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El Zapato (el sin par)

~El primero de Mayo, hace varios años atrás, volvía de festejar el día del trabajador, caminando por las calles de Bell-Ville, inserto en la traza, en que se estructuraron las ciudades fundadas bajo las leyes de indias.
Por suerte nuestro caudaloso río produjo un tajo contundente en la geografía del lugar, que cortó la cuadricula en dos partes de ese sistema tan esquemático de urbanización, dándole una característica distinta a mi ciudad.
Circulaba por el medio de la calle con frió en mis manos y orejas, mucho frío. No hay nadie caminando, camino conmigo mismo y escucho solo el ruido de mis zapatos repiqueteando en el duro hormigón, creo que no sufrían desgaste dado que era un andar poco abrasivo, si bien mi peso se notaba bastante insinuado en un tac, tac, tac, rítmico de los pasos. La brisa diluía el olor de mi cuerpo, de un tufo a taller mecánico, mezclado con humo de asado, que nos circundó durante todo el día de festejo.
Tenía una sola idea, llegar a casa y darme un gran baño. Seguí caminando y comencé a escuchar que un paso de mi píe era redoblado por otro ruido, también a paso. En un momento pensé:
_ ¿Se estará despegando mi taco?
O alguien me sigue...
Me detengo y mirando hacia atrás escuche claramente otro paso y después el silencio, retomé la marcha y a una décima de segundo, detrás de mi paso otro ruido.
Pienso...alguien me sigue.
Me detengo y nuevamente el mismo tac. Miro con cierta duda, de que alguien esté detrás de mí, o de los árboles, pero no veo nada, nada...
Me preocupa un poco por que al mirar hacia atrás, no existe movimiento de ningún tipo. Seguí y trate de no escuchar mas nada para no generar inseguridad en mí.
Todavía me faltaban varias cuadras, para llegar a casa.
El redoble crecía y perturbaba mi abstracción, a ese incomodo eco.
Al llegar a un garaje me detengo. Me ubico en una pequeña entradita, miro hacia ambos lados y espero... sentí el mismo ruido, otro paso y yo detenido en el lugar no veo nada....
Miro bien nuevamente, y al lado de un árbol de pequeño tronco con un tutor de resguardo, hay un elemento claro, casi blanco, en formato redondeado de no más de 0,35 mtrs de largo, sin cantos vivos. Me acerco y pienso:
_¿será un bollo de papel?
Al fijar la vista, reconozco que era un zapato grande, solo se movía como con pequeñas contracciones, algo parecido a una boca en la puntera, con estrellas cerca de la lengüeta, bastante usado. Actuaba como algo vivo, muy deteriorado pero activo, me acerco porque no me generaba nada, ni miedo, ni asco, ni nada; había quedado casi saliendo de la cazuela del árbol.
Al estar cerca de él note una sonrisa de aceptación, me animo a tocarlo... estaba seco y muy frío. Pruebo decirle:
_¿Tu dueño es un payaso?
_¿Estás perdido?
No contesta, creo que no habla.
_¿Que hago?
Me doy vuelta y comienzo a caminar nuevamente, enternecido ante este elemento tan raro pero agradable. Cinco pasos míos y cinco pasos de él por detrás mío en forma apresurada. Note que no quería que me fuera, pruebo salir corriendo y escucho que emite sonidos de reclamo, vuelvo y le digo:
_¿ que te pasa?
_¡¡¡No me dejes!!! Llevame con vos.
Emitió palabras con un sonido suave, metálico y agradable.
_¿Hablas?,¿Por que no me contestabas?
_Soy muy tímido y temeroso, siempre me hacen algo, me patean, me pisan. Soy solo un zapato sin par, a nadie le sirvo...
_Y... ¿Qué quieres que haga contigo?
_Llevame donde no haga tanto frío, necesito solo periódicamente una buena pomada para calzado color blanca y un poco de sol por los hongos, nada más, no te molestaré.
Hago varios pasos y él detrás de mí... yo preocupado me pregunto:
_¿Que hago?
Totalmente intrigado por este ser viviente con ganas de saber que era, pensaba donde lo guardaría.
Me doy vuelta y le digo:
_Por ahora no hables, déjame pensar...
Lo mezclo con el atado del repasador, plato, vaso y cubiertos. Note en él una reacción de agradecimiento acurrucándose en mi brazo y mano.
Llego a casa de mi Madre, yo vivía detrás de la de ella. En el ingreso había un entrepiso casi sin escalera. Le digo bien bajito:
_ Te dejo en este lugar, no hagas ruido ni nada, yo mañana te vengo a ver...
Fui al departamento, no comente nada a mi familia, baño y a dormir.
Esa noche casi no pude dormir pensando en el zapato.
A la mañana ansioso, voy al entrepiso, lo veo me dice:
_”Hola jefe”
_ ¿Qué hago con vos? murmuro...
Y él me pide quedarse un tiempo en ese lugar, no quiere ver a nadie
_ ¿De dónde vienes?
_Fui de un payaso que se quedó de a pie. Cuando lo despidieron me quedé solo porque él me olvidó. Después trabajé en la construcción, planché varias veces revoques, estuve en un estante de una frutería y en varios lugares más. No puedo terminar mi vida como todos los zapatos viejos, tirados, retorcidos en el barro... creo que tengo que conseguir ser útil nuevamente...Se ríe con carcajadas estridentes y me dice:
_Aunque no creas yo soy Francés, traído de Europa en una caja lila con un moño amarillo para payasos y/o circos, mi compañero de par, es egoísta, no tolera a nadie, no permite que nadie crezca a su lado, pero seguro que me extraña... no olvides que venimos del mismo cuero.
(No es muy bueno humanizar los elementos que fueron concebidos para ser materiales, el problema es cuando las características propias de esos elementos se humanizan, nos confunden los sentimientos y sin querer creemos que son iguales a nosotros)
_Quédate ahí, no te muevas mucho y no hagas ruido, después vuelvo.
Lo visitaba dos o tres veces por día. En ese lugar estaba solo, no me gustaba mucho pero no me quedaba otra.

Un Sábado por la mañana yo estaba en el estudio, comienzo a escuchar una música de banda, a lo lejos me asomo a la calle, no circulaban vehículos. A una o dos cuadras un desfile multicolor de jaulas, alguien pasa y me dice:
_¡¡Pato es un circo, que desfila!!!
Salí corriendo a buscar a mí amigo, lo noto bastante alterado y me dice:
_¡¡¡La Banda!!!
_¡¡¡Ven vamos!!!
Bajé la deteriorada escalera, corto camino por el garaje, y veo el primer animador del desfile con una trompeta metálica anunciando el debut de un circo Alemán. Comienzan a pasar jaulas con tigres, leones, monos, y a los costados de las jaulas, artistas, payasos y niños con mallas de atletas. Yo lo tenia debajo de mi brazo, tapado por un trapo color verde que encontré en el entrepiso, lo destape un poquitito, la parte delantera para que vea. Siguen pasando con una total alegría, elementos del circo, el cañón para la bala humana, las motos, el globo de la muerte y caballos blancos que llevaban bailarinas posada en una montura brillante. Un payaso vestido de mil colores se acerca, se aleja, salta, hace una voltereta y ríe, ríe, camina mal, como desequilibrado. Lo miro bien... tenia un solo zapato, no podía creerlo. Me agaché y bajé al suelo al sin par, le retiro un poco más la tela y noto que comienza a reír con carcajadas muy fuertes, tan fuertes que casi no escuchaba la banda.
De un salto muy largo cayó debajo del payaso, se introdujo en el pié, se ató el cordón, camina muy alegre y natural, quizás como siempre. Soltó otra carcajada, como saludadomé y partió... no me di cuenta, se fue de repente, como se van las cosas lindas y simples que uno no quiere que nunca nos dejen..........desde hace años me acuerdo mucho de el y la verdad es que lo extraño y mucho.


Pato

Siempre me fijo en las zapaterías donde arreglan calzados, lo busco en algún casillero.
O la pasar una banda de circo, miro fijamente los pies de los payasos a ver si me reencuentro con mi amigo “el sin par”

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