Giliberto tenía una cara de gilipollas que no se la quitaba ni Dios.Sus abuelos eran feos,sus hermanos y primos eran feos,sus padres y tíos eran feos,pero es que él los superaba a todos.Giliberto nunca había tenido complejos por este tema,al contrario,se reía mucho cuando la gente le escapaba por la calle.Nunca se había preocupado por su aspecto hasta que un día se le dio por mirarse en el espejo de un amigo suyo.En su casa no tenían espejos porque el psiquiatra de la familia les aconsejó que no era bueno mirarse todos los días,por eso el pobre Giliberto no se había dado cuenta de la realidad hasta ese momento.Al principio creyó que era un póster de Alien o Godzila que simplemente estaba pegado en la pared,pero no: era su terrible y espeluznante cara reflejada.
La cosa fue empeorando con el paso del tiempo.Llegó el carnaval,y Giliberto estaba muy ilusionado con su disfraz de Fredy Cruger,hasta se había dejado crecer las uñas doce centímetros meses antes sólo para la ocasión,pero todas sus ilusiones se frustraron cuando fue a la tienda de disfraces a comprar la careta y sólo le vendieron la goma.Triste y cabizbajo,se paseó por la calle,observando el desfile de disfraces en el que tanto hubiera querido participar, donde todo el mundo se divertía y competía por llevarse el premio al mejor disfraz. . . Ganó el premio en la categoría de "disfraces de terror".Entonces,fue cuando Giliberto no pudo aguantar más y entró en una profunda depresión.Además el psiquiatra de la familia dejó de prestarles sus servicios debido a las insoportables pesadillas que sufría cada noche con las caras de aquella gente.Así que Giliberto,desolado,se encerró en el establo de su casa decidido a no salir jamás.Pero la cosa le fue mal,porque los animales gritaron aterrorizados día y noche durante los cuatro días que Giliberto estuvo encerrado,y como los escandalosos berridos no le dejaban dormir,salió de su encierro,amoratado de las coces y medio sordo,pero con una sola idea en a cabeza: GILIBERTO QUERÍA SER GUAPO.
- "JAAAA,JA,JA,JUÁ,JUÁ,JUÁÁÁÁ,JO,JO,JOOOO. . . "
Ésa fue la reacción de sus familiares cuando escucharon la noticia.Pensaron que su pequeño Giliberto se había vuelto loco,y él,ofendido,hizo la maleta y se dio a la fuga.Se puso sus pantalones nuevos de cuero,sus botas militares,su jersey de lana a rombos y,como no,el sombrero de vaquero que le había regalado su abuelo Casimiro.Con su mochila y su vestimenta,Giliberto parecía un auténtico. . .GILIPOLLAS.
Lleno de razón emprendió la marcha,una marcha sin rumbo,sin importarle las caras de susto de la gente que lo veía pasar,ni los lloros de los niños,que al verlo con su mochila creían que era el Hombre del Saco,que sin duda,era más guapo que él.
Después de estar andando durante unos larguísimos minutos,Giliberto no podía más.Estaba harto de ver gente que le escapaba,animales que gritaban al verlo y coches que aceleraban con el susto.Entonces vio pasar el Circo.Y recordó sus tiempos de niño,cuando aún no sabía lo feo que era,y feliz,iba con sus amigos a ver las actuaciones de los payasos,trapecistas y gente de todo tipo.¡A ellos no les importaría su cara! Podría participar en los números,o aunque sólo fuera ayudar en el traslado de un sitio a otro,con tal de ganar algo de dinero.Corrió hacia ellos,pero por lo visto,el Circo corría más que él cuando lo vieron acercarse.No pudo alcanzarlos.Giliberto volvía a estar sin rumbo.