Erase una vez, una nina, que jugaba con "munecas"
que "crecian" en unas plantas altas, con espigas.
Tenian "pelo" rubio, lustroso, fresco y con per-
fume de mazorca nueva, sedoso, casi blanco, relu-
ciente como el sol. Tan parecido al pelo de la pequena que disfrutaba de sus juegos con dichas
munecas, que aun sin piernas, las vestia con pedazos de telas, de las que usaba su mama para
confeccionar vestidos, cortinas, panos de mesa
y hasta vestiduras para las camas.

Para jugar de "mama y papa" tenia un hermanito,
que le ayudaba a "coger las munecas de las plan-
tas." Con un acento especial que inventaron para
conversar en sus juegos, se divertian los dos y
pasaban sus dias animados en su "casita, inventada
debajo de la "casa grande", la cual no lo era re-
almente.

Usando toda la imaginacion de aquella infancia,
sin juguetes comprados en tiendas; tenian todo,
no pedian nada. Carretas hechas de latas y bueyes
de pedazos de madera, carritos con bocina y asi,
muchos otros mas. Todos construidos por su hermano
"grande", el Tarzan de la familia. Usaba su ima-
ginacion para complacer sus hermanitos y tambien
para su propia diversion.

El juego favorito de Tarzan, Rey De La Selva, era
columpiarse en los altos arboles de la "selva", la
"enorme" finquita de la casa, llena de arboles frutales, y rodeada de agua por todos lados. Un
lago que parecia un mar (nota: los ninos ven muy
grande el paisaje que les rodea) donde los her-
mano nadaban, especialmente el Tarzan. Este era
todo un atleta, nadando, corriendo y caminando
en sus manos bajaba la loma del lago.

Ah, pero que travieso era el Tarzan, que disfru-
taba asustando a su hermanita "pelo de maiz."
Corria... y saltando al lago se desaparecia, lo que asustaba grandemente a sus hermanos que corrian alarmando a su madre, la cual, a su vez, muchas veces tambien paso el mal rato, porque su Tarzan no salia del agua,... mas de momento salia en la otra orilla agitando las manos y dando el grito imitando al verdadero Rey de La Selva, a lo
cual la madre le decia: Muchacho, que me vas a
matar de un susto!

Un dia, mientras "pelo de maiz" se deleitaba
con su juego, una de sus munecas fue a parar al
estanque de los patos, lanzada por su hermanito
pequeno y mandado por el travieso Tarzan. Tanto
fue el enojo de la nina, que toda alborotada, co-
rrio al Tarzan a pedradas, el cual corria con
su hermanito para protegerlo de los proyectiles
que le pasaban "zumbando". Total que una de las
piedras fue a dar en la cabeza del pequeno, el
cual lloraba a gritos. Cual fue el susto de "pelo de maiz" al ver sangre en la cabeza de su hermanito y querido companero de juegos!
Gracias que este episodio no paso a mayores, solo
un buen regano y un castigo al Tarzan por ser el
de la idea de tirar la muneca al agua y por causar
tanto enojo a la "quisquillosa" "pelo de maiz".

No muy lejos de la casa, tenian el paso de un
canal donde corria agua a caudales,(a veces tanta
que hasta era peligrosa para los pequenos) A las
orillas del canal, un frondoso y alto arbol de
mango. Deliciosa fruta cuando esta en todo su
sazon. Estos tenian el olor, color y hasta el
sabor parecido a las manzanas,(aun mejor) por lo que asi le llamaban "mango manzano".
Un dia de juegos, a orillas del arbol, jugaba la
nina con su hermanito, decidieron comer mangos
y labarlos en el canal, para luego comerlos.
De pronto, la atrevida nina entro al agua para
lavarlos y sha-shoom! la corriente la vencio y
la arrastro! El hermanito, asustado, corrio lla-
mando la mama... a gritos! la cual corrio como atleta hasta que adelantandose, le dio la mano y
pelo de maiz se asio con fuerza para salir de
aquel percance aterrador. Un gran susto, rasgunos
y un "tenis" perdido, le dieron la leccion de no
volver a entrar a la fuerte corriente del canal,
lo cual ya tenia advertido.

Este arbol de "mango manzano" ademas de deleitar
a la familia con sus frutos, tambien se combinaba
con las aguas del canal para "obsequiar" a los
ninos de una colonia no muy cercana. Este canal
era largo y llevava agua a sembradios de toda las
colonias cercanas (sembradios de cana). Pelo de maiz disfrutaba mirando como su padre subia al
arbol cuando estaba "cargado" y moviendo las ramas con fuerza hacia que los mangos cayeran al
canal, donde el agua los llevaria a su destino.
Luego, montaba su bicicleta, llevando con el a
Pelo de Maiz y al benjamin de la familia, para que miraran a los otros ninos recoger los mangos
y jugar y reir en la lucha por el mas que cogiera
de todos ellos.(En este lugar ya la corriente perdia fuerza) Ellos, todos alborozados, le daban
gracias al papa de Pelo de Maiz por tan delicioso
regalo.

Quiza, ya siendo grandes, recordaran aquel senor
que les enviaba los deliciosos "mangos manzanos"... y que tanto disfrutaba al verles pasar un rato feliz recogiendo el fruto de su
arbol al lado del canal.

Lugar de este "cuento-historia":
Colonia Habay de Santa Isabel,
Puerto Rico