El silbato emitió su sonoro canto anunciando que el bus interestatal estaba por llegar, comenzó la gente a aglomerarse en torno al andén para recibir a sus seres queridos, pañuelos multicolores, pedazos de cartón con nombres escritos, sombreros en manos nerviosas y sudorosas se aprestaban a ser indicadores de la presencia de seres queridos, o de personas que por una u otra razón tenían que recibir a los recién llegados, toda una masa multiforme hacia presencia en aquel lugar, niños buhoneros que vendían sus baratijas se apostaban en lugares estratégicos, asegurándose un obligado vistazo de parte de los transeúntes, uno que otro menesteroso ponía un toque de color al lugar, y un poco más lejos, escondidos, atisbando entre botes de basura y viejos automóviles destartalados, los depredadores esperando a algún desventurado que cometiera el error de desviar su camino para despojarlo de su equipaje o cualquier otro accesorio que pareciera de valor, un viejo policía que ya debía estar jubilado recorría las instalaciones de la terminal de buses blandiendo un amenazador rolo de madera que se nota que ya había chocado con la espalda de más de una humanidad infortunada, y yo, inadvertido, solitario, olvidado sin haber sido conocido, confundido entre un mar de desconocidos con multiformes emociones retratadas en sus rostros, también sentí un brinco en el corazón, este moderno bus venía de la ciudad donde era prisionera la única mujer que había podido anidar en las alturas de mi inaccesible vida, los barrotes que la separaban de mi eran mis propios errores, mi descuido hacia sus sentimientos, mi egoísmo ante sus intentos por alcanzar un lugar en mi atención, y mi indiferencia ante el regalo más hermoso que alguien pudiera haberme hecho, mis tres hijos.
La gente comienzo a bajar del colectivo y se veían caras de alegría, abrazos iban y venían, y multitud de maletas y bolsos multicolores pasaban de una mano a otra en una alegre danza de bienvenida, pero a cada rostro nuevo que asomaba en la puerta del autobús un sobrecogimiento se agrandaba en mi interior, “creo que hoy tampoco vendrá, creo que las cartas, correos electrónicos, mensajes al buzón de su celular, creo que nada de eso surtió efecto”, me dije, porque la magnitud de mi ofensa tal vez dejó huellas demasiado profundas. Un nudo en mi garganta no me dejaba respirar, un grito de desesperación pugnaba por salir y un corazón descontrolado me ponía al borde de un desmayo, y ese terrible inquilino que vive en mi cabeza y que no cesa de culparme hacia brillar mis ojos con un mar de salobres aguas que no me dejaban ver bien los rostros recién llegados de lejanas tierras. De repente vi un destello brillante, un frondoso moño dorado, un largo y esbelto cuerpo se recortó contra la puerta de salida del bus, lentes oscuros, labios pálidos, cara inolvidable, rostro amado como nunca y como nunca antes comprendido, fue entonces cuando me dí cuenta que no tenía con que hacerle una seña, comencé a gritar entre la multitud, empujando sin ningún tipo de cortesía, pasando por encima de quien fuera, solo evitando a los niños para no lastimar almas inocentes, llegué justo frente a ella, y al ver en su rostro una débil sonrisa, solo una palabra logró salir de mis casi sangrantes labios, “perdóname”.
Hoy cuando paso frente a la terminal de buses, no dejo de sentir un leve estremecimiento, una vida cargada de egoísmo y arbitrariedades, afortunadamente ya enterrada en lo mas profundo del olvido me llevó al borde del abismo, solo mi fe en la posibilidad de recobrar el amor perdido. y la magia del perdón, me devolvieron al mundo para poder rectificar. Le indico a mi chofer que acelere, como si con ello pudiera dejar atrás esa etapa oscura de mi vida.
EL RETORNO (LA FUERZA DEL PERDÓN) (EDDY GARCÍA) Relato exquisito en imágenes y cuidadas palabras que crean la atmósfera especial para expresar estos temas recurrentes en sus cuentos:equivocación,culpa,perdón... Es interesante el tema del perdón...Engrandece tanto la figura de quien lo brinda que parece,paradójicamente,más difícil perdonarse a sí mismo...Pero claro que tiene fuerza,esa que hace volver a mirar juntos hacia adelante... Pau 2