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Animalada en el huerto del tío fideo

En el huerto del Tío Fideo hay un agujerito en un tronco talado de una vieja encina que sirve de asiento al granjero.

Por aquí entran y salen las lindas Mariquitas y ¡mira por donde! allí se han instalado unos pájaros muy antipáticos dispuestos a robar su cómodo hogar a nuestras amiguitas.

Marita, la reina mariquita, está muy preocupada y después de mucho pensar ha tenido una idea. Todas las mariquitas en tropel se han metido en el hormiguero y las hormigas espantadas se han marchado por los túneles hasta las madrigueras de las serpientes. Estas muy molestas por los picotazos de las hormigas han salido y se han metido en las ratoneras para dormir. Los ratones al verlas, corrieron revolucionados por entre los tomates y lechugas. Los dormilones gatos del tío Fideo han saltado de sus cogines para dar caza a los roedores y los perros del vecino, que no simpatizan nada con los mininos, ladran por entre las calabazas. Los pájaros se defienden a picotazos y el tío Fideo se asoma asombrado por la ventana para asistir a una escena sin igual: gatos, perros, pájaros y ratones están destrozando su cuidado huerto.

     Al cabo de un buen rato, el tío Fideo aparece con un peculiar muñeco hecho con palos de escoba y paja; con sombrero raído y una camisa vieja de rallas; los ojos son dos grandes botones y la nariz de zanahoria. El recién llegado tiene un aspecto tan extraño que todos huyen despavoridos, incluidos los pájaros aterrados que prefieren buscar otro lugar menos habitado.

     Marita la mariquita está muy contenta, todo ha salido más o menos como pensaba y regresa con sus compañeras a su tronco de encina. Las hormigas recuperan su hormiguero y las serpientes vuelven felices  a su madriguera. Los ratones se esconden en las ratoneras y los gatos se acomodan perezosos en sus cogines. Los perros vuelven a su casa y el tío Fideo enciende su pipa de fumar sentado en el tronco de encina, haciendo volar a las diminutas y felices  mariquitas de entre sus dedos.

     Todo vuelve a la normalidad en el huerto del tío Fideo y el nuevo inquilino no molesta nada de nada; además sirve para que Marita dé lecciones de vuelo a las mariquitas más pequeños desde la punta de su nariz de zanahoria. ¡Hasta que un día....! ¡Pero eso es otra historia!...

¡Hasta pronto!          FIN

Datos del Cuento
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