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Categoría: Misterios

EL AMIGO TOTO

La casa me cautivó desde el primer momento, aunque en el ambiente se respirara un aire de sutil melancolía.
En el comedor unas escaleras, que conducían a la segunda planta, me atraían como un imán, cada vez que pasaba frente a ellas y no sé porque extraña razón, al ascenderlas lo hacía con inexplicable lentitud, como si algo o alguien coordinara mis pasos.
Nos habíamos mudado hacía tres semanas. Mi hija Shara, de dos años de edad, vagaba por las espaciosas habitaciones, como un soplo de brisa, llenando los silencios con sus risas y sus conversaciones solitarias.
Una tarde me dirigí a los dormitorios del segundo piso, al ascender la escalera percibí unos suaves pasos que me seguían. Me asusté y volví la cabeza, era mi niña. Con su vaporoso vestido blanco, semejaba un copito de nieve sobre el oscuro color de la madera. Al mirarla me sonrió. Me quedé contemplándola por un instante y algo ligero como una brisa me envolvió, ella sonrió ¿ con malicia? ¿ con picardía? No supe definirlo, pero algo mágico e intangible se coló en el ambiente.
Uno de los cuartos de baño quedaba contiguo al patio de ropas. Era un espacio amplio. En las mañanas el sol entraba a raudales y Shara lo convirtió en el lugar predilecto para sus juegos. Esto me agradó mucho, porque asi podía vigilarla mientras lavaba o planchaba la ropa.
Una mañana la escuché reír y conversar con alguien. Supuse que me hermana había llegado de visita con su pequeño hijo, mi esposo estaba en el antejardin y la puerta estaba abierta. Continué con el oficio esperando ver a los visitantes llegar hasta mí. De pronto escuché a mi hija preguntar:
- ¿añamos a Lulú? - Lulú era el nombre de su muñeca. Esperé la respuesta,pero nadie le respondió, entonces decidí asomarme para ver con quien estaba mi hija.
- ! no, achí no! e vuele- la escuché gritar justo en el momento en que me acercaba a la puerta, miré hacia el interior del cuarto . Ella estaba sola y en ese instante la vi introducir la muñeca en la bañera vacía. Al sentir mi presencia giro la cabeza para mirarme y con gesto desolado dijo:
- se fe-
- ¿Se fue? ' quién se fue?- le pregunté sonriendo
Se levanto y señalando co la cabeza la ventana respondió:
- mamigo Totó-
- Oh, lo siento! le dije para consolarla, siguiendo su juego. La abracé y salí. dejándola sola para que continuara jugando con sus muñecas.
El techo sobre el lavadero, estaba cubierto por tejas transparentes, al regresar para seguir lavando, me sorprendí mucho, al ver que sobre el agua del tanque, flotaban plumas blancas, pequeñas y delicadas, parecidas a las que tienen en su pecho las palomas. ¿ qué sucede? me pregunté, mientras con la mirada buscaba algún resquicio, por donde hubieran podido caer las plumitas, al volver la mirada me encontré con la sonrisa de Shara.Un estremecimiento me recorrió el cuerpo. De nuevo ese algo intangible que una tarde presintiera, se mezclo con el aire.

En el mes de diciembre nos disponíamos a armar el pesebre. Mi hija y mis sobrinos gritaban de emoción, cada vez que sacaban las figuritas nuevas de una caja de cartón. De pronto Shara gritó:
- ! Es Totó! mamigo Totó!- en sus manos tenía la imagen de un ángel rubio vestido de azul.

Dos días antes de la navidad, mi hija jugaba con uno de sus primos en el dormitorio de su hermano. La alcoba quedaba en la segunda planta. Era la hora de ir a dormir. Preparé su tetero y salí de la cocina, desde el comedor la llamé:
-! Shara, mi amor, baja ya, es hora de dormir!
- ! a voyyyyy!- respondió, pero siguió jugando.
De nuevo la llamé:
-! Sharita, me voy a tomar tu rico tetero!- no me respondió. Coloqué entonces el tetero sobre la mesa del comedo y me acerqué hasta las escaleras y con tono amenazador le dije:
- ! Si no vienes, subiré a castigarte!
En un segundo la pequeña figura de mi hija apareció en lo alto de las escaleras y como era costumbre sonreía para aplacar mi disgusto. Empezó a descender lentamente, apoyando su mano derecha en la pared. En su hermoso rostro jugaba una expresión de malicia. Al verla miré rápidamente hacia la mesa del comedor, donde minutos antes dejara el tetero; no estaba, Shara lo traía colgando de su boca, mientras lo sostenía con la mano izquierda.
Sentí que mis rodillas se aflojaban y se convertían en esponjas de algodón. Me senté. La pregunta pasó por mi pensamiento, salió por mis labios y se dispersó en el aire:
- Shara ¿ Quién le entrego el tetero?
Alzo los brazos para que la subiera sobre mis piernas. Se recostó en mi pecho y murmuró:
- Mamigo Totó.....
Datos del Cuento
  • Categoría: Misterios
  • Media: 5.94
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Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
felipe
invitado-felipe 15-01-2004 00:00:00

Es un cuento muy bonito, parece que es la historia de un angel. verdad'? es una historia verdadera? si es asi es precioso

liliana la brujita
invitado-liliana la brujita 15-01-2004 00:00:00

los amigos imaginarios en los mas pequenos llena de dudas a los padres, un tema bien abordado...

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