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Bondadosa

~~Todos salieron de casa por la mañana con prisas y sin fijarse en lo que dejaban detrás de la puerta al cerrarla. Cada uno de los miembros de la familia de los Martínez fue a sus respectivas actividades escolares y laborales. Volverían cerca de las cinco de la tarde.

Mientras tanto, dentro de la casa se había quedado el desayuno sin recoger, las camas sin hacer y una ventana abierta. Como cada ser vivo en este planeta tiene sus funciones diarias, una urraca que todas las mañanas pasaba por la ventana de los Martínez sobre las diez y media, vio que ésta estaba abierta.

~~Sin pensarlo mucho, se posó en el alféizar y oteó hacia el interior con mucho cuidado, por si algo o alguien le asustaba. Al comprobar que no se oía ruido alguno, de un salto se coló en el salón de la casa. Fue dando un paseo inicial de inspección por toda la vivienda, y de vuelta, algo en la cocina le llamó la atención.
 Un vaso de color verde con leche dentro estaba en la encimera aún algo templado, se subió al lado del vaso y comenzó a beber de él.
– ¡Qué rico!, – exclamó. Y siguió explorando el lugar.

Al rato vio en una de las habitaciones, un montón de juguetes desordenados y tirados por el suelo de múltiples colores y formas. Muy sagazmente concluyó que debía ser una habitación infantil, en la cual se detuvo bastante tiempo a jugar y observar, y más tarde a ordenarla.

Una vez finalizado su tiempo de observación dentro de la casa, la urraca satisfecha por lo que había descubierto, voló siguiendo su rutina diaria. Al día siguiente volvería a mirar hacia dentro de la casa.

La familia Martínez llegó a la hora estipulada cada día. Cada uno de los miembros fue a sus habitaciones a ponerse cómodos, pero algunos de ellos observaron que en determinados sitios de la vivienda había algunas cosas que ellos no habian realizado.

El desayuno estaba perfectamente recogido, las camas estaban hechas y la habitación de los niños estaba ordenada. No se acordaban de la ventana que habían dejado abierta y al verla, se asustaron, ya que cualquiera podría haber entrado a robarles en su ausencia, aunque no había sucedido eso, sino todo lo contrario, alguien les había ayudado.

Entre todos decidieron dejar abierta la misma ventana todas las mañanas, y para descubrir quien entraba también lo hicieron el fin de semana. Así fue como descubrieron a la urraca amable que recogía y ordenaba habitaciones, a partir de ese momento, empezaron a dejarle comida, y una camita en la ventana para que descansara de sus tareas cuando lo necesitara.

La urraca se sentía feliz por poder ayudar a una familia que andaba siempre con prisas, y se quedó a vivir con ellos. La bautizaron con el nombre de Bondadosa y fue la urraca más feliz del planeta, y curiosamente, la única urraca del mundo que no acumulaba cosas brillantes prestadas.

FIN

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