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Categoría: Tradicionales

las comidas

Se dice que el hombre primitivo empleaba la mayor parte de su tiempo masticando la comida que se allegaba. Con la invención de la cocina pudo reducir este tiempo a unas dos horas diarias. El hombre primitivo "vivía para comer" al contrario del hombre civilizado que "come para vivir".

Los primeros habitantes de México, al igual que sus congéneres del resto del mundo, desde el principio de su existencia arremetían contra todo lo que se le ponía por delante: frutos, hojas, raíces, granos, semillas, trozos de carne de los animales que perseguían y cazaban, todo ello era tomado y gustado iniciándose una especie de selección.

Poco a poco, con el producto de su ingenio el hombre llevó a cabo prácticas sucesivas que le enseñaron a cortar, trinchar, destazar, pelar, macerar, ablandar, raspar, moler, quebrar, conservar, calentar, hervir y asar los trozos de carne para hacerla más digerible y a componer mezclas, añadiendo a la preparación y cocción otras substancias y hiervas aromáticas o excitantes, para ser los bocados más apetecibles y gustosos.

Retomando los primeros vestigios certificados de la existencia del ser humano en nuestro territorio, encontramos que los primeros hombres recolectaban plantas silvestres, entre las que aparece una especie de maíz cimarrón, corto de altura y de granos floreados y flojos. Los hombres posteriores muestran mayor interés por la agricultura y empiezan a dar forma a barros y arcillas con fines utilitarios.

Al volverse sedentarios, se establecen en valles alrededor de ríos, lagos, lagunas y playas, cultivando productos agrícolas con mayor lógica y observancia, llegando a obtener diferentes clases de chiles, calabazas, verdolagas, nopales y magueyes, mejorando las plantas del maíz; conocen las particularidades del frijol y también lo cultivan, asi como muchas especies animales que llegaron a domesticar y a reproducir.

La historia de la cocina es extremadamente rica. Cada región, cada grupo étnico elabora platillos con características y sabores especiales.

Con la llegada de los españoles cuya variada y rica cocina era el resultado de la influencia de las muchas invasiones y colonizaciones que ocurrieron en aquel país. Basada en una tradición eminentemente mediterránea surgió una nueva manera culinaria criolla, que trajo aparejada la mejoría de los medios nativos y la creación de nuevos manjares compuesta por los productos que llegaban de más allá de los mares.

Del encuentro de la olla de barrro indígena con el caldero de cobre español se revela el linaje de la actual cocina mexicana, que comprende valores de la primitiva autóctona que, por su originalidad de composición y ejecución, continuaron persistiendo por siempre en el gusto de nacionales y extranjeros.

La cocina mexicana representa pues, la feliz unión de las semillas, frutos y legumbres originarios del nuevo continente con los variados comestibles traídos a América por los conquistadores.

Es la fusión de dos civilizaciones que da como resultado nuestra exquisita comida.

Provenientes de España llegan productos vegetales y animales (como el ganado) desconocidos para los mexicas, con ellos se van produciendo una nueva serie de resultados alimenticios e industriales.

La leche, también desconocida, da lugar a la implantación y rápido desarrollo de derivados como son las cremas, requesones y quesos, que con el tiempo van tomando particularidades propias en cada región. Llegan en interminable desfile vinos, aceites y vinagres, aguardientes, arroz y especias; como clavo, canela, y nuez moscada.

A los frutos encontrados en México, se unen y combinan, entre otros, la caña de azúcar, el trigo -cereal de mayor clase- los cuales prestaron grandes oportunidades a la elaboración de panes y pasteles, a la vez que mejoraron atoles, chocolates y demás bebidas.

El mestizaje resultado de la fusión de dos grandes pueblos hace que el tipo de comida española quede enraizada, pero transformada por las variaciones impuestas por las influencias ambientales y por las características peculiares de los viejos y nuevos productos al conjuntarse en los recetarios del nuevo país.

Las fechas histórico-nacionales, las festividades de los santos patrones de cada pueblo, los santos de devoción de cada barrio, y las celebraciones religiosas han sido siempre la base y fundamento para organizar ferias y diversiones, en las que los artículos comestibles son muy variados: golosinas, comidas, antojitos y bebidas tonificantes.

Desde tiempos precortesianos se realizaban celebraciones de tipo religioso en las que había comidas y tributos, entre ellas destaca la celebración del advenimiento de Huitzilopochtli, había fiestas en las casas, obsequiándose a los invitados con comidas y regalando una estatuilla del festejado, hecha de una masa comestible llamada tzotl.

En un principio, los frailes que llegaron con los conquistadores consideraron oportuno permitir a los indígenas el conservar algunas costumbres paganas, con sus hechos y danzas, incluso mezclar algunos ritos aztecas con los cristianos, usando una gran habilidad para ir sometiéndoles a los principios fundamentales de la religión católica.

La coincidencia de las fiestas indígenas con las de la navidad cristiana fue capitalizada por los evangelizadores iniciándose la celebración de las "misas de aguinaldo", que dieron lugar a las tradicionales posadas, en las cuales se ofrecen alimentos típicos de nuestra cocina como son los buñuelos; de crujientes pastas, endulzados con miel; torrejas, gran profusión de dulces, colación, confites, pastas, dulces cristalizados y cubiertos, turrones y mazapanes, frutas frescas y secas, tamales, etc. Todo lo anterior acompañado de ponches, champurrados calientes, chocolates, jugos de frutas y semillas entre otras bebidas.

La última de estas posadas culmina con la celebración de nochebuena, en la que tradicionalmente se reúnen los miembros de la familia alrededor de la mesa, saboreando deliciosos platillos característicos de esta época como son: sopas de poro, espárragos y pescado. El plato fuerte esta integrado por carnes, lechón al horno, el popular y clásico guajolote, el bacalao, los romeritos, los moles, acompañados por la clásica "ensalada de nochebuena".

Después, aparecen los dulces, mazapanes, turrones, peladillas, frutas cubiertas, cocadas, galletas, flanes y los imprescindibles buñuelos, entre otras muchas viandas.

Asimismo, la celebración tradicional para festejar el arribo de un nuevo año y despedir al que termina ha tomado auge entre nuestro pueblo, y se va arraigando la costumbre de realizar una cena en la que familiares y amigos se reúnen a departir alrededor de una mesa, en cuyo centro se coloca un frutero que contiene uvas y se ingieren doce granos al sonar las campanas de la media noche. El menú está conformado, en forma similar al de la cena de nochebuena, por platillos típicos mexicanos.

El día 6 de enero en que se celebra la llegada de los Reyes Magos al establo donde nació Jesucristo, llevándole regalos lo recuerdan los católicos haciendo también regalos a sus hijos.

Desde la Edad Media, y principalmente en Francia, se empezó a conmemorar tal acontecimiento celebrando, con un acto inspirado en el Eclesiastés, el motivo para consagrar a un rey de las fiestas, reuniendo en la noche a familiares y amigos alrededor de una rosca de pan dulce, en la que habían escondido una haba, como símbolo del cuerpo de Jesús que con sus padres fue a Egipto, huyendo de la persecución de Herodes.

La costumbre llegó a México y encontró campo propicio para enraizarse. La rosca está hecha de una masa de harina esponjada con levadura, huevos, azúcar, sal, agua de azahar, raspadura de corteza de naranja, anís y mantequilla. En la pasta se mete una figurita de niño que es la sustitución de la haba que se escondía en los primeros tiempos.

Se adorna por encima con azúcar y tiras de fruta en dulce. Se reparte la rosca en partes iguales y a la persona favorecida con el muñequito se le considera como el rey de la fiesta, quien escoge a una "reina" quedando obligados a ofrecer una fiesta que se llama el "baile de los compadres", el 2 de febrero, día de la Candelaria.

Dentro de la gastronomía mexicana podemos apreciar algunos platillos tradicionales en épocas navideñas sin dejar de mencionar la amplia variedad de dulces que son fabricados en algunas poblaciones de Jalisco mencionaremos algunos de ellos: colaciones, garapiñados, barrilitos, colmenitas, huevitos, borrachitos, naranjitas, botellitas de aníz, fruta cubierta (calabaza, camote y bisnaga),turrón, jamoncillo de los Altos, palanquetas de nuez de Cd. Guzmán, palanquetas de cacahuate de Sayula, pepitorias, huesitos de durazno de los Altos, las bolitas de dulce de Chapala (de arrayán, de leche etc.), el ponteduro, los orejones, el rollo de Talpa, las trompadas, las charamuscas, las magdalenas, los pirulis, las varitas de tecojote o manzana, los dulces de ilusión, los gallitos, las almohaditas, el pinole, las greñudas de coco, los tamalitos de tamarindo, las ollitas, bolitas agridulces de jamaica y menta, tamarindo y limón.

Dentro de las platillos más tradicionales en temporada navideña tenemos los tamales de dulce y mole rojo, los ponches calientes de frutas y el de masa así como el ponche de granada y los buñuelos de viento.
Datos del Cuento
  • Autor: incognito
  • Código: 12522
  • Fecha: 30-12-2004
  • Categoría: Tradicionales
  • Media: 5.31
  • Votos: 93
  • Envios: 1
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Eddy García
invitado-Eddy García 30-12-2004 00:00:00

Buen escrito de cultura general, muy ameno, lo disfruté muchisimo, gracias por compartirlo.

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