SEXO AL ESTILO SIRIO
Algunos pensaran que ROXIEN es solo un personaje que es capaz de llevar a un hombre a tocar el cielo en la cama. Como todas las mujeres hubo un camino que recorrer y de aprendizaje.
Estuve enamorada hasta la locura de un hombre 14 años mayor que yo. Todo maravilloso, lo malo era casado. Nos amábamos y un buen día me dejó a mí y también a su esposa, se fue para Centroamérica con su nueva conquista. La esposa y yo sufrimos un infierno, cada una por su lado. Tenìa 6 años dedicada a cuerpo y alma a un hombre, gordo, panzón, inteligente, celoso y mandón.
Me trague mis lagrimas, viví mordiendo el desamor por año y medio, tanto que mi familia se preocupo seriamente porque solo estaba metida en el trabajo y estudios; perdí la noción de vivir e inclusive muchas noches pensé en terminar con todo.
Estela mi hermana trabajaba como Odontóloga en una clínica popular y conoció a Ricardo como paciente. Un buen día como pudo me arrancó de mi estado depresivo y me llevó a una feria, la familia entera tenìa turnos para ver quien podía entretenerme y sin embargo siempre les decía no.. Me quedo en casa.
Esa noche Ricardo me lo presentaron y mi hermana con su novio se entretuvo subiendo a los aparatos de Montaña Rusa.
Ricardo hablaba español, pues había estado muchos años en Venezuela agregado al servicio militar de su embajada. Esa primera noche conversamos y por cortesía le seguí la corriente.
Vinieron saludos a través de mi hermana, llamadas telefónicas. Una noche me invitó a dar una vuelta en su carro. Cuando me retornó a casa estacionó su carro y me preguntó porque en mis ojos se veía una tristeza. Preferí voltear la mirada para otro lado y como valor contesté que era el pasado y simplemente no quería hablar porque no me gustaba.
Salí del coche, me despedí y esa noche volví a llorar a solas como otras veces recordando el infeliz de Ariel que me hizo pedazos el alma, la vida y el corazón.
Como a la cuarta salida, tuve la desdicha que Ricardo pasó justo frente de la casa de mi ex y le dije que allí vivía el tipo que me había desgraciado la vida. Me escucho y unas cuantas calles antes de llegar a mi casa, estacionó el carro y me tomo por la barbilla y me miró con unos enormes ojos color café, unas cejas bien pobladas y me abrazó fuerte, luego empezó a besar mi mejilla izquierda, como me quede quieta y no lo rechacé siguió despacito por el cuello, la oreja y finalmente me besó. Respondí suavemente, pero la pasión que puso RICARDO en ese beso me puso la sangre a hervir de deseo, era una mezcla de sentimientos encontrados.
Ricardo pensaría que tenìa el camino libre para avanzar, pero lo hizo muy despacio, me fue pasando la mano por mis brazos, luego por encima de la blusa justo en mis senos, susurraba en sirio frases que no entendía, pero se oían muy seductoras. Cuando puso sus manos en mis piernas y empezó a subir sus dedos por mis muslos, lo detuve y le quite la mano. Seguía besándome con una pasión divina, trataba de abrir mi blusa hasta que alcanzó a quitar y dejar ver un seno desnudo.
Tocó, mordió mis pezones y finalmente succiono dando unas chupadas electrizantes capaz de hacerme sentir una corriente de placer que hacia año y medio no sentía.
Ricardo trató de meter la mano entre mis piernas y nuevamente lo detuve. Se desconcertó y me preguntó si estaba nerviosa o no me gustaban sus caricias. Le dije francamente que tenìa la menstruación; no me creyó y siguió tratando de avanzar para tocarme la vulva. Y lo dejé tocar encima de mi ropa interior y comprobó que allí estaba la toalla sanitaria. Esa noche me salvé de a pelo, me baje del auto y me dormí sin llorar recordando los besos que al estilo sirio me habían dejado los labios doliendo.
No volví a ver ni saber de Ricardo en una semana.
Era sábado y me bañé como a las 7 de la noche, me metí a la camita a leer un libro. Mi hermana tenìa de visita a su novio y se quedó en la sala conversando. Como a las 8 PM ella tocó mi habitación diciendo que Ricardo me buscaba. Le dije en un susurro.. di que no estoy ... ella contestó.. ah! No Roxien, ya le dije si estabas. Le interpele miente y dì que me dormí; pero la condenada nada que me hizo la segunda, no me quedó mas remedio que vestirme y salir. Escogí una faldita roja que tenìa una abertura al lado y una blusa de seda indostana que hacia tiempo había adquirido.
Ricardo gentilmente me había llevado una rosa roja, me dijo en su español con acento árabe... Mi reina estas muy linda... Ricardo era un hombre como de 30 años, 1.65 de estatura, tez blanca, cabello abundante y de pelo en el pecho.
Fuimos a dar una vuelta y cuando habían pasado como 15 minutos me dijo que porque no íbamos a su casa, esa noche su compañero de cuarto no estaba.... Mire a Ricardo a los ojos, dude un rato y sin mucho entusiasmo le dije que estaba bien. Al escuchar esto le metió el pie al acelerador del carro para llegar cuanto antes a su apartamento. En la estancia se encontraban dos camas, un mueble, un televisor, una ropero y una mesa llena de libros. Se sentó en el piso y lógicamente como visita me tocó el mueble. Charlamos como 20 minutos, hasta que me tomó mis manos y como un Romeo empezó a besar nudillo por nudillo. Pasó las palmas de mis manos por su cara, se sentí delicioso, tocar su cara bien afeitada, además se había puesto un perfume algo fuerte para mi gusto.
Me diò ternura sentir ese hombre tratando de ganarme y comencé a tocar su cabello, metí mis dedos y le hice masajes, baje por su nuca, luego sus orejas y finalmente hale sus cabellos para hacer que se acercara más. Ricardo, se quedó sentado en el suelo, pero se acerco y se metió en medio de mis piernas, sin tocarme para nada. Dejó que fuera quien siguiera, agarre su cara con mis dos manos y me incline para besarlo en los labios, lo hice con toda la seguridad que esa noche quería sentir a ese hombre, descubrir la intimidad con otro pene.
Ricardo tomó el avance y me levantó del mueble, al quedar de pie comenzó a tocar mis senos y abrió el sostén por el frente pegó su boca y succiono fuerte arrancando de mis adentros un suspiro de placer... soltó mi blusa por completo, luego la falda hasta que me dejó en ropa interior. Tengo un cuerpo bien formadito y duro por el ejercicio. Cuando vio el cuerpo semi desnudo, me apretó contra su cuerpo y senti el tremendo bulto de su pene por encima del pantalón.
Le ayude a quitar la camisa, los zapatos, las medias y finalmente el pantalón. Confieso que me encanta admirar a un hombre en calzoncillos y que me deje descubrir su paquete poco a poco. Ricardo me acostó en su cama, metía su lengua con calma pero bien seguro por todos lados, mordía, apretaba los muslos. Hasta que me quitó todo y me dio sexo oral. su lengua escudriñando mis labios, la entrada de la vagina y recorriendo mi clítoris, lo chupaba, lo tocaba y sentía un orgasmo a punto de salir, era un año y medio sin nada de nada. Pero yo quería disfrutar la noche, detuve la mamada de Ricardo, le dije que quería consentirlo también. Le gustó la idea y se tumbó en la cama boca arriba
Esa noche iba por primera vez acostarme con otro hombre que no fuera el ex gordo y panzón que tuve.
Ricardo tenìa mejor cuerpo, algo de pancita pero estaba pasable. Bese su tórax bien formado, lleno de vellos, mordí sus tetillas, bese su ombligo, toque su pene con mis manos pero sin quitar el calzoncillo, baje mis labios por sus muslos, saque la lengua y chupe fuerte entre sus piernas. Ricardo se retorcía de placer, esperando que por fin lo chupara. Despacio fue sacando su calzoncillo debajo de sus nalgas primero y finalmente deje que saliera su verga. Y señores ese paquete era no apto para cardiacas. Nunca pensé que los Sirios tuvieran un pene tan grueso y grande. Tenìa circuncisión y el glande se asomaba rosado, lubricando y lo que más me llamó la atención que estaba totalmente depilado sin vellos en su miembro. Me gustó ver todo eso sin lo molestoso de los pelos en mi boca.
Cogí esa verga y la pase por mis senos, dejé que mojara mis pezones con cuidado y l besé la punta, luego la base, los testículos y regresé por el mismo camino dándole chupaditas hasta que llegué a la punta del pene, abrí mi boca y lo enterré hasta el final de mi garganta, allí Ricardo me agarro el cabello con sus dos manos, le chupe todo su miembro, estaba tan duro que parecía que iba a reventar.
Mi ex decía que mis chupadas era lo que más gozaba y esa noche Ricardo estaba gozando mi arma secreta... sexo oral sin limite.
Ese hombre sabía que si seguía chupandolo le iba arrancar un orgasmo. Se levantó y dijo... oooohhhh es delicioso pero quiero sentirte, se colocó encima de mi, agarró mis piernas a la altura de los tobillos, abrió en forma de tijera y miró la entrada de mi vulva. Puso su pene y comenzó a empujar solo la entrada. Esa verga era grande y mi vulva parecía resistir su dimensión. Como estaba bien estimulada, Ricardo empujó su verga y sentí como me atravesaba por dentro. Era una penetrada que me tocaba hasta el fondo. Empujaba, jadeaba y mis caderas empezaron a moverse, quería que me cogiera sin piedad y lo estaba haciendo.
Sentí como su leche iba a salir y moví mis caderas más rápido, friccionaba mi clítoris con su arremetida y me inundo un orgasmo del carajo. Me vio retorcerme de placer, como mis pezones se oscurecían, mi corazón latía aprisa y dejó venir ese chorro de leche árabe en mi vulva... su eyaculaciòn era un bálsamo por dentro, caliente, viscoso pero divino. Ricardo se dejo caer encima y su corazón que quería salirse del pecho.
Pasaron como 15 minutos acostada a su lado, luego visualice una toalla, me levanté para irme a la ducha. Pero Ricardo me haló de una mano y me dijo... No, yo quiero otra vez estar contigo. Voltie y mire ese pene nuevamente erecto, con mí ex era un solo asalto y mas nada. Pero este Sirio tenia aguante y me esperaba tremendo zarandeo.
Ricardo se sentó en la cama, pero le dije que mejor se colocara en el sofá, me hizo caso y lo coloque con los pies abiertos, semi recostado. De espaldas me senté en su pene, le puse sus manos en mi cintura. Y me deje caer poco a poco en su verga parada. Cuando hubo entrado toda, le moví las caderas con toda la revolución latina que pude. Ricardo fascinado me decía, que bien te mueves, sigue, me gusta. En esa misma posición sin sacar el pene, me fui levantando poco a poco, hasta que quedamos ambos de pie. Luego me incline hacia el frente hasta tocar con la palma de mis manos el piso, Ricardo me agarraba de las caderas y empezó a empujarme contra él. Tenìa toda su verga enterrada y empujaba a su ritmo. Ver mi ano a la vista le encantó. Me empujaba todo su miembro y me convertí en su carreta humana. Caminamos hasta tocar la madera de la cama, allí me colocó en forma de perrito y siguió arremetiendo toda su pasión.
Les dije que Ricardo tenìa una resistencia del cariño y sabía que para complacerlo tendría que hacer algo fuera de serie para arrancarle la leche o sino toda la noche me iba a tener clavada.
Me subí en posición misionera, luego de espalda y me deje caer al frente. Mi culo quedaba levantado a la altura de su cara y levantó su mano y apretaba fuerte mis nalgas. Finalmente se atrevió a estimularme por el ano e introdujo su dejo. Me movía con una verga bien grande por delante y su dedo detrás. Era como sentir dos penetradas a la vez y no me quedó más aguante que me corrí largo, delicioso. Mi vulva estaba caliente de tantas penetradas. Ricardo me colocó en el borde de la cama y levantó mis piernas hasta doblarlas detrás de mi cabeza. La posición de Indra logrà que el hombre penetre toda la vulva y mirar a la vez como entra y sale su pene.
Esa posición también permite que el hombre a su ritmo se estime y llega al orgasmo con más facilidad. Y mi Ricardo logró encontrar el placer total allí.
Pasamos 4 horas cogiendonos en todas las posiciones, esa noche tuve sexo 4 veces seguidas con este hombre, que comen los Sirios para tener un libido tan alto no sé, lo que comprendo ahora es el porque les permiten tener más de una mujer. Cualquiera no aguanta tanta verga seguida.
Con Ricardo descubrí que para el desamor, un buen sexo logra subir la autoestima, entierra el pasado y devuelve las ganas de vivir.
No quise volver a ver a Ricardo, porque quería algo serio y yo todavía no sentía ganas de formalizar nada con nadie. Las cogidas que me dio las guardo como la más grande enseñanza. Si le aguante esa noche tantos polvos seguidos, me sacó la leche de todas las formas habidas... no me queda mas que decirles.... los sirios tienen lo suyo y hay que ser muy mujer para aguantarle tanta demanda en la cama.
Ricardo donde estés un besote. Y me encantaría encontrar otro hombre tan bueno en la cama como tu.