En nuestras vidas la flojera, el hastío, la pereza son sentimientos que muchas veces nos dominan. Tenemos el mal hábito de dejar que el tiempo se nos escurra. ¿Acaso los trabajos, tareas, estudio no lo dejamos para mañana o para el fin de semana?, y por esto, ¿Acaso no siempre nos falta tiempo? Llegada la noche anterior al día “X”, nos desesperamos, sin saber como hacer para terminar con lo que nos falta, volviéndonos locos y para colmo, en vez de aprovechar el poco tiempo que nos queda, nos la pasamos quejándonos de lo mucho que tenemos encima.
Nunca faltan las excusas para hacer las cosas a media caña. En mi caso, lo que mas me desanimaba era y es la preocupación por la situación económica de nuestro país. Veía y aun veo muchos profesionales haciendo taxi, trabajando de vendedores, subempleados o simplemente sin trabajo. Además, con la currícula que no me gusta, los cursos que nos obligan a llevar y los profesores que no saben llegar a los alumnos. Siempre repetía, ¿Por qué tengo que hacer esto, si el tema no me interesa?, ¡Me hacen perder el tiempo!, ¡ El profesor es un cargoso!, ¡La vaca ya no se acuerda cuando fue ternera!.
Todo esto me servían de excusa, para que haga las cosas de mala gana. Muchas veces he perdido de vista el camino que me trace hace unos años. ¿Cuántas veces habré querido dejar lo que estoy haciendo?, creo que no podría contarlas... Mis padres y amigos allegados son los mejores testigos...
Es cierto, muchos profesores nos dejan trabajos o nos mandan buscar información que nos parecen innecesarios, la universidad tiene sus defectos, la situación económica no ayuda, etc... ¿Pero que podemos hacer?. ¿Qué les parece mejor?: terminar maldiciendo al trabajo, a la universidad y vivir en nuestro mundo de desgracias construido por nuestras propias manos. Siendo un quejón mas del montón, terminando en la mediocridad... O salir adelante, enfrentando todos los obstáculos y tratando de aprender un poquito mas cada día, de lo que la vida nos ofrece, llegando a las metas que nos hemos trazado, llegando a ser un triunfador, un hombre con éxito y futuro.
Cada etapa de la vida tiene sus propias cosas, sus dificultades y tenemos que aprender a sobrellevarlas cueste lo que cueste. Aprovechar mejor el tiempo nos ayuda a aliviar la carga que tenemos sobre nosotros. No dejemos que la flojera nos seduzca, no dejemos que el tiempo pase en vano, ni que las responsabilidades nos agobien.
Tenemos que aprender a ser pacientes ya que no existen grandes logros que no sean el resultado de nuestro sudor y lagrimas. ¿Acaso creen que los grandes triunfadores de la vida, empezaron en la cima?, muchos de ellos fueron los mas pobres o los que la gente mas despreciaba, pero nunca se dejaron vencer. Y ¿Acaso no siempre caen los que llegaron fácil a la cima? Se dice que las grandes empresas familiares perduran difícilmente tres generaciones, por que la primera, trabajó, sufrió y perseveró por conseguirla, la segunda vivió el sufrimientos de sus familiares y siguieron con esa alma emprendedora, pero la tercera, se la llevó fácil, encargándose de derrochar el dinero y tiempo que sus dos generaciones anteriores construyeron con tanto sufrimiento.
Muchas veces la vida nos parece dura e injusta ya que no todos los que trabajan con empeño y paciencia alcanzan el éxito. Llegamos a pensar que el sol nunca reaparecerá en nuestras vidas, que no volverá a llover en nuestro desértico corazón...Pero hay que darnos cuenta que justo cuando la vida nos sonríe, la marea cambia y el éxito viene a nuestro encuentro, nosotros ya hemos dejado de luchar, ya hemos quitado las semillas para que puedan germinar con esa tan ansiada lluvia.
La adversidad es nuestra mejor escuela, recuerda siempre que las horas mas oscuras de la vida son solo un paso para el éxito. La oscuridad de esos momentos pueden hacer que nos cubramos los ojos, cuando el sol aparezca con todo su resplandor. Y que mejor remedio para curar nuestra heridas que la “acción”, con las manos, los pies y la mente ocupada en la tarea que está en nuestras manos, tendremos menos tiempo para el arrepentimiento, para los remordimientos. De esta forma el tiempo de espera para el amanecer se hace mas llevadero y hasta olvidamos que estamos a oscuras...
Además siempre hubo, hay y habrán cosas o sucesos que nos incentivan para seguir adelante. Tenemos que mantener nuestros ojos, nuestra mente y nuestro corazón bien abiertos, para no perder de vista estos pequeños detalles que son tan escurridizos... Cuando nos mantenemos tranquilos, sin ser agobiados por nuestra carga, somos mas susceptibles a los insignificantes detalles de la vida que nos conducen a la felicidad...
Recuerdo ahora a dos personas que me han enseñado cosas muy importantes en mi vida, no me había percatado de ello. Primero fue mi profesor de primaria en Japón, siempre me repetía la palabra “sukoshizutsu” (poco a poco). Cuando me desesperaba por que no entendía el idioma, cuando no podía conseguir amigos por la dificultad en la comunicación, cuando no veía mejoras en mis notas el siempre decía “sukoshizutsu”. La segunda persona fue la directora del centro de idiomas de la Universidad de Davis California insistía en las palabras “Hang in there” (persevera), nos decía pase lo que pase “Hang in there”. Recién ahora me doy cuenta del profundo significado que ellos les daban a estas palabras...