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Categoría: Metáforas

El Río

- ¿Cómo llegar al cielo? -. Se preguntó a sí mismo.
Miró hacia atrás, y vio que nadie había. Cerró sus ojos un momento y pensó:
"Todo lo que tuve que dejar, y aun así, me siento más pesado. Quizás no fue cuestión de sacrificio, ni abnegación ni entrega. Todos se han ido, y largo he caminado. Siento que aún estoy tan lejos, como si no hubiera dado peldaño alguno hacia el cielo..."
Abrió los ojos, respiró profundo y se dispuso a continuar. Cogió su bolsa, y camino hacia la montaña más alta. Mientras la subía, alababa y cantaba al Señor. De pronto, sintió que algo le apretó la garganta, quitándole el aire. Asustado, se detuvo un momento. Pensó que moriría, y alarmado continuó alabando y cantando al Señor, con la poca fuerza que aún tenía. Miró hacia el cielo, y vio entre nebulosas que los buitres volaban en torno a él; casi desfalleciendo lanzó un grito:
- ¡Señor, permíteme ver tu cielo!
Una corriente de aire cayó de los cielos sobre él, llenándole de fuerzas nuevas. Se paró, y con gran emoción siguió escalando la montaña, sintiendo que en la cima encontraría la respuesta a su único anhelo.
Cuando llegó, vio que los cielos eran tan celestes que sintió estar en el paraíso; la pureza de sus blancas nubes le hicieron sentirse inmaculado. Agradecido por aquel paisaje se puso a orar. De pronto, sintió que un río de dicha pasaba a través de su cabeza hasta sus pies, subiendo y bajando, subiendo y bajando... Y el poder de la vida se manifestó en cada parte de su ser; subiendo y bajando, subiendo y bajando... Con un vigor inenarrable declamó:
- ¡En el nombre del Señor, que los vientos alivien mis pesares! -. Todos los vientos pasaron a través de él, y como doncellas le acariciaron y le refrescaron.
- ¡En el nombre del Señor, que las nubes bailen entre mis brazos! -. Movió sus brazos, y las nubes le siguieron como marionetas entre las cuerdas de sus manos.
- ¡En el nombre del Señor, que el Sol me ilumine! -. El Sol emanó sus rayos como una fogata, acercándose tibiamente a su rostro, iluminando sus ojos por el dorado de su luz.
No pudo resistir mas aquel fastuoso panorama, y comenzó a llorar por la emoción que lo embargaba. Siguió orando hasta ya muy tarde, agradecido por aquella celestial experiencia. Y luego, bajó de la montaña, y regresó a su pueblo, prometiéndose a sí mismo que diariamente la subiría en la búsqueda de su celestial encuentro.
Tiempo después, caminando por el pueblo, vio que sus amigos aún seguían en lo mismo: trabajando, haciendo vida familiar, las reuniones sociales, etc. Todo seguía igual para todos, menos para él.
Un día pasando por la plaza del pueblo, vio a un muchacho que alegremente cantaba con una guitarra, anunciando la venida del Señor, y que el reino de los cielos estaba dentro de uno mismo. Poca gente se acercó a escucharlo. Él esperó a que todos se fueran, y antes que el muchacho se alejara, le dijo:
- Yo he estado en el cielo... - y le narró toda su celestial experiencia.
El muchacho sonriente le escuchó, y sabiamente pregunto:
- ¿Has vuelto a vivirla?
- No. Sólo fue aquella única vez. Nunca más la he vuelto a vivir.
- Dentro de ti lo puedes vivir, y el Señor te puede mostrar la escalera hacia el cielo.
El muchacho se despidió, y él lo vio alejarse lentamente hasta perderse de su vista; y se dijo a sí mismo:
- No creo.
Volteó, y siguió su camino diario hacia la montaña. Cuando llegó a la cima, humildemente se puso a orar, y como siempre, nada se manifestó. De pronto, sintió que las fuerzas se le iban y supo que iba a morir; y exclamó:
- ¡Permíteme subir al cielo!
Nuevamente vio que los buitres bailaban por los aires mirándolo como carroña. Y de pronto, sintió aquel río de dicha que pasaba a través de todo su ser, subiendo y bajando... Y así como una hoja seca, aquel río no volvió a subir, arrastrando consigo su último aliento... Mientras su vida se le iba con aquel río, recordó al muchacho: "... Dentro de ti..."
Y el río lo arrastró hacia el océano infinito de luz, hacia aquel cielo sin final, hacia su hogar, su última paz...
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 3095
  • Fecha: 19-06-2003
  • Categoría: Metáforas
  • Media: 5.34
  • Votos: 95
  • Envios: 6
  • Lecturas: 3493
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Juan Andueza G.
invitado-Juan Andueza G. 19-06-2003 00:00:00

Muy bueno, muy bien escrito. Además con una limpieza que viene muy bien.

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