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El camello perdido

~~Un derviche que viajaba solo por el desierto se
 encontró con dos comerciantes.

–¿Han perdido ustedes algún camello?–les preguntó.

~~

 
–Sí, sí–dijeron los comerciantes.–Díganos
 dónde está.

–No lo sé–dijo tranquilamente el derviche.

–Pero ¿no lo ha visto usted?

–Nunca he visto ese camello, ni he oído hablar
 de él más que a ustedes.

~~

 
Los comerciantes se miraron sorprendidos, y creyeron
 ser víctimas de un engaño y de un robo.

Se acercaron a él, le cogieron y le preguntaron:

–¿Dónde está el camello, y qué ha hecho usted de
 las joyas que había entre la carga?

–No he visto el camello, las joyas y la carga–repitió
 el derviche.

Entonces le condujeron ante el Cadí para que lo
 juzgara; pero después de un examen muy detenido no
 resultó nada en contra del derviche. No era culpable
 de mentira ni de robo.

–Es un hechicero–exclamaron los comerciantes.

~~Pero el derviche le dijo tranquilamente al Cadí:

–Veo que está usted sorprendido, y que sospecha
 que estoy engañándole. Quizás le he dado motivo
 para ello, y debo explicarme. He vivido muchos
 años, y aunque no he aprendido nada nuevo, me he
 habituado a ver con cuidado y a pensar bien en
 lo que veo, aunque sea en el desierto. Encontré esta
 mañana las huellas de un camello que iba perdido,
 porque junto a sus pisadas no había ninguna pisada
 humana. Comprendí que el camello era ciego del
 ojo derecho, porque estaba intacta la hierba de ese
 lado, y la del izquierdo se la había comido al pasar,
 y deduje que iba cojo, porque apenas se marcaban en
 la arena las pisadas de una de sus patas. Noté además
 que le faltaba un diente, porque en donde había mordido
 la hierba quedaba siempre en ella un pequeño
 espacio sin cortar. Hallé en el suelo algunas hormigas
 arrastrando algunos granos de maíz, caídos en la
 misma dirección de las pisadas del camello, y también
 hallé algunos montones de moscas disputándose unas
 gotas de miel, y por estas señas conocí la carga que
 aquél llevaba.

Datos del Cuento
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