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Colmillo

Era el único colmillo en el rostro de la octogenaria, además era un colmillo muy bien valorado, metálico, de oro 24, había estado desde la juventud llevándolo sobre el lado izquierdo inferior de la encía aquel canino exuberante, no es la intención describir el diente, sin embargo si podríamos acotar la hermosura esplendorosa de la joya destacándose entre las arrugas de los labios, no podría decir si la sonrisa de la abuela era con ello más tierna o más bien dibujaba en el gesto una mueca melancólica la cual hablaría sobre la experiencia yerma de la guerra, lo cierto es a las doce menos cuarto de la noche tocaron la puerta de casa con una extrema urgencia, dos señores del gobierno requerían de la longeva mujer.
- ¿Vive aquí la Señora Teodosio? –
Un muchacho somnoliento con los parpados llenos de lagañas asomó a través de la rendija.
- ¿Quién vive? -
- Oficiales de la Alcaldía, en nombre del Gobernador; Asociación De Trasplantes del Hospital Central Odontológico. –
- ¿Qué se les ofrece? – replicó la voz más fortalecida y despierta.-
- Buscamos a la Doña, dueña de la casa.-
- ¿Como para qué?-
- No pregunte hermano y llámela, somos la autoridad, aquí tiene los credenciales.
- Perdone usted, bien enseguida le llamo.
Al poco rato asomo en la puerta la figura obesa de la antigua dama, llevaba una bata negra y los cabellos recogidos en un moño canoso adornado de una trenza sencilla y un peine gigantesco.
- A la orden, soy la dueña de la casa,-
El brillo del diente deslumbro la luna.
- Señora, en nombre del gobierno debe usted acompañarnos, el Presidente la requiere -
- ¿ Qué necesita?, no creo necesite nada de mí, soy una mujer muy pobre, por favor pasen y tengan la gentileza de sentarse, perdonen el desorden de la sala-
- Gracias, así podremos hablar con tranquilidad.-
- Usted dice que es una mujer muy pobre, pero no es así lleva usted en su dentadura un colmillo de varios quilates en oro y de un precio considerable. Lo cierto es, el Presidente le parece necesario para la salvación de la Patria.
- ¿Lo dudo, Porqué piensa eso?
- Se ha corrido el rumor a través de la capital, el colmillo ha logrado servir a su persona de Amuleto, no solo a usted sino a muchísima gente. Nuestra eminencia piensa será de gran auxilio para la suerte de la patria en esta difícil época. Es posible deban hacerse duplicados para los integrantes del gabinete administrativo. Toda la nación dependerá del colmillo de oro y será de gran provecho.
- No puedo entender como llego esa información a ustedes, realmente es falsa.
- No tenga usted esfuerzo en ocultar la omnipotencia del colmillo, temo le sería difícil, participó en los mejores eventos de belleza donde era el colmillo señal de triunfo al sonreír, luego pudo usted alcanzar los más elevados títulos del conocimiento con la magia del colmillo, así sabemos cómo ha creado este universo tan intimo cuyas costumbres han conseguido controlar la urbe, ha ido usted de menos a más, usted tuvo la audacia de haber participado en una guerra de veinte años donde salvo la vida con el brillo magnánimo de la pieza a pesar de enfrentarse con las más insólitas armas, enfrento la muerte una y otra vez, al pasar los años muchos pensaron, al no tenerlas todas usted consigo pero poseer la divina presencia del amuleto lograría deshacerse de cuanto obstáculo pudiera poner en peligro la subsistencia. Así fue.
- Bien pero esos no son más que eventos casuales, lo importante es la debilidad humana manifiesta en no creer en sí mismos sino en mesías y amuletos inexistentes, ideologías falseadas cuyo contenido resume verdades y equivocaciones, viven esperando el milagro de un portentoso adalid dueño del destino de millones de seres humanos.
- Perdone pero está siendo muy modesta, usted sobrepuso sus propias debilidades con la magia del instrumento milagroso, el valor inconmensurable ante la muerte y los actos de la vida, dentro de la sencillez de un diminuto fragmento da a entender la grandeza de haberse conocido en esa reliquia en el silencio de lo sencillo y versátil de actos propios humanos. Permítame presentarles a quienes van a extraer de su boca el maravilloso estilete de hueso prodigioso. Luego será enviado a la casona presidencial donde será sometido al mayor fervor.
- Me parece risible tomar esas medidas y rehúso a ser parte de tales payasadas incongruentes.
- No puede negarse, pues iría usted contra el benefactor de la patria. Siéntese.
- Ese colmillo no es humano, es un colmillo de caimán del Orinoco,
La dueña de la casa fue descortésmente obligada a sentarse. Un hombre fornido uniformado quien llevaba unos guantes de látex en las manos abrió de un tirón la boca de la anciana y sobrepuso al rostro una jeringa de veinte centímetros, inquiriéndole el punto exacto donde sería colocada la anestesia, lanzo como un dardo la aguja de acero sin dar tregua a ningún movimiento defensivo, al pronto de un queja y una frase exasperada recordando la madre del agresor.
- Mal nacido, tu madre.
Llanto y dolencia. Silencio absoluto como noche de toque de queda. Golpe de estado, golpe contra la voluntad y los derechos de la abuela, ahora sin el colmillo de la suerte, el antiguo canino de oro 24. Atrás quedarían los sacrificios de la infancia del padre al obtener el metal lustroso. Después de setenta años el diente estaba afuera reluciente bajo una luna menguante, en manos del ilustrísimo Gobierno. No era de raza humana, pertenecía al caimán de la selva Guayanesa, había sido adquirido por el padre en una subasta de objetos insólitos el cual no conforme con haberlo logrado a un precio importante lo mando a preparar por un brujo del Amazonas quien luego de horadarlo vertió en este incienso y mirra una noche de luna india, propiedades junto a oraciones desconocidas daban al canino influencias extrañas. Después de una vida de magnas satisfacciones el colmillo era expropiado para el bien de la Patria. Toque de queda. Golpe de estado.
En el preciso instante de la extracción del diente ocurrió una falla eléctrica y reino la oscuridad quedando todos dentro de una capsula muy negra sin siquiera permitir la visión a veinte centímetros, hubo tropezones y el ruido metálico en el suelo de la casona antigua, el sonido continuaba trascendiendo mientras la comisión elegida por el presidente abalanzaba sobre una ola de tinieblas en busca del canino de la suerte sin conseguir tocar el objeto cuyo valor mágico era incalculable. Oscura negación del amuleto el cual irradiaba aún el retumbo cada vez más intenso en la casona pero sin dejar verse en el océano lóbrego de la vivienda sin luz, alguien quiso encender un fosforo pero fue inútil, el flequillo no emergió por nada, los emisarios del gobierno continuarían arrastrándose en búsqueda de la salvación del país, seguían el tintineo del canino como verdaderos dementes, proferían maldiciones ante la carencia de electricidad.
- El presidente nos matará.
- No puede hacerlo, la falla eléctrica no es nuestra culpa.
- Necesitamos con urgencia este amuleto, busquémoslo, seriamos fusilados en caso de no conseguirlo.
- Debemos pensar solo en lo deseable al Presidente.
- Busca, busca, busca.
- Vigila la vieja.
- La vieja no puede correr, ni huir, esta herida y aún sangra.
- Vigila, puede tener un segundo colmillo de la suerte.
- Sería el colmo, solo ese era de oro.
- Y si no es ese el colmillo sino algún otro guardado en sus pantaletas.
- La vieja es una edentula solo tiene ese canino. La vagina no es de oro.
- Allá brilla algo.
- No, no es eso, apenas una hojalata.
- Acércate puede ser.
- Mira la mecedora en el rincón.
- No se mueve.
- Esta vacía.
- Pero yo veo la vieja.
- Yo no.
- La hojalata, marica.
- Y si la vieja no existe, ni la casa, ni el colmillo, ni la historia.
- Imposible, entonces nosotros no existimos.
- Y si quien nos atendió fue un fantasma.
- Estas fabulando.
- Entonces hace años estamos fabulando.
- Yo no veo la vieja.
- Yo tampoco.
- Esta amaneciendo.
- Soñamos?
- No creo.
- Mira la casa desapareció.
- Tu también estas desapareciendo.
- Nada es real en esta contingencia.
- Ya amaneció.
- Levántate, mañana nos echaremos otros tragos e iremos con el presidente.
- Dejare de escribir para acompañarte a tu suerte. No traes colmillo.
Datos del Cuento
  • Categoría: Hechos Reales
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