ató una
cuerda al cuello de su oveja y ambos volvieron a cruzar el río.

Los corderitos balaban en el corral, el pastor hizo que los dos huerfanitos
mamaran de la oveja sobreviviente, que se constituyó en su madre adoptiva.
Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
  • Media: 5.31
  • Votos: 88
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Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
javier alvarez
invitado-javier alvarez 01-03-2003 00:00:00

este cuento en pocas palabras esta para la patada pues en serio que nunca habia leido algo tam gacho.

Juan Andueza G.
invitado-Juan Andueza G. 27-02-2003 00:00:00

Bastante atarantada la oveja madre. Un cuento "naif".

Ligia
invitado-Ligia 26-02-2003 00:00:00

Con una narrativa fresca y un mensaje de sabiduría. Me encantó leerlo

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