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EL INQUILINO

Quisiera relatar una historia personal. No soy muy creyente de este tipo de cosas llamadas paranormales. Toda mi vida he sido más bien un hombre racional y pensante, la religión la evito y creo fervientemente en: lo que obtienes en la vida es fruto del trabajo y la preparación. Sin embargo hay cosas de las cuales no tengo la mas minima explicación, mi caso como el de muchas otras personas que hemos coincidido, se centra en una especie de hecho paranormal; se que suena irrisorio; pero la realidad que enfrenté dista mucho de fantasías y chapucerías como las que comúnmente encuentras en estos temas.

 

Yo vivía en un edificio de departamentos en el centro de Tampico. Como muchos edificios de renta en este lugar, tienen habitaciones con techos altos y construcciones muy antiguas y firmes, hechas de ladrillo y acero. Fue una noche que regresaba de trabajar cuando me percaté de algo extraño en la entrada al edificio: una señora sentada en la banqueta de aspecto bastante extraño, muy anciana y con un vestido sucio y andrajoso; me miró con asombro y no le tomé importancia hasta que me habló y me dijo:
-¿Como le fue en su día ingeniero? -¿Disculpe? ¿Quién es usted? – le pregunté con cierta repugnancia. -Cuídese mucho. Hay gente que le quiere hacer daño, le quieren meter brujería, tenga cuidado. Ya mataron a muchos ahí donde vive, se quieren quedar con el edificio. -Me dijo la anciana con una voz rasposa y un tufo que lastimó mi nariz.
Dicho esto me sonrió con una boca llena de dientes manchados y podridos, su advertencia lejos de inquietarme tan solo me causo ..016 gracia. 12:00 am

¿Brujería? Por favor en pleno siglo 21, era claro que la mujer no sabia un comino de los tiempos modernos y seguía viviendo en la edad media. Al llegar a mi departamento fui recibido por “Bucles” un gato siamés que me había regalado un novio. Eso fue lo único de lo que no me deshice cuando terminé con él. La rutina era la misma: darle de comer, limpiar su arena y dejarle merodear por ahí. Yo tomaba un baño de tina largo, revisar mis correos, redes sociales y acostarme ya de madrugada. Esa noche me desperté inusualmente por que escuché un fuerte estruendo en el departamento de arriba; me causo extrañeza porque sabía que nadie rentaba ahí, así que supuse que había inquilinos nuevos. Podía escuchar como peleaban y se tiraban cosas que se rompían en el piso, como el cuarto tenia techo alto, la acústica era considerable podía oír los llantos, los reclamos, las groserías que la pareja se profería. Molesto me tapé la cabeza con una almohada para no escuchar y me quedé dormido.
A la mañana siguiente me dispuse a irme a trabajar, tomé mi desayuno y le dejé croquetas al gato. Al salir, en mi puerta había una especie de bolsa de lona y como tenía prisa la hice a un lado sin ver que contenía. Pasó la mañana y la tarde y al regresar pude ver que la bolsa seguía ahí, era algo extraño pero me ganó la curiosidad de saber que había dentro. Así que me dispuse a abrirla para ver el contenido, al hacerlo una nube de vapor pestilente y nauseabundo me impregnó por completo, aquello era algo asqueroso; había tierra, animales pequeños muertos y un papel. No quise ahondar más y arrojé la bolsa al cesto de la basura bien envuelta en otra bolsa de plástico.
Asqueado, tomé un baño y me tallé el rostro no sé cuantas veces. Ya fresco fui a la cocina para darle de comer a Bucles y no estaba; me preocupé por que el gato no se perdía ninguna comida. Así que salí a buscarlo sin encontrarlo, solo abrí una ventana y le dejé la comida. Estaba muy cansado y esa noche la paséialy mal; soñé pesadillas horribles, gente muerta, seres extraños y cosas así. Me desperté sudoroso por la madrugada y volví a escuchar la pelea de la pareja de arriba, lo mismo: golpes, cosas rotas e insultos nada nuevo, quise volver a dormir pero no pude, así que puse atención en la pelea. Los golpes iban en aumento, se rompían cosas y gritaban con más coraje. Así con aquella escena me quede dormido. Al día siguiente estaba muy cansado, el gato no había regresado y comencé a preocuparme en serio por él. Me fui a trabajar y el día estuvo muy largo.

Al regresar a mi casa, me encontré casualmente con un vecino, no conocía a los vecinos, a ninguno, ni siquiera al administrador, tan solo depositaba puntualmente la renta y era todo; la persona que me rentó tan solo la vi dos veces y era una persona joven, fuera de eso éramos todos desconocidos, al menos para mí. Cuando lo vi quise preguntarle por la pareja y si sabía algo; pero su gesto descontento y su actitud mermaron cualquier intento por hablarle. Al llegar a mi departamento vi algo que me dejó helado: era la bolsa que había tirado un día antes, angustiado pensé que se habían metido a mi casa y abrí rápidamente.

 

Todo parecía en orden, nada faltaba y nada inusual, excepto la bolsa. Enfadado la tomé y la tiré en un bote de la calle, al regresar lo único que me preocupaba era el gato, no había regresado, algo estaba mal y me metí a bañar; al entrar en la habitación vi con horror que fuera de la ventana estaba Bucles amarrado del cuello y muerto. Lo habían destripado y abierto en canal, su pelo del cuello hacia abajo había sido arrancado con todo y piel y su cabeza aun conservaba pelo y un gesto de dolor. Me aterré, me sentí tan miserable y después de eso el coraje, quería matar, quería encontrar al responsable y darle su merecido. Con tristeza bajé lo que quedaba de mi gato y lo metí en una bolsa de basura, no sabía que mas hacer. Me dispuse a dormir y de madrugada volví a despertarme con los ruidos de la pelea, en ese momento me paré y con toda la rabia del mundo subí las escaleras para encarar a la pareja y decirles tantas ofensas por no dejarme dormir. Al llegar al departamento toqué y toqué de una manera ofensiva, nadie abrió. Eso me hizo hervir la sangre y tan solo proferí unas groserías y les pedí que me dejaran dormir, esperando que abrieran la puerta para encararme y no fue así; bajé de nuevo y me metí a la cama.

AI voltear a la ventana mis sentidos
se pusieron alerta, había alguien ahí. Una figura humana, la sombra
de alguien que me veía y que estaba parado afuera de mi ventana.
Lo primero que hice fue prender la luz y tomar un bate que tenía
en el closet, pero algo me dejó pensando: afuera de la ventana no
había cornisa y estaba a 10 metros del suelo ¿Cómo haría aquella
persona para estar parado afuera de mi ventana? Era imposible,
me acerqué y la abri buscando respuestas y no había nadie ahí. La
cerré y me puse a pensar que había pasado. En ese momento
tocaron a mi puerta, era de madrugada y fui a ver quién era, no
había nadie tan solo una nota en el piso y el collar de mi gato junto
con lo que parecían ser sus vísceras. Tomé la nota y limpié el piso
de aquella suciedad, la nota decía algo que me dejó desconcertado
y a la vez temeroso

“Te voy a joder, el diablo te acecha y no vas a tener un día de paz,
chinga tu madre, joto…”

No pude mas con eso, me sentí desesperado y solo, algo me
habían hecho, algo pasaba y no sabía que, mi mente trataba de
razonar; pero no hallaba respuestas, me dispuse a dormir y no
pude, al llegar la mañana me fui a trabajar, tenso, nervioso y con la
incertidumbre de no saber qué pasaba. No quería regresar a mi
departamento, quería irme de ahí y dejar todo; pero tuve un ápice
de valor y enfrente el problema. Esperaba encontrarme con algo al
llegar y no fue así. Me sentí tranquilo, al entrar en mi habitación
noté algo raro, un olor como a carne podrida, como a animal
muerto. Vi por todos lados y no había nada, cerré las ventanas y
me fui a bañar. AI disponerme a dormir, corrí la colcha y vi la causa
del mal olor, había ratas muertas, gatos y partes de animales muertos en mi cama. Todos llenos de gusanos y moscas, no pude más y vomité en el cuarto. Decidí irme de ahí, irme a un hotel y en ese momento cuando pensé eso, se fue la luz. Me quedé
completamente a obscuras y entonces sentí algo detrás de mí: la
presencia una persona, algo que respiraba en mi oído, algo helado,
algo que despedía un olor nauseabundo. Comencé a temblar, me
quedé sin habla y paralizado, no sabía qué hacer y entonces sentí
un golpe en la nuca, un golpe tan fuerte que me dejó noqueado.
No supe mas por un momento y desperté de madrugada,
escuchando de nuevo, la pelea. Salí corriendo del cuarto y quise
pedir ayuda. Tocaba las puertas sin que nadie me abriera y subí
para aquel cuarto de la pareja, toqué fuertemente, gritando y
pidiendo ayuda, nadie respondió. Entonces en mi desesperación
abrí la puerta de un golpe y mi horror aumentó. No había nadie en
el cuarto, estaba completamente vacío; olía a humedad y a viejo.
Entré en aquel cuarto para investigar si no había nadie ahí. De
pronto se me cerró la puerta violentamente, quedándome atrapado
y con la tenue luz de la calle, hacía calor y comencé a sudar
copiosamente; entonces lo vi. Parada en la ventana estaba esa
figura humana completamente negra la luz no se reflejaba en eso,
me horroricé al ver como esa sombra se acercaba lentamente hacia
a mí, como flotando en el aire. Esperaba lo peor y los cerré mis
para no ver; sentí frío, un intenso frío recorrer mi espalda, pude
sentir la violencia de aquello, el olor a putrefacción, incluso pude
percibir el aliento de eso, era horrible.

 

De nuevo volví a sentir que
me golpeaban y caí en el piso, me desmayé y no supe mas hasta el
día siguiente. Vi con horror que estaba desnudo; tenia rasguños y
moretones por todo el cuerpo, estaba tan adolorido que apenas
podía caminar, bajé como pude a mi cuarto y me dispuse a
empacar mis cosas para irme de ese lugar y salí prácticamente
huyendo. Al salir del ediñcio, estaba aquella señora que vi cuando
todo esto empezó, sentada en el mismo lugar, andrajosa y oliendo
a orines, me sonrió con la misma mueca asquerosa, como
diciéndome “Te lo dije”. Me seguí de largo sin voltear.

Tiempo después que mandé por mis cosas, uno de mi amigos me
contó una historia que desconocía. En ese lugar donde vivía, había
vivido una pareja que murió en extrañas circunstancias, asesinados
a puñaladas. Decía también que en ese lugar se sabía de personas
que practicaban la brujería, que espantaban en el edificio y cosas
así. Yo no quise contarles lo que sucedió. Mi vida dió un giro y sigo
sin comprender las cosas, el ediñcio sigue ahí, esperando renteros,
yo evito pasar por ahí y aun me sigo despertando en la madrugada
al sentirme observado por alguien. no sé qué hacer y cada noche
que pasa es un martirio.

Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
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