Hace ya algún tiempo, me sucedió algo que dio un giro a mi vida. Y ahora soy una mujer diferente, que se encuentra bien consigo misma y quizá haya encontrado esa paz interior de la que hablan... Lo que si puedo asegurar, es que soy feliz... feliz... me encanta el sonido de esa palabra, feliz... al pronuciarla mi boca se llena de sabor a miel... feliz...
Vivimos en un mundo materialista, en que muchas veces no tiene cabida, el amor, la amistad, el ser diferente, o simplemente el dejar morir el día mirando al horizonte y disfrutando de ese momento... tu momento... tu unico momento...
Vivimos gobernados por el dinero, queremos ganar mas que el vecino, para poder ser mejor que él y tener cosas mejores que él, nos pasamos la vida en un trabajo que ni nos gusta ni nos llena, dejando aparcado lo que realmente queremos hacer, porque eso no es tan beneficioso, y preferimos mas dinero, que menos y sentirte bien haciendo lo que te gusta, lo que realmente te apetece. No corremos detrás de ese amor que acaba de nacer, porque tenemos cerca uno, que aunque ya esta marchito nos negamos a dejar, por el que diran, porque estamos acomodados y nos da miedo esta nueva situación, porque tu vida tiene unos moldes que te niegas a romper. O bien porque no sabes como será... si será mejor, si será peor... si saldrá bien o saldrá mal...
Somos esclavos del deber y hemos desterrado el placer y el querer, nos ponemos una máscara para agradar al amigo, impresionar al jefe, y dar la talla en el amor... para que todo el mudo vea lo que espera de nosotros.
Nos quedamos en casa cuando en realidad lo que queremos es salir. Decimos sí cuando queremos decir no. Callamos cuando lo que apetece es gritar.... queremos reir, y nos reprimimos, queremos llorar y no lloramos...
Queremos ayudar y nos quedamos sentados en el sofá creando el falso consuelo de que alguien ayudará. Te gustaría decir a los tuyos lo importantes que son para tí y cuanto los quieres, pero no lo dices, lo guardas para tí, porque piensas que ellos ya lo saben. Te apetece sentarte en el banco del parque, escuchando las risas de tus hijos, pero te llama el deber, y sus gritos son mas fuertes que la alegría de los tuyos. Decimos toma cuando en realidad nos gustaría decir quiero, y deicimos quiero cuando te apteceria darlo todo. Soñamos con aquel lugar que te encantaría visitar, pero no luchas por conseguir llegar, es mas fácil decir que no puedes que hacer un gran esfuerzo para ir. Nos negamos un simple capricho, y ponemos por delante un "otro dia será" sabiendo que tampoco te lo darás, cuando en realidad si luchas un poquito, lo puedes tener.
Nos vamos poniendo nosotros mismos trabas en nuestro camino, y escondemos nuestra felicidad hasta que se nos olvida donde la pusimos, porque la felicidad no se pierde, ni se va, la felicidad esta dentro de nosotros. Y tenemos el don de poderla controlar, detrás de nubes siempre viene claros, detras de la noche oscura, hay una luna que brilla y unas estrellas que la rodean. Se cierra una puerta, pero mas adelante se abre otra, es cosa nuestra traspasarla.
Un dia, como todos lo dias de mi vida, empecé a escuchar una voz que salía de mi pecho, al principio me obligué a no escucharla, pero me acabo seduciendo su suave melodía.
Y cedí a los encantos de mi corazón...
Si nace un nuevo amor, escucha a tu corazón si él te dice que corras tras él, corre, porque si no lo haces te arrepentirás, si te dice que rias, rie, si te dice que llores, llora, si te aconseja gritarle al viento cuanto quieres a los tuyos, grita. Si tu corazón insiste en que ayudes ayuda... si te pide la risa de tus hijos entregasela. Si te apetece dar ,da, si te apetece pedir, pide. Si te dice que vueles, vuela, y sobretodo siempre te dirá que disfrutes de las pequeñas cosas... Si te pide a gritos que le lleves algún lugar llévalo, si te pide un caprichoso dáselo. Si te dice que le entregues la máscara que llevas puesta, porque la gente te querrá por lo que eres, no por lo que quieren que seas, no lo dudes regálasela, él a cambió encontrará la felicidad que un dia escondiste y que sin saber porque se te olvidó el lugar.
Yo lo escuché, es un buen consejero, y cambió el rumbo de mi vida, él encontró mi felicidad, esa que un dia yo misma escondí. De todo lo que me dijo, lo que aun retumba en mi cabeza es...
- Por favor, no vuelvas a ponerme esa mordaza, que me volvió mudo durante tanto tiempo...
Es un cuento muy bonito porque esta hecho con mucha sensibilidad y sencillez. Enseña cosas tan importantes como que debemos escuchar al corazon en vez de escuchar al vecino o dejarnos llevar por las modas, las formas de vivir de otros etc. Felicidades al autor. Un beso Begoña