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Calorías vacías

El extraterrestre solitario Tunk vivía en el espacio, muy cerca de la Tierra.

Tunk llevaba mucho tiempos fijándose en los humanos.

¡Quería ser como ellos! 

Por fín, en uno de sus viajes espaciales se encontró dos tesoros que podían ayudarle..

Aquellos tesoros eran una vieja tele con largar antenas y un teléfono móvil.

Tunk puso la tele, y lo primero que vio le gustó tanto..., ¡que decidió ver todos

los días el mismo programa!

Tunk estaba tan ocupado haciendo todo lo que decía el presentador, ¡que nunca

le daba tiempo a terminar de ver el programa!

-¡Patatas fritas y aceitunas entre comidas!

-decía el presentador de la tele-.

¡Muchas, muchas patatas fritas!

¡Seguro que están riquísimas! pensaba Tunk, sintiendose cada vez más humano.

 

-¡Comida a domicilio, Comida expres!

-decía el presentador de la tele.

Tunk llamaba por teléfono movil y pedía toneladas de todo lo que decía

el presentador. A la media hora espacial, la comida llegaba a bordo de 

una nave estelar.

-¡Qué rica está la pizza! -se relamía Tunk, y enseguida empezaba a pensar en qué

pediría de postre.

-¡Enormes y exquisitos bollos!

-decía el presentador de la tele. Como a los humanos les encantaban los bollos,

Tunk se pedía los más grandes de todos, y también pasteles de crema, de nata

y de chocholate..., tartas, galletas, bombones.....

-¡Estos humanos sí que saben comer!

-decía Tunk, chupándose los dedos.

 

Cuando a Tunk le entraba sed, pedía por el teléfono todas las bebidas

de colorines que existían en la Tierra.

-¡Estos humanos sí que saben beber!

-decía Tunk mientras, entre sorbo y sorbo, descrubría las palomitas de maíz-.

Y no hace falta levantarse a cocinar nada... ¡Esto sí que es cómodo!

-Para merendar una hamburguesa, decía el presentador de la tele.

Según él, daba igual de qué estuviera heca la hamburguesa. Lo importante 

era que fuese grandota y tuviera doble de Ketchup, doble de bacon, doble

de queso..., ¡doble de todo!

Poco a poco, ¡Tunk se había convertido en el mejor cliente de Comida Express!

Sin darse cuenta Tunk se fué poniendo gordo..., ¡gordísimo!

¡Ya casi no cabía en su platillo volante!

Como Tunk no había visto aquel programa de la tele hasta el final, un día le entró

curiosidad...

El presentador se despidió para terminar:

...y recuerden que todos los ejemplos de nuestro programa "calorias vacías" son lo que ustedes No deben hacer Jamás...

¡si no quieren enfermar!

Datos del Cuento
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