~Necesito saber si aún mi beso es suficiente. En cada estrella hay un solo lugar y por eso jamás he de regalarte una estrella. Amar connota un horizonte visible y perenne, y te amo.
Me descubro pretérito; observo tus ojos esquivos de los primeros tiempos, omitiendo la llama exhibida como condición ineluctable. El fuego avanzó insolente y fuiste envuelta, y nos rendimos devastados en el silencio de un contacto necesario.
Un niño tonto, lindo, juguetón, frecuentaba tu cuerpo sin prisa; maduraba en el tono de tu voz, en cada contorno pronunciado y perfecto.
Diáfanas evocaciones que traen tu sutil biografía y dejan la luz.
Ahora tengo un retrato tuyo, un hablar casi tangible. Tus ojos me admiten desde allí y tu pelo se acuesta sobre el costado único y se eleva en ese monte fruitivo. Efigie condescendiente y propicia al recuerdo. Recuerdo pertinaz, y si no fuera por la fuga de tu cuerpo, real. Real como tu despedida, cenital y silenciosa hacia la nube permanente