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El Regalo de Dios

El Regalo de Dios

Hacia las nueve de la mañana de un día como muchos en la escuela, el patio de recreo estaba lleno de ángeles. Unos platicaban en corrillos, otros correteaban una pelota y muchos caminaban en agradable compañía por los pasillos. La hora de su descanso.
¿No se supone que los ángeles deben estar siempre en guardia? No, en este momento los niños están con sus maestras, que es casi lo mismo que estar con sus mamás, ellas los cuidan.

Por ahí entre los pasillos caminaba un angelito alumno cabizbajo, como sumido en las más profundas reflexiones. Atinó a pasar el ángel de una maestra, por supuesto más grande y mucho más sabio que el chiquito. ¿Qué te sucede? le preguntó, ¿por qué esa cara de preocupación? Bueno es que ya falta poco para el cumpleaños de Dios y no sé qué voy a regalarle. La frase “el cumpleaños de Dios” fue como un trompetazo para el ángel Maestra. ¿Cómo era posible que se hubiera olvidado? Este era uno de los sucesos más importantes del año y nadie lo había mencionado siquiera.
Ya desde hacia varios días el ángel Profesor de Música les había platicado que los niños estaban ensayando Villancicos para cantarlos a los papás. ¿Y para qué se cantaban villancicos sino para celebrar el cumpleaños de Dios?

Con una señal el ángel maestra convocó a todos los ángeles al patio y un momento después el tema era común ¿Qué le vamos a regalar a Dios? La elección del obsequio era un tema en realidad dificilísimo, hasta para ellos que eran ángeles de niños que estudiaban y de maestras que enseñaban y que se supone que deben saber muchas cosas. ¿Qué le vamos a regalar a Dios?
Empezaron a surgir algunas ideas, ni a cual ir de poco prácticas, y de repente de por ahí se oyó una vocecita. Era la de un angelito alumno de primero: Mis compañeros y yo le podemos regalar “sonrisas”; los niños de primero sonríen tanto que hemos guardado sus sonrisas en esta canasta son muchísimas, yo creo que a Dios le van a gustar. Excelente, los alumnos de primero le regalarán a Dios sonrisas.

Pues los niños de cuarto dijo un ángel maestra de cuarto año han trabajado con la responsabilidad que es cumplir con tus obligaciones, hacer la tarea, no olvidar firmar la libreta y estudiar para los exámenes , ese puede ser su regalo “responsabilidades”. Todos los actos responsables los pondremos también en una canasta.

Por allá un ángel de un niño de sexto señaló: El niño que yo cuido se encontró hace unos días veinte pesos en el patio de recreo y se los dió a Miss Tere para que ella dijera por el micrófono que si alguien los había perdido, esto hizo que la maestra les hablara a los niños sobre la honradez. Ser honrado es nunca tomar nada que no sea tuyo ni hacer uso de lo que no te pertenece sin autorización de su dueño. Los niños de está escuela se comportan siempre con honradez. Si a sus actos de honradez les ponemos un bonito moño se verán estupendos como regalo para Dios.

Ya sé cuál será el regalo de los niños de quinto, gritó de repente un ángel regordete que tenía la aureola sobre la frente: el otro día sucedió algo triste en un salón, como está haciendo frío uno de los niños vino a la escuela con un sombrero y una bufanda muy, pero muy chistosos, realmente se veía mal y algunos de sus compañeros se burlaron de él. La maestra les llamó la atención sobre el respeto, le dijo que todos, todos los seres humanos deben ser respetados, que el respeto es aceptar a cada persona como es, con las cosas que nos gustan y las que no nos gustan de él. Respetar es nunca burlarnos de las personas, no tomar sus cosas, ser amables y considerados con todos. Creo que los niños de quinto aprendieron la lección y se han comportado con respeto hacia todas las personas que los rodean. Yo he guardado un montón de “respetos” que me he encontrado en los salones de quinto, les voy a poner un bonito papel de china rojo y se los regalamos a Dios.

Por ahí había un angelito que escuchaba con mucha atención lo que los demás ángeles decían, era el ángel de un niño de segundo año, estaba muy afligido, todos los regalos que le iban a dar a Dios le parecían perfectos, pero y él ¿qué iba a regalar? Estaba muy preocupado. ¿Y nosotros qué vamos a hacer?, le preguntó de repente el ángel de una niñita de trenzas del mismo salón. No sé, respondió, por más que pienso no se me ocurre nada, yo me la paso cuidando a Santiago que es muy travieso, eso ocupa todo mi tiempo, ¡qué voy a saber de regalos! ¡Pero entre todo lo que hace Santiago debe haber algo que pueda ser un regalo! dijo el ángel niña, ¿sabes qué he observado? Que cuando juegan durante el recreo todos los niños se ayudan unos a otros cuando se caen y se lastiman. Siempre que Santiago o cualquier otro niño se caen, todos sus compañeros lo ayudan, eso es ser buena persona. Ya está la bondad será un regalo estupendo. Las niñas de segundo también saben ser bondadosas. Pues no se diga más, ayúdame pues a juntar “bondades” a sacudirles el polvo del patio de recreo y ponerlas en una canasta muy adornada, será un hermoso regalo, la bondad.

Sólo faltaba el regalo de los niños de tercero, algunos ángeles de niños de tercero se veían unos a otros con desconcierto, todos tenían ya ideas sensacionales. Tomados de la mano se acercaron al ángel de una
maestra de tercero: ¡Sólo faltamos nosotros! le dijeron ¿qué vamos a hacer? El ángel maestra se les quedó viendo: ¡Qué lindo es que vengan tomados de las manos! Pues es que todos somos amigos y nos queremos ayudar, siempre que podemos lo hacemos así, nos ayudamos. Los niños de tercero se parecen a ustedes, y es que su maestra, a la que yo cuido, les ha dicho siempre que se ayuden, que estén atentos de las necesidades de los demás, que hagan causa común siempre que puedan, esto es la solidaridad. ¿Y le gustará a Dios la solidaridad como regalo? preguntó un angelito de ojos grandes y cabello revuelto. Por supuesto, todos los seres humanos debiéramos ser solidarios unos con otros. Ya está vamos a recoger de cada niño de tercero su solidaridad y se la regalamos a Dios.

Todos los ángeles se apresuraron a completar su trabajo. Recoger, envolver, poner moños, colocar en la canasta. En un santiamén ya estaba listo el regalo de Dios. Un campanazo hizo a todos los ángeles ponerse en alerta. Pensaron que era la hora del recreo, uno de los momentos de más trabajo para ellos y ya se apresuraban a tomar sus puestos cuando vieron que los niños salían en orden de sus salones y escucharon en el micrófono al Profesor de Música que les anunciaba el ensayo de villancicos. Con que alegría se reunieron a la marcha todos los ángeles, ya estaba todo listo. ¡Aleluya! ¡Con cuánta alegría se cantaron los villancicos! Seguramente Dios estaría muy, muy feliz. Los regalos fueron maravillosos y los cantos resonaron llenando de alegría y paz no sólo el gimnasio sino toda la escuela. Esa alegría y esa paz llegaron hasta cada una de las casas de los niños y de las maestras y profesores. ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Navidad!
Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
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2 comentarios. Página 1 de 1
dorothyvillalobos
invitado-dorothyvillalobos 18-02-2004 00:00:00

Este cuento esta muy bien escrito y sobretodo que pone de manifiesto ls valores que poco a poco se estan perdiendo en la vida diaria de muchas personas. La felicito. Muy buen cuento para ninos y grandes

Concepción Peña
invitado-Concepción Peña 10-01-2004 00:00:00

Me parece didáctico, es necesario educar en los valores, éstos están cayendo en el sótano del olvido y mucho tiene que ver la "caja boba" (televisión) y la prensa que muestra como éxito las bajezas humanas en lugar de censurarlas.

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