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Había un vez una pequeña villa marinera, si la típica villa marinera en la que en todas las casas había un padre o unos hijos que trabajaban en el mar para dar de comer a los suyos.
Allí vivía un niño que jugaba con su pequeña barca que su padre le construyó para que pudiese navegar por las orillas.
Su padre era un patrón de un gran barco y sus hermanos, que ya eran grandes, se iban muchos meses a los grandes oceános a pescar. Su madre se ocupaba de la casa y siempre estaba allí esperando alguna noticia del barco.
Un día el niño regresó del colegio y vió a su madre llorando, él se acercó con mucho cuidado, se abrazó a ella y le pregunto:
-"Mamá, ¿qué te pasa?"
Ella con la voz entre cortada le dijo:
-"Pues resulta que el barco de papa tuvo unos problemas y . . ."
El niño en ese momento salió corriendo, no necesitaba oir más y se fue con lágrimas en los ojos a su barca, estaba decido de ir a rescatar a su padre y a sus hermanos de las manos del mar para traerlos de vuelta a casa.
Así que cogió su pequeña barca y remó y remó hasta que ya no veía la orilla.
Se paró un momento a descansar y de repente empezó a bajar la niebla, siguió remando para poder salir de ella, pero ya se la había echado encima.
El niño empezó a tener un poco de miedo y notó como una mano le tocaba la espalda.
Él miro y vio como una especie de duende, él niño extrañado le preguntó:
-"¿Pero quién eres tú?".
El duende con una sonrisa en la cara le dijo:
-"Soy un duende un poco perdido y creo q tu también, ¿qué buscas?".
El niño con valentía le dijo:
-"Voy en busca de mi padre y de mis hermanos que tuvieron un accidente y ¡los tengo que rescatar!"
El duende impresionado le miró y le dijo:
-"Veo que eres muy valiente, pero no hace falta que vayas a buscarlos, ellos están contigo"
El niño incrédulo y con rabia le dijo:
-"¡No!, tengo que ir a por ellos, no pueden estar . . . "
y se echó a llorar.
El duende le secó las lágrimas con sus diminutos dedos y le dijo:
-"Siempre que quieras verles, mira en tu corazón y allí les encontrarás".
De repente la niebla se levantó y el niño apareció en la orilla donde días antes había salido en su barca. Fue corriendo a su casa, abrazó a su madre y le dijo:
-"Mamá no te preocupes, ellos están con nosotros".
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"No pienses porque, piensa que ellos no se han ido, están contigo".
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