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Categoría: Hechos Reales

***El AmOr De UnA aBuElA***

Lo mío es escribir cuentos de terror, pero en esta sera diferente, hace poco leí una historia que desperto en mi un interes emocional, y es porque me recuerda mucho a mi vida, lo que cuenta en breve la historia fue mi propia vida en la adolecencia, y queria compartirla con vosotr@s ya que se que algunos os vereis reflejados e identificados en ella.

Cada año, mi abuela Luz sembraba tulipanes en su jardín y los esperaba en la primavera con el entusiasmo de una niña. Bajo sus amorosos cuidados, florecían siempre en Abril, fielmente, y nunca la decepcionaron. Pero decía que las verdaderas flores que decoraban su vida eran sus nietos.
Yo, por mi parte, no estaba dispuesta a seguir su juego. Me enviaron a vivir con mi abuela cuando tenía 15 años. Mis padres vivían en el extrangero y yo era una joven con muchos problemas, llena de falsa sabiduría y de ira contra ellos por su incapacidad de manejar su ralación conmigo y de comprenderme. Era una adolescente triste, irrespetuosa, y me disponía a abandonar mis estudios.
La abuela era una mujer diminuta, en medio de sus propios hijos y de sus nietos, aún adolecentes, y tenía una belleza clásica, anticuada. Sus cabellos eran oscuros y elegantemente peinados, y sus ojos grises, vibrante. Destellaban con energía e intensidad. La gobernaba una extraordinaria lealtad a la familia y amaba tan profunda y sinceramente como un niño. No obstante, pensé que mi abuela sería más fácil de ignorar que mis padres.
Me mudé a su humilde hacienda en silencio; andaba malhumorada, con la cabea gacha y los ojos bajos, como una mascota maltratada. Me había aislado de los demás y me negaba a dejar entrar en mi mundo a cualquiera otra alma, pues mi mayor temor era que alguien descubriera mis vulnerabilidad secretas. Estaba convencida de que la vida era ardua lucha que se combatía mejor a solas.
No esperaba nada de mi abuela sino que me dejara en paz, y no pensaba conformarme con menos. Ella, son embargo, no renunciaba con tanta facilidad.
Comenzó la escuela y yo asistía ocasionalmente a clases; pasaba el resto de mis días en pijama, mirando aburrida el televisor, tendida en la cama. Sin darse por aludida, la abuela entraba en mi habitación todas las mañanas, como un rayo de sol no deseado.
"¡¡¡Buenos días!!!", canturreaba, abriendo alegremente las persianas de la ventana. Yo me cubría la cabeza con el cobertor y hacía como si no existiera.
Cuando salía de mi habitación, me asedia con una sarta de preguntas bien intencionadas acerca de mi salud, mis pensamientos y mis ideas sobre el mundo en general. Yo respondía mascullando monosílabos, pero ella no se desanimaba. De hecho, actuaba como si mis gruñidos sin sentido le fascinaran; escuchaba con tanta solemnidad e interés como si estuviéramos inmersas en una intensa conversación en la que le acabara de revelar un secreto íntimo. En aquellas raras ocasiones en las que ofrecía algo más que una respuesta de una palabra, juntaba alegremente las manos y sonreía, como si le hubiera hecho un gran regalo.
Al principio me preguntaba si sencillamente no entendía. Sin embargo, aun cuando ella no era una persona educada, yo sentía que tenía la viveza del sentido común que proviene de la inteligencia natural.
Se había casado a los 13 años durante la Depresión; aprendió lo que necesitaba de la vida al criar 5niños en un difícil momento económico, cocinando en restaurantes ajenos y finalmente abriendo uno propio.
Así que no hubiera debido sorprenderme cuando insistió en que apendiera a hacer pan. Yo era un fracaso tal con la masa que la abuela se ocupaba de esa etapa del proceso. Sin embargo, no me permitía abandonar la cocina hasta que el pan estaba en el horno. Fue durante aquellos momentos cuando ella desviaba su atención y yo contemplaba el jardín por la ventana de la cocina, que comencé a hablarle. Escuchaba con tal avidez que, en ocaciones, me sentía incómoda.
Lentamente, cuando advertí que el interés de mi abuela por mí no desaparecía con la novedad de mi presencia, me abrí a ella cada vez más. Comencé a esperar en secreto pero con fervor el momento de nuestra conversaciones.
Cuando finalmente las palabras llegaron a mis labios, no se detuvieron. Coemncé a asistír regularmente a clase y me apresuraba a regresar a casa cada tarde para encontrarla en la silla habitual, sonriendo y esperando oír un recuento detallado de las minucias del día.
Una tarde, durante el penúltimo año de escuela, entré corriendo y anuncié: "''Me nombraron directora del diario de la escuela!!"
Sostuvo el aliento y se tapó la boca con las manos. Más conmovida de lo que yo jamas podría estarlo, tomó mis manos entre las suyas y las apretó con fuerza. Miré sus ojos que destelleaban alegria. Dijo: "Me agradas tanto y estoy tan orgullosa de ti".
Sus palabras me estremeciéron con tanta fuerza que no pude responde. Estas palabras hicienron más por mi que mil te amo. Sabía que su amor era incondicional, pero su amistad y orgullo eran cosas que debían merecerse. Recibirlas ambas de esta mujer increíble me hizo comenzar a preguntarme si no habría, en realidad, algo agradable y valioso dentro de mí. Despertó en mí el deseo de descubrir mi propio potencial y una razón para permitir que otros conocieran mi lado vulnerable.
Aquel día decidí tratar de vivir como ella lo hacía: con energía e intensidad. De repente me invadió el deseo de explorar el mundo, mi mente y los corazones de los demás, de amar de una manera tan libre e incondicional como lo había hecho ella. Y me di cuenta de que la amaba- no porque fuera mi abuela, sino porque era una bella persona que me había enseñado a tener consideración con uno mismo y con los demás.
Mi abuela falleció en primavera, cerca de dos años después de haberme ido a vivir con ella, y dos meses antes de graduarme de la escuela.
Murió rodeada por sus hijos y sus nietos, que recordaban una vida llena de amor y felicidad. Antes de que partiera de este mundo, cada uno de nosotros se inclinó sobre su cama, con los ojos y el rostro húmedo, y la besamos con cariño. Cuando llego mi turno, la besé dulcemente en la mejilla, tomé su mano y le susurré; "me agradas tanto, abuela, y estoy tan orgullosa de ti"
Ahora, cuando me preparo para graduarme, pienso amenudo en las palabras de la abuela y espero aun que se sienta orgullosa de mi. Y yo seguire esforzandome para que nunca se decepcione de mí.
Datos del Cuento
  • Autor: Ely
  • Código: 10704
  • Fecha: 01-09-2004
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 6.57
  • Votos: 107
  • Envios: 5
  • Lecturas: 4793
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Comentarios


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5 comentarios. Página 1 de 1
Fraisy
invitado-Fraisy 23-10-2004 00:00:00

Bonita historia, que arte, que manera de escribir, felicito deberas a la autora de este relato tan fantastico, lleva amor en cada letras, cuando lo leí al terminarlo, enseguida me comunique con mi abuelita para darle las buenas noches y decirle lo que la quiero... FELICIDADES

aleli
invitado-aleli 20-09-2004 00:00:00

estos cuentos aberrantes son los que dan exito y ganancias a quienes manejan èsta pagina,por eso estan para ser leidos.Cuantas veces reclamaste tus cuentos,te lei suplicando que te los devolvieran,lo hicieron???? no porque cuando hablas de amor,de familia no sirven,como puede ser qe todavia tengas dudas?Lo morboso,lo degenerado,la pornografia,todo eso enriquece la pagina,aunque a muchos nos duela pero es la realidad,comparte con Ledo su idea,afectuosamente aleli

Pau 2
invitado-Pau 2 20-09-2004 00:00:00

EL AMOR DE UNA ABUELA (ELY) Cuánto me has hecho viajar con tu relato...El comentario anterior me trajo hasta aquí,lo que contaste de tu abuela me llevó hasta el recuerdo de la mía...y me invadió una profunda emoción...y pude sentir su abrazo apretadito con vaiven de los hombros,mientras repetía largos "Hooooola" y nos llenábamos de besos...y entre sus brazos me sentía siempre niña... Gracias Pau 2

NOELY
invitado-NOELY 19-09-2004 00:00:00

ESO ES LO QUE SE DEBE ESCRIBIR DE LAS ABUELAS ,CON REPETO Y AMOR ,NO LA MONSTRUOSIDAD QUE LEI HACE RATITO.......DE UN INCESTO.........ESO ES UNA COSA QUE NO DA NI GRACIA NI DEBE EXITAR Y MENOS ENTRETENER A NADIE.NO LO DEBERIAN NI PUBLICAR ES LO MAS HORROROSO QUE HE LEIDO PUES LAS ABUELITAS DEBEN SER ALGO SAGRADOOOOOOOOOOOOOOO PARA LOS NIETOS.

Lourdes
invitado-Lourdes 02-09-2004 00:00:00

Ely, me emocioné de verdad, te quedó muy hermoso. Describes de tal manera a tu abuela que siento que la quiero también. Felicidades. Lourdes

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