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El carbón de los Reyes Magos

Recomendado a partir de 5 años.

El carbón de los Reyes Magos
Autor: José Luis García

(La escena está vacía. En un extremo del escenario podemos ver un edificio con un cartel que pone “Hostal”, con al menos una ventana y una puerta).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
-¿Alguno de vosotros se ha preguntado por qué los Reyes Magos dejan carbón en lugar de regalos a aquellos que se portan mal? Esta leyenda nos responde a esa pregunta. Muy atentos, que llegan los Reyes Magos…
(Sale el Presentador).
(Un cometa cruza el cielo a toda velocidad, y desaparece).
(Entran Melchor, Gaspar y Baltasar).
MELCHOR.-
Estoy destrozado… -¿Dónde se ha metido la estrella?
GASPAR.-
Y pensar que nadie me hizo caso cuando dije de venir en camello.
(Con sarcasmo).
Un paseo nos vendrá bien. -¡Y venimos caminando desde Oriente!
BALTASAR.-
-¿Occidente?, -¿Oriente?; yo lo que estoy es desorientado.
(Entra un Niño).
MELCHOR.-
Niño, -¿sabes dónde se hospedan María y José?
GASPAR.-
O José y María.
BALTASAR.-
No empecemos.
NIÑOS.-
Estaban en ese hostal, pero…
MELCHOR.-
Gracias, chaval.
GASPAR.-
Te recordaremos para traerte un regalo.
BALTASAR.-
Te traerá incienso, -¡menudo regalo!
GASPAR.-
Mejor que regalar mirra.
NIÑO.-
Pero ahora…
MELCHOR.-
Ya, ya; estarán durmiendo.
(A Gaspar y Baltasar).
Y vosotros dejad de pelear. Cuando descansemos veremos las cosas de otra manera.
NIÑO.-
Pero ahora…
LOS TRES.-
-¡Ya lo sabemos, chaval!
(Se dirigen los tres hacia el hostal).

 

NIÑO.-
Los mayores nunca nos hacen caso.
(Sale).
(Melchor trata de abrir la puerta del hostal).
MELCHOR.-
Está cerrada.
GASPAR.-
Debimos haber hecho una reserva.
BALTASAR.-
(A voz en grito).
-¡Ehhh!, -¡los del hostal!
(Melchor y Gaspar dan un salto asustados por los gritos de Baltasar. Se abre una ventana del hostal y asoma un hombre vestido de gris).
HOMBRE.-
-¿Quién grita de esa manera?
BALTASAR.-
-¿Se hospedan ahí María y José?
GASPAR.-
O José y María.
HOMBRE.-
-¿Quién lo pregunta?
MELCHOR.-
Somos los Reyes Magos.
HOMBRE.-
Paparruchas. Los Reyes Magos son los padres.
(Cierra la ventana y desaparece).
MELCHOR.-
-¿Los padres de quién?
GASPAR.-
Yo soy padre, -¿y qué tiene que ver?
BALTASAR.-
(A voz en grito).
-¡Ehhh!, -¡los del hostal!
(Melchor y Gaspar dan un salto asustados por los gritos de Baltasar. Se abre una ventana del hostal y asoma un hombre vestido de gris).
HOMBRE.-
-¿Queréis dejarme dormir?
BALTASAR.-
-¿Se hospedan ahí María y José?
GASPAR.-
O José y María.
HOMBRE.-
No les dejé hospedarse porque no tenían dinero.
(Cierra la ventana).
MELCHOR.-
Pero María está a punto de tener un bebé.
GASPAR.-
Ese hombre es malo, muy malo.
BALTASAR.-
(A voz en grito).
-¡Ehhh!, -¡los del hostal!
(Melchor y Gaspar dan un salto asustados por los gritos de Baltasar. Se abre una ventana del hostal y asoma un hombre vestido de gris).
HOMBRE.-
-¿Queréis dejarme dormir?
MELCHOR.-
-¿Puedes decirnos dónde se hospedan?
HOMBRE.-
No, porque no me fío de dos barbudos y un negro que gritan en plena noche.
(Cierra la ventana).
GASPAR.-
Este hombre me está empezando a tocar las narices.
BALTASAR.-
(A voz en grito).
-¡Ehhh!, -¡los del hostal!
(Melchor y Gaspar dan un salto asustados por los gritos de Baltasar. Se abre una ventana del hostal y asoma un hombre vestido de gris).
HOMBRE.-
-¿Queréis callaros de una vez?
MELCHOR.-
Somos Magos, además de reyes.
GASPAR.-
Podemos convertirte en sapo si nos apetece.
HOMBRE.-
Os diré dónde se hospedan si sois capaces de resolver una adivinanza.
BALTASAR.-
Eso es una infamia.
HOMBRE.-
Pues dejadme en paz.
(Cierra la ventana).
MELCHOR.-
Por las barbas de mi tatarabuelo…
GASPAR.-
Y por las de mi abuelo.
BALTASAR.-
(A voz en grito).
-¡Ehhh!, -¡los del hostal!
(Melchor y Gaspar dan un salto asustados por los gritos de Baltasar. Se abre una ventana del hostal y asoma un hombre vestido de gris).
HOMBRE.-
(Vemos que tiene un cubo en la mano).
Os voy a dejar tan mojados que pareceréis ranas con barba.
(Arroja el contenido del cubo por la ventana, pero en lugar de agua, cae una lluvia plateada, una lluvia de estrellas).
-¡Qué buen truco!, pero no os servirá de nada.
BALTASAR.-
Di tu adivinanza.
MELCHOR.-
Eso es seguirle el juego.
BALTASAR.-
Si no, estaremos así toda la noche.
GASPAR.-
-¿Y si lo convertimos en sapo?
BALTASAR.-
No nos servirá de nada, porque como sapo no podrá contestarnos.
(Al hombre de la ventana).
-¡Di tu adivinanza!
HOMBRE.-
Había una vez un perro, un gato y un gallo. Los tres tenían cinco años. Pero, -¿cuál de los tres era más viejo?
BALTASAR.-
Pero si todos tienen cinco años.
MELCHOR.-
-¿Cómo podemos saber en qué mes nació cada uno?
HOMBRE.-
Menudos magos de pacotilla.
GASPAR.-
-¡Lo sé!, el mayor es el gallo, porque tiene cinco años… y pico.
HOMBRE.-
(Ríe a todo reír, divertido con la tontería).
-¿Genial, verdad? Venid mañana, que os diré dónde están José y María.
(Cierra la ventana).
BALTASAR.-
Este hombre me tiene negro.
NIÑO.-
(Que entra).
Yo les puedo llevar. Están en un establo no muy lejos de aquí.
MELCHOR.-
-¡Fantástico!
BALTASAR.-
(A voz en grito).
-¡Ehhh!, -¡los del hostal!
(Melchor, Gaspar y el Niño dan un salto asustados por los gritos de Baltasar. El Hombre abre la puerta del hostal, y trae un enorme garrote entre sus manos).
HOMBRE.-
-¡Me tenéis negro!
GASPAR.
Eso ya lo dijo Baltasar.
BALTASAR.-
-¡Estrella!
GASPAR.-
-¿Quién es Estrella?
(La estrella que vimos al principio de la obra, aparece otra vez en el cielo. Va en dirección al Hombre con su garrote, y finalmente choca contra él. Se escucha una enorme explosión y un humo denso invade la escena).
(Hasta que se indique lo contrario escuchamos las voces en medio del humo).
MELCHOR.-
Baltasar, tienes que aprender a controlar tu mal humor.
GASPAR.-
La estrella se ha estrellado.
NIÑO.-
Ha chocado contra el hombre malo.
GASPAR.-
Seguro que ahora lo ha dejado peor.
(Cuando se disipa el humo, vemos que en lugar del Hombre hay una estatua negra, toda de carbón, con garrote y todo).
MELCHOR.-
Por malo y peleón.
GASPAR.-
A partir de ahora así serás.
BALTASAR.-
Un montón de carbón.
LOS TRES.-
Para siempre jamás.
MELCHOR.-
(Al Niño).
-¿Vamos, chaval?
NIÑO.-
Claro, yo soy bueno.
BALTASAR.-
Por eso, en lugar de carbón, algún regalo tendrás.
NIÑO.-
Jo… Y luego dicen los niños del cole que los Reyes Magos son los padres.
MELCHOR.-
Somos padres, es verdad; yo tengo dos hijos.
GASPAR.-
Yo tengo tres.
BALTASAR.
Y yo tengo ocho.
GASPAR.-
Tu siempre tan exagerado…
(Salen los cuatro).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
Y por eso, y a partir de ese día, surgió la costumbre de regalar carbón a aquellos que habían sido malos. Y ahora sed buenos y aplaudid, que los actores han trabajado mucho. Sed buenos y aplaudid, no vaya a ser que alguno de los Reyes Magos esté sentado entre vosotros…
(Vemos a la estrella que desde el cielo se dirige hacia el Presentador, que al percatarse de la situación corre por la escena, perseguido por la estrella).
PRESENTADOR.-
-¡Qué soy bueno, caramba!
(Sale de escena, perseguido por la estrella).

FIN

Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
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