Siempre poeta de mar, pirata en su romántido interior, la vida solo le dio es salida, su corazón rozaba mil deseos e iba en busca de ellos, junto a sus compañeros de tormetas y tempestades, una generación de cuerpos hechos gota a gota, salados por dertro y por fuera, con los pies en aquella cubierta y la mente en las estrellas.
Cada día al amanecer , con los primeros rayos del sol...
Aquel pequeño pueblo ya hacía tiempo que se había despertado, aquellos tímidos rayos para lo único que valían entre la espesa bruma era para darle un aspecto fantasmal. Preparar los enseres para partir, ese era el trabajo ideal para un hombre, para un soñador, un joven pirata, o un simple pescador. Las redes preparadas, húmedas siempre, zurcidas y zurcidas hasta la extenuación, llenas de infinitos remiendos con los cuales confundir el principio con el final y sin embargo siempre dispuestas para acompañarles en su eterna búsqueda.
Una torre, seguramente del románico presidía el pequeño puerto pesquero, la admiraba cada vez que pasaba a su lado, buscaba el sabor de los años en sus piedras, en aquellas heridas hechas en su torso pétro por cientos de cañonazos y mientras su cuerpo se dirigía a su trabajo rudo y cotidiano, su alma intrépida viajaba a mil batallas allí libradas siglos atras.
En ese frágil cascarón..., una tripulación de niños haciendose hombres en busca de un tesoro. Unos deseosos de sacar esas redes a rebosar, otros buscando simplemente la compañía y la soledad que les ofrece la mar.
Un petardo, otro y otro, aquel pequeño pueblo en fiestas, despertando como una crisalida en todo su explendor, engalanándose para su señora del mar, para su virgen del carmen. Más sufrimiento, esta vez llevado con devoción, con dicha, aquellos músculos rotos, cansados de tanto sol, reviven para cargársela en sus sobrecogidos hombros y pasearla altivamente hacia su cita anual, acompañarla en su paseo de vida, cargarla en aquel viejo pesquero y pasearse a su lado honrándola en su mundo, en su mar.
Y allí, el marinero en su recorrer escucha un altavoz de un antiguo faro. Un día de perros, la niebla rodeándolos y ellos luchando sin tregua contra los elementos, otra mala esperiencia con la que paliar recuerdos de bellos días de navegación, y envueltos en su humedad, cala lentamente cada milimetro de sus huesos.Marinero o poeta de mar?. Los dos habitan en su interior y los dos luchan por regresar, esa es su poesía, uno humano..., otro buscando una y otra vez... pero siempre luchando juntos.
Al atardecer aquel viejo pueblo les da la bienvenida con su ausencia, las calles vacías en el destemplado invierno, a oscuras descargando aquel roñoso barco a la luz amarillente de dobladas farolas castigadas por las tempestades.
Aquellos marineros orgullosos de su hazaña, de aquella que realizaban cada vez que regresaban, iban sacando su tesoro y descargando las pesadas redes para extenderlas como si necesitaran descansar para a la mañana siguiente volver a sufrir la salinidad de su longeba vida. Después, arrastrar sus pies hasta el bar cercano y a la luz de una cálida lumbre, un fuerte licor, un lápiz y un papel arrugado de convivir cada día con el en su angosto bolsillo, dejar salir a su caballero, su pirata, su poeta de mar, y con los huesos doloridos sanarse con su escritura, en la escritura de estas pocas lineas y poder gozarlas. Poeta de mar...o un simple pescador?.
Vale tú. Te estás ganando el premio al mejor pirata escritor de cuentos. je je je...Sólo una cosita sin ánimo de que te eches pa´tras en esto de escribir: Acuérdate de los signos de puntuación, si no los pones bien o los omites, puedes crear confusión en el lector porque la semántica cambia. Y otra cosilla más, cuanto menos barroco, mejó. Ole, ole y ole!!!! Si sigues asinnnn le vas a quitar el sitio a algún grande. Pa´lante colega!. Xao